-Ten, tienes que comer algo para reponer fuerzas -la abuela Chiyo comentó, trayendo en sus brazos una bandeja y un platito de avena en ella.
La dejó sobre mis piernas, donde el vapor ascendía tibio hacia mi rostro. Tenía acomodada la cuchara del lado izquierdo del plato, nada se extrañar por lo considerada que era la abuela desde que llegué.
Me había tranquilizado y ofrecido su hombro. Después me informó de la situación, los de Konoha mandaron algo de ayuda y, en cuanto llegaron tres ninjas desconocidos para ella, volvieron a partir en busca de su Kazekage.
-¿Necesitas ayuda? -Neji estaba sentado a mi izquierda, haciéndonos compañía a mí y a la desvanecida TenTen.
Por lo que me habían contado, ambos fueron envenenados durante su pelea contra Sasori. Neji en menor medida, por ello siempre se negaba cuando Chiyo le ofrecía que descansara en una camilla y prefería quedarse en esa silla a un lado de nosotras, para que otro ninja herido de Suna pudiese ocupar la camilla.
-No, gracias. Comeré después -le contesté sin muchas ganas.
Tomé la bandeja con la mano izquierda (ni modo que con la derecha, ¿no?), y la dejé en la mesita que estaba a un lado de la camilla.
Realmente no sentía ganas de comer, como si mi garganta se cerrara por completo y me esófago tirara de mi estómago, ocasionandome unas horribles ganas de vomitar algo que ni siquiera había ingerido.-Bien.
-Bien.
Neji no era muy bueno sosteniendo una conversación, déjenme aclarar. Pero a veces me ayudaba de olvidarme de esa sensación extraña que sentía cada que intentaba mover el brazo derecho, la abuela Chiyo le llamaba "dolor fantasma".
Yo no terminaba de entender la lógica detrás del porqué el brazo me seguía doliendo, aún cuando no estaba ahí.
A veces me gustaba imaginar que despertaba en mi mundo, tras desvelarme de un largo maratón de alguna serie, envuelta con mis sábanas y la tranquilidad que solo conseguía en mi habitación.
Ahora, sobre todo, me negaba a aceptar que toda una extensión de mí había desaparecido.
No me podían pedir que simplemente aceptara que toda una parte de mí ya no estaba.
-¿No tienes sed? -de nuevo, Neji me interrumpía cada vez que observaba que me perdía en mis pensamientos.
-Ojalá que sí -comentó Sakura, entrando a la habitación con un vaso de agua y un medicamento en la otra.
Aún era incómodo hablar con ella y todavía sentía que me miraba con cierto recelo de vez en cuando, pero aún así era amable cuando me venía a entregar medicina para el dolor.
Se acercó a la mesita para verter la medicina en el vaso de agua y revolverla, para después entregarla. Otra vez sentí esa sensación de malestar en mi garganta; la última vez, habían tenido que inyectarme porque verdaderamente vomité la medicación y tiempo después no soportaba el dolor.
Pero esta vez, antes de decir algo, un escándalo se empezó a escuchar en los pasillos del hospital.
-¡¿Dónde está la abuela Chiyo?! - la voz de Naruto era la más ruidosa. También venía Lee con él, gritando a todo pulmón.
Intenté ponerme de pie de inmediato, pero Neji me detuvo.
-Quiero asegurarme de que esté bien -le supliqué con una mirada.
Quiero dejar de sentirme una inútil por no poder salvarlo.
Quería desahogarme de esa culpa que no me dejaba comer.-Lamentablemente tú no podrías hacer nada más que estorbar allá -Sakura comentó son cizaña, dejando mi medicina a un lado y dirigiéndose afuera de la habitación para atenderlo.
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¡¿Cómo llegué aquí?!
Fanfiction¿Qué cómo llegué a este lugar? Oh, yo te puedo contar todo lo que quieras. ¿En serio lo quieres saber? ¿Sí? Es una historia un poco larga, ¿eh? ¡Oh, bien! ¡Si tanto así quieres, por mí no hay problema! Todo empezó una noche que... Espera, me...