Día 80 (pt 3)

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H A Y E S  P O V

Con el traje nuevo al hombro, abro la puerta de mi casa. No doy ni tres pasos cuando escucho la voz de mamá como si fuera a regañarme o reprocharme algo.

- ¡HAYES GRIER!

Me paro en seco, tratando de recordar que fue lo que hice mal para que me reciba gritando.

(- Quizá sólo quiere saber si el vestido de Stassie es bonito o por qué no le habías dicho que irías con ella al baile.

- Es lo más probable.)

En el recibidor veo a mamá, bajando las escaleras con su celular en mano y una visible molestia.

- Hayes, ¿Por qué no has hecho tus maletas?- la miro con confusión. ¿De que maleta habla? Pone los ojos en blanco y se lleva las manos a la cabeza, en señal de que realmente está molesta conmigo.
- ¿Acaso te olvidaste de las vacaciones? Nos vamos a Alaska mañana en la madrugada. Por eso hoy fuimos de compras.

Cierro los ojos y me golpeo la frente, había olvidado todo el asunto del viaje. Mi cerebro piensa en alguna excusa para no ir, porque si le digo que no quiero, me mataría o algo cercano a eso. Me pongo un poco nervioso, trato de deshacer el nudo que se formó en mi garganta y está claro que no tengo un argumento valido y convincente.

- Bueno...- balbuceo- Lo que pasa... es... que.. yo... no quiero ir- finalizo rápidamente.

La cara de mamá no muestra expresión alguna, y sinceramente no sé si es algo bueno o debería empezar a correr por mi vida.

- ¿Qué? Habla bien por favor, no entiendo que es lo que me quieres decir.

Lleno mis pulmones de aire y lo suelto todo. Debo tener el valor de decirle que no puedo ir; más bien, que no quiero ir.

- Mamá, no quiero ir de vacaciones con ustedes.

Mamá frunce las cejas a más no poder, su piel lentamente comienza a palidecer. Creo que no se lo tomó como yo esperaba que lo hiciera.

- Cariño, deja de bromear y ve a empacar.

Tengo que ser honesto, estoy temiendo por mi vida.

- Mamá, no estoy bromeando, realmente no quiero ir de vacaciones con ustedes.

- ¿Por qué?- pregunta desafiantemente.

- Bueno...- inventa algo Grier- Es que... no tengo ganas de viajar, es todo- gran excusa Hayes.

Mamá entrecierra los ojos, es claro que está sospechando algo.

- ¿Seguro?

- Si.

Mamá espera que le diga algo más, pero me mantengo en silencio, esperando que acepte que no iré a Alaska.

- ¿Seguro?- vuelve a preguntar.

Carraspeo molesto y asiento con la cabeza. Mamá aprieta un poco el celular antes de preguntar:

- ¿Seguro que no es por una apuesta?

La bolsa del traje que yacía en mis manos pasa a estar en el piso. Puedo apostar a que estoy pálido y siento unas ganas de vomitar. El aire que entra a mis pulmones no me es suficiente, el suelo se mueve y la cara de mamá expresa más que molestia.

- Es por eso ¿cierto?

Pregunta y saca una hoja de papel del bolsillo trasero de su pantalón.

Sigo en shock, no soy capaz de moverme ni de articular palabra alguna. Enfoco la mirada en las manos de mamá... la hoja doblada y arrugada, de raya, donde algún idiota anotó las reglas. Lentamente la desdobla y comienza a leerla;  hay decepción en sus ojos y en su voz.

- No puede enterarse de la apuesta, acostarse con ella (en ambos sentidos)

Las manos me sudan y siento un vacío en el estómago. Como puedo recojo el traje, mamá sigue leyendo con esa mirada dolida y la decepción en su voz se hace cada vez más grande conforme sigue leyendo las estúpidas reglas. Se siente defraudada.

- Hayes, tienes cinco meses para lograr enamorarla. Cuando se termine el tiempo, tienes que romperle el corazón, de un modo u otro tienes que hacerla llorar- tiembla su voz- No te enamores de la apuesta, ella se tiene que enamorar de ti- levanta la mirada, sus ojos están cristalizados y lágrimas amenazan salir de ellos- ¿Eres capaz de mentirle a todo el mundo por una jodida apuesta?-dobla la hoja con sus manos temblorosas- ¿Ya pasaron esos cinco meses?

Niego con la cabeza sin levantar la mirada del piso, no tengo el valor para ver a mi madre.

- ¿Qué te falta conseguir?

- Acostarme con ella- murmuro.

- ¿Y cuanto tiempo tienes?

- Menos de dos semanas...

Cierra los ojos por unos segundos mientras se limpia las mejillas.

- Recuerdo haberte dicho que se veía como una buena chica, que no jugaras con ella; te di consejos para enamorarla, no para ganar una apuesta- sin aviso, más lágrimas salen de sus ojos.

Siento un peso enorme en mis hombros, la culpa se concentra en mi.

- ¿Qué es lo que piensas hacer?- me reclama, enojada, triste, decepcionada; con los brazos a los costados- ¡Claro! Ir al baile de graduación con ella y romperle el corazón mientras bailan la canción más romántica del mundo... déjame decirte que estas perdiendo a la mejor chica que vas a encontrar en tu vida. Es la única que realmente me agrada, es la persona más carismática que he conocido y es la única que Nash ama, al igual que tu padre y yo. Dime ¿Qué pasará si ella se entera, o cuando tu padre y Nash lo hagan?

¿Cuándo ella se entere? Odiarme, de seguro y probablemente golpearme hasta que muera. ¿Nash? Estoy casi seguro que haría lo mismo que Stassie. ¿Papá? No tengo ni la menor idea.

- Respóndeme algo Hayes, se totalmente honesto ¿sientes algo por ella?

Levanto la vista y miro a mamá. Me cuestiono a mí mismo si Stassie me gusta. ¿Me gusta o no me gusta?

(- No. no te gusta, recuerda la apuesta.

- Al diablo la apuesta, sí me gusta.

- Claro que no, ¿por qué habría de gustarte alguien como ella? Tan sólo recuerda que su cuerpo no es la gran ciencia.

- A la mierda eso, sólo recuerda su hermosa sonrisa, en las tonterías que ambos hacen y que tanto amas, en la forma en la que su cabello se mueve cuando camina, en la forma en la que eres con ella. En lo feliz que te sientes cuando ella está a tu alrededor.

- Buen punto. )

Me encojo de hombros, porque en realidad no sé si siento algo por ella o si sólo me estoy obligando a no sentir nada. Mamá se acerca a mi, toma mis manos y deposita en ellas la hoja.

- Hayes, espero que algún día entiendas que la vida no se trata de apostar y conquistar a las chicas.

Diooos verdad que no esperaban eso? 🌝

100 días para enamorarlo ||Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora