XXI

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Publicar en la madrugada es mi pasión.

Les doy un gran agradecimiento a quienes me hacen el favor de comentar mis errores ortográficos, les amo como no tienen idea.

(...)

Realmente, no sabíamos qué estaba pasando. Habían pasado dos días en los que se habían mantenido constantemente vigilándonos, incluso durante la noche se mantenían cerca del lugar, generándome una gran sensación de incomodidad espeluznante. Suna estaba lo suficientemente lejos para tardar otra semana en llegar al paso que íbamos, pero no nos podíamos apresurar más dado que se darían cuenta de nuestras intenciones. Por mientras, lo mejor era seguir haciéndonos tontos como lo habíamos estado haciendo.

No sabíamos exactamente lo que querían conseguir esos dos, podía ser algo tan simple como información o, de tratarse de ANBUS bajo el mando de Danzou, mantenerme bajo la mira, por lo que no debía hacer ninguna demostración de poder (y no es que tuviera porqué hacerla, ciertamente), ni tampoco algún movimiento que deje ver que sé sobre lo que estaba ocurriendo.

—Se han sumado otros tres —le comenté a Kakashi antes de bostezar. Eran al rededor de las 6 de la tarde, pero estaba lo suficientemente cansada como para no alarmarme al respecto. Parece que los últimos días había pescado un resfriado; nada grave mientras no se trate de alguna extraña enfermedad que solo exista en la tierra de osos, que además no cuente con ninguna cura (que con mi suerte, no lo dudaba).

—¿Se han juntado con los otros dos?

—No, están completamente en el lado opuesto. Si queremos seguir avanzando nos los toparemos —le comenté, quejosa, mientras volvía a acomodarme para dormir un poco, aunque sabía que no serviría de mucho—. Creo que estos sí planean atacarnos, son muy obvios al respecto y están demasiado cerca —terminé de informar. Kakashi lo pensó un momento antes de decir algo.

—Por lo que están esperando el mejor momento para atacar, lo más probable es que lo hagan antes del amanecer.

—¿Por qué en la mañana? —pregunté, sentándome en la cama para voltear a verlo bien. Él no se despegaba de su famoso libro, estaba segura que era como la octava vez que lo releía.

—Es cuando la mayoría de personas tienden a tener la guardia más baja. Si ellos no saben lo que estamos haciendo, es mejor irse por lo seguro. Esperarán a que estemos cansados o, en todo caso, no hayamos despertado aún.

—Entiendo —asentí, asegurándome de recordar sus palabras ya que podrían ser de utilidad—. Pero por lo que sabemos, parece que les funcionará.

—Entonces nos moveremos primero —propuso de inmediato.

Le miré como si hubiese enloquecido de repente. Tenía esa mirada calmada aún en su rostro, pero sabía que en su mente cruzaba uno de esos alocados planes que casi nunca ponía en práctica.

(...)

—No, no, no. Absolutamente no —negué una vez que él me había explicado todo el plan a detalle. No era que no confiaste en las capacidades de Kakashi, pero...

—Es la mejor oportunidad que tenemos en esta situación.

—No voy a dejar que hagas de carnada.

... Pero el principal problema, es que los "alocados" planes de Kakashi, en su mayoría, consistían en él arriesgando su cabeza por los demás.

—No voy a hacer de carnada, Verónica —me siguió cuando me di la vuelta y avancé a otra habitación. Yo suspiré sin quererlo escuchar, sobretodo cuando él seguía conservando el tono tranquilo y desinteresado en la voz.

¡¿Cómo llegué aquí?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora