Día 64

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- ¡Fred!- grita Katty por séptima vez- ¡apúrate o te dejo y te vas solo!

Fred sale de su casa y corre hacia el carro; notamos su agitada respiración y los litros de loción que se ha hechado.

- Perdón, estaba hablando por teléfono con la chica de ayer; la invité a salir.

Volteo a verlo un poco sorprendida y Katty hace lo mismo.

-¿Escuché mal o dijiste que la invitaste a salir?- lo interrogo.

Dice lo más serio que puede.

- Escuchaste bien, la invité a salir.

Katty da un grito de felicidad y un pequeño salto en su asiento, que provoca que se pegue en el techo del carro y que suene el claxon. Me tapo la boca para evitar reírme mientras ella se soba la cabeza y se queja. Katty pisa el acelerador y le sube el volumen a la radio.
Hora y media de viaje escuchando la pésima música de Katty.

Para cuando llegamos, una pompi se me ha dormido y la cabeza me duele por escuchar música pop durante todo el camino. Busco a Hayes, Fred a la chica que invitó. Estoy feliz por él.

Unas manos cubren mis ojos... ¿un ladrón queriéndome secuestrar? Regreso a la realidad porque ningún ladrón tapa los ojos con delicadeza. Pongo mis manos sobre ellas; lleva puesto un reloj en la muñeca. No seas tonta, tú sabes muy bien que Hayes siempre usa reloj de muñeca.

Quita sus manos de mis ojos y me doy la vuelta para verlo de frente.

-¿Cómo sabías que era yo?- pregunta.

- Pues... ¿quién es la única persona que conozco que usa reloj de muñeca.

- Cualquier persona podría hacerlo y sería una coincidencia que encontraras a esa persona- dice y pone una cara de autosuficiencia.

- Sólo sé que eras tú y punto.

Me da un beso en la mejilla y sonrío. Se pone a mi lado y veo a Fred hablando con la chica, se acerca a ella y le da un beso en la mejilla; coloca su brazo en los hombros de ella. Katty está sacando fotos de todo lo que hace Fred.

- Al parecer, Fred ha encontrado a una chica- dice Hayes- Ya era hora.

Le doy un golpe en el brazo.

- Es nuestro amigo, no lo molestes.

Todos nos reunimos para ponernos de acuerdo en qué haremos todo el día. Hay mucha más gente que ayer. El sol sigue iluminando a pesar de que son las seis de la tarde.

-¿Por donde vamos a empezar?- pregunta Nash.

-¿No es mejor que cada quien vaya por su cuenta?- sugiere Fred.

-Creo que Fred tiene razón- opina Nash- Nos vemos aquí en una hora exacta.

- Estoy en contra- expresa Joanna.

- Yo igual- la apoya Claudia.

- Yo digo que es una buena idea- dice Hayes- ¿Quién me apoya?

Fred, Katty, Nash, la aún no novia de Fred y yo levantamos la mano.

- Creo que tú y yo tendremos que divertirnos por nuestra parte- le dice Joanna a Claudia, quién suelta un "ya qué".

Nos separamos, Hayes me toma de la mano y corremos sin rumbo fijo. Llegamos al lago; el sol aún se asoma a lo lejos. Hay una escalera de madera, angosta, con gente bajando y subiendo, que lleva del muelle al lago. Me detengo para mirar a Hayes.

-¿Por qué te detienes?- pregunta confundido.

Ahora entendía por qué Fred dijo que cada quien por su lado. Ese era su plan.

100 días para enamorarlo ||Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora