—Entonces, ¿ya tienes todo listo, Shikamaru? —pregunté desde la entrada de una especie de habitación, de una casa de madera que había construido Yamato para que nos quedaramos por la noche—. ¿No tienes que... preparar algo más, por ejemplo?
—No —negó de inmediato, mientras acomodaba sus cosas para dormir—. Ya tengo todo preparado.
El problema que me surgía ahora era que el bosque de los Nara no iba a estar cerca durante esta misión. Shikamaru, además, no había preparado nada, así que ahora mi preocupación radicaba en la diferencia de circunstancias con las que contábamos.
Asentí a su respuesta, sin estar verdaderamente convencida, y salí del cuarto.
—No creo que esté listo —le susurré a Kakashi, que me esperaba una vez fuera—. Y sin embargo, para mí es difícil conseguir llegar a las circunstancias para matar a Hidan de la misma forma en la que Shikamaru lo hizo. Es más, ni siquiera tengo su jutsu de sombras —suspiré, mientras seguía avanzando hasta llegar a la siguiente habitación.
Esto de pensar no se me da.
—¿No habías usado algo parecido la vez que te encontré en la prisión de Konoha? —preguntó él, con una mano en la barbilla—. Estoy seguro de que ví al ninja paralizado...
—Ah, eso —recordé—. No es para nada igual. De hecho, fue un fraude —sonreí. Kakashi de inmediato comprendió lo que había hecho esa vez—. Solo aproveché la luz del lugar, para hacer parecer que proyectaba mi sombra sobre él.
—Pero sobre la parálisis...
—Fue un truco —me alcé de hombros, recordando el momento—. La mayoría de ninjas en Konoha conocen los efectos de su jutsu secreto. Entonces, si te encuentras en esa situación, débil porque era a la única persona de la cuál había tomado chakra cuando estaba vacía, por la presión cualquiera podría llegar a pensar que en serio no puede moverse.
—Usaste el reconocimiento del clan Nara a tu favor, para conseguir que se confundiera... —apuntó él, tal vez un poco orgulloso—. Pero no te iba a funcionar por mucho tiempo.
—Por eso estaba a punto de huir —le apunté con mis dedos, sonriendo—. Claro, después llegaste tú y mi fantástico plan se fue a la basura.
—No puede llamarse "fantástico" cuando tenía tantos fallos.
—Shhh, el punto es que funcionó —me senté en el suelo de madera, preparándome para descansar—. Me pregunto quién era ese ANBU. Nunca lo sabremos —Kakashi asintió lentamente, como si conociera algo que yo no—. No me digas, ¿era Yamato?
—No puedo decir la identidad secreta de un ANBU —murmuró él—. Pero tú suposición puede que no esté incorrecta.
—Eso es demasiada coincidencia —sonreí un poco, extrañada—. Si es así, creo que no me va a querer entrenar, ¿verdad?
—No necesitas que él te entrene.
—Bueno, eso también es cierto —terminé por recostarme en el suelo, intentando relajarme—. No cualquiera estaría dispuesto a cortarme las manos, ¿no es así? —bromeé. Él suspiró resignado.
—Ya es tarde, descansa —se levantó, y se dirigió a la salida de la habitación.
—Sí. Buenas noches.
(...)
Solté un largo suspiro, bajando la cabeza.
—De todas formas vivir está sobrevalorado —murmuré, sintiendo el peligro cerca.
—Shhh, tenemos que ser sigilosos —Naruto me regresó en voz baja.
—No puedes decir que eres sigiloso, si usas un traje naranja fosforescente.
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¡¿Cómo llegué aquí?!
Fanfic¿Qué cómo llegué a este lugar? Oh, yo te puedo contar todo lo que quieras. ¿En serio lo quieres saber? ¿Sí? Es una historia un poco larga, ¿eh? ¡Oh, bien! ¡Si tanto así quieres, por mí no hay problema! Todo empezó una noche que... Espera, me...