Catorce

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Después de aproximadamente dos horas de subir y bajar el árbol una y otra vez, voltee a ambos lados, decidida a escaparme para seguir mi propio entrenamiento. Unos árboles más alejados de mí, Sasuke y Naruto se encontraban peleando (probablemente de algo sin importancia), además de que Kakashi se fue hace unos minutos, así que miré la oportunidad perfecta y me moví sigilosamente, adentrándome más en el bosque.

Me desplacé en el suelo para evitar hacer ruido al brincar de rama en rama. Y, al llegar a un arrollo, me aseguré de que nadie me estuviese siguiendo.

Últimamente he estado practicando para dominar una nueva técnica que, creo yo, me servirá bastante en un futuro.

Concentré un poco de chakra en uno de mis brazos, así como leí en algunos de los libros que explicaba la gran fuerza de Tsunade, pero en lugar de utilizarlo en desarrollar fuerza (tal como lo hizo ella y Sakura), comencé a mover el brazo a una mayor velocidad, así como lo hacía el Raikage.

A decir verdad, es una técnica más difícil de dominar de lo que parece. Aún no le he podido aplicar en combate, y ni siquiera lo he podido utilizar al aire libre, dado que es una técnica que no le pertenece a nuestra villa y era demasiado complicada para que un simple genin la aprendiese. Así que, ahora que estaba aquí, planeaba ponerla en práctica hasta dominarla completamente.

Practiqué durante horas, hasta que sentí el cuerpo acalambrado y observé que el sol bajaba. No sabía si se habían dado cuenta de mi ausencia, pero esperaba que no fuese así.

Regresé directamente hacia la casa de Tazuna, donde, al abrir la puerta, me encontré con Kakashi descansando mientras leía su famoso libro.

—Oh, ya regresaste —él no se molestó en apartar la mirada de las páginas que leía.

Yo me adentré más en el hogar, deteniendome un momento a cambiarme los zapatos para pasar. Después alcé la vista, intentando encontrar a alguien más, pero fue en vano. Parecía que la casa estaba vacía.

—Kakashi, ¿dónde están los demás? —pregunté curiosa.

—Tazuna está en la construcción. Tsunami e Inari fueron de compras —respondió de forma simple, sin prestarme atención.

—Oh... —asentí—. Pero, ¿dónde están Naruto y Sasuke? —pregunté al tampoco verlos. Él separó por primera vez de su libro, para voltearme a ver a mí.

—Entrenando en el mismo lugar del que acabas de llegar.

—Ah... S-sí, sí es cierto —reí nerviosamente—. L-lo siento, se me había olvidado.

Él cerró el libro entre sus manos, tirandolo en la mesa frente al sofá donde estaba sentado, pero sin perderme de vista.

—No estuviste con ellos durante la tarde, ¿verdad? —preguntó tranquilamente.

—Sí estuve, pero no me di cuenta porque estaba muy concentrada entrenando —mentí con una sonrisa en el rostro—. No me separé de ellos en ningún momento.

—El clon que mandé para vigilarlos no dice lo mismo —me contestó, y yo miré caer mí mentira en pedazos.

—¡¿Mandó un clon para vigilarnos?!

—No, pero tu reacción me dice que yo tenía razón.

Mis ojos se expandieron, dejando ver mi clara expresión de sorpresa.

Esa no me la esperaba.

—Tienes muchas cosas que explicar, Verónica.

16/01/2019.

¡¿Cómo llegué aquí?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora