ALÓ.
Solo para recordar que llevo escribiendo esta madre dos años. Bais.
(Perdonen si hay alguna falta ortográfica. Por favor, avisenme en un comentario para arreglarlo).
(...)
—¿Qué demonios haces en mi clóset, Kakashi? —le miré extrañada, con el entrecejo levemente fruncido mientras sostenía la puerta del mueble.
—Oh, que cosas, ¿no? ¿Cómo habré llegado aquí? —sonrió despistadamente.
—¿Es esto alguna clase de señal que me quieras dar? —alcé una ceja, observando como salía de mi ropero tranquilamente.
Déjenme explicarles mejor la situación.
Sucede que, a primera hora de la mañana, me vi obligada a separarme de mis mantas y dirigirme de inmediato a algún campo de entrenamiento. Con la premisa que me dio Jiraiya, mi mayor oportunidad para tener de regreso mi brazo era aprender a realizar jutsus sin manos.
En teoría no era imposible. Ya todos sabemos que el señor manco (cof, cof, Sasuke) tuvo que aprender a realizar jutsus con una mano. Además de que, indagando un poco, es de conocimiento general que las señas sirven para conectar la energía física (el cuerpo) con la energía interior (chakra).
Yo no tengo cuerpo.
Literalmente lo que llamaría "cuerpo", es una figura creada enteramente de chakra. Y si he sido capaz de hacer jutsus hasta ahora con las señas, debería de manejarse completamente igual para mí sin ellas. Por lo que llegué a la conclusión de que esto ya se trataba de una traba mental mía, producto de que me acostumbré a hacer tanto las señas.
Por lo que, después de diez minutos de arduo entrenamiento y dos horas mirando a la nada, me di por satisfecha por hoy y me retiré del campo de entrenamiento.
Me dirigí de inmediato al hospital de Konoha, donde todavía tenían a Naruto confinado. No podía evitar sorprenderme de que las enfermeras pudiesen retener al rubio por tanto tiempo, pero al pobre le daban síntomas de abstinencia si no comía ramen, así que yo le hacía el favor de llevarle y comer con él de vez en cuando.
Algo curioso es que, a pesar de que Naruto había mejorado casi por completo y Sasuke no tenía ni cicatriz por lo que había pasado, Sakura aún no había despertado. No sabía cómo sentirme al respecto.
Meditando en qué me podría afectar eso en un futuro y pensando a la vez en qué voy a desperdiciar toda mi tarde, me regresé tranquilamente a mi casa.
Hasta que mi tranquilidad se esfumó al detenerme frente a mi puerta, y sentir dentro de mi casa dos presencias. Sus chakras caóticos indicaban que estaban en medio de una pelea, pero lo que me causaba confusión es que no se escuchaba absolutamente nada, ningún mínimo sonido.
Tomé el pomo de la puerta rápidamente, intentando descubrir qué es lo que estaba ocurriendo. Pero, cuando entré, una de las dos personas que estaba ahí había logrado escapar.
Y mi casa estaba aparentemente sola ahora.
Alcé una ceja, preguntándome en concreto dos cosas: En primera, ¿Kakashi creía que era alguna clase de despistada, y no me daría cuenta de que habían irrumpido en mi casa? Y en segunda, ¿hasta en qué momento piensa salir de mi clóset, en el caso de no darme cuenta?
Estuve al pendiente unos momentos, queriendo observar qué hacía en adelante, pero cuando oscureció y el pobre aún no salía del armario, tuve que ceder.
Entonces regresamos al principio.
—Entonces, ¿me vas a decir qué haces dentro de mi casa? —pregunté, intentando aguantarme la risa.
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¡¿Cómo llegué aquí?!
Fanfiction¿Qué cómo llegué a este lugar? Oh, yo te puedo contar todo lo que quieras. ¿En serio lo quieres saber? ¿Sí? Es una historia un poco larga, ¿eh? ¡Oh, bien! ¡Si tanto así quieres, por mí no hay problema! Todo empezó una noche que... Espera, me...