XV

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Abrí la caja con una sonrisa y, tomándome mi tiempo, rebusqué en el interior. Había un montón de cosas sin importancia aparente, reportes viejos y que realmente necesitaban deshecharse de lo ilegibles que eran.

—Verónica, ya... —Shikamaru me siguió, aún medio adormilado por lo que era más lento—. Me vas a meter en problemas con la quinta.

Reí un poco, burlándome de él para tomar la caja y alejarme aún más. Trepé por el rostro de Tobirama, hasta detenerme en la parte superior de su protector, para apoyarme y seguir rebuscando entre las hojas.

Algo importante tenía que sacar de esa caja, sino Tsunade no habría pedido que nadie se enterara de su contenido con tanta insistencia. No despertarías al ninja más flojo de la aldea para nada.

Quizás era algo muy vergonzoso.

Así que retiré velozmente todos los papeles que no tenían importancia, mientras Shikamaru iba de un lado para el otro intentando que ninguno se le fuera. Hasta que, de pronto, encontré algo que parecía importante, pero igual de viejo.

"Sujeto experimental 01", era el encabezado. Fruncí el entrecejo, pensando que todo eso de los experimentos ya me tenía hasta los... Bueno, muy harta.

Y viendo que reojo que Shikamaru ya se acercaba para arrebatarme la caja, tomé los pocos papeles que quedaban, arrugandolos para esconderlo dentro de mi camiseta antes de que se diese cuenta.

—¿Qué piensas que estás haciendo? —me regañó—. No hagas mi trabajo más difícil. Ah, que fastidio...

—¡Para que la próxima abras bien los ojos! —me carcajeé falsamente y, sin darle cara, huí de ese lugar, aprovechando que le sería más difícil seguirme en la oscuridad.

(...)

Lo que leí en esas hojas no paraba de darme vueltas por la cabeza, siendo eso lo único en lo que mi ocupaba mi mente, y ocuparía de aquí en adelante.

En cuanto llegué a mi casa, saqué las hojas y las extendí sobre la mesa, intentando quitarle las arrugas lo más que podía, antes de leer su contenido.

Venía escrito una especie de jutsu similar al que había leído tiempo atrás, con algunas pequeñas diferencias por aquí y allá. La foto del sujeto que venía adjuntada, como lo había sido en mi reporte, estaba tan maltratada por el tiempo que no se podía apreciar absolutamente nada en ella. Descarté esa hoja, sabiendo que no iba a poder sacar mucho de ella.

Las siguientes hojas eran reportes de este experimento, la mayoría había perdido la fotografía del sujeto, pero podía observar las irregularidades del jutsu realizado al pasar el tiempo. No estaban todos los reportes, por supuesto; desde el primero se habían saltado al número 24, y de ahí al 39, y de esa forma, cada vez las hojas estaban menos maltratadas y amarillentas, ilustrando su cercanía con el presente.

—¿Verónica? —sin ningún tipo de aviso, la voz de jiraiya interrumpió mi concentración.

Sentí a mi alma ser arrancada de mi cuerpo y, a causa de mi torpeza y el gran susto que me había metido, tropecé y terminé volcando todos los papeles del suelo.

—¡Avisa, maldita sea! —exclamé, recuperandome de los diez mini infartos que había tenido en un segundo.

Apenas había evitado caerme yo también, al sostenerme con mi mano de la mesa donde antes había apoyado los papeles. Y viendo el desastre que ocasioné con todos los papeles, me agaché a juntarlos, con un poco de la ayuda de Jiraiya.

—Lo siento, es que habías dejado la puerta abierta y pensé... —habló, deteniéndose a mitad de la frase al ojear los papeles que sostenía—. ¿Qué es esto?

¡¿Cómo llegué aquí?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora