En éste capítulo habrá un acercamiento con Diego como su posible su mejor amigo, no como su chico.
Luego de despedirte de Grace, te quedaste a solas en tu dormitorio. Más tarde en la noche si bien te encontrabas recostad@ en tu cama, estabas entretenid@ leyendo uno de los libros que habías tomado de la biblioteca de la Academia, pues todavía no sentías suficiente sueño como para quedarte dormid@.
Por estar aún despiert@ pudiste escuchar el golpeteo suave en la puerta, te preguntaste quién podría ser a esa hora. Te incorporaste confundid@, de tratarse de Grace eventualmente entraría, como ya otras veces lo había hecho durante esos días. Pero no, otro golpeteo lo siguió. Con curiosidad te acercaste a abrir la puerta, y te encontraste con Diego.
El Número Dos se mantuvo en silencio observándote, intrigándote aún más por saber por qué estaba allí tan tarde en la noche.
—Diego, ¿qué sucede? —le preguntaste, al cabo de unos segundos.
—Yo...solo...
No sabías si era porque le costaba expresar lo que quería decir, por su dificultad al hablar, o le daba pudor expresarlo una vez que estuvo allí. De todos modos, decidiste invitarlo a pasar.
—Entra, ya que no podemos dormir, ¿qué te parece si platicamos por un momento? —le ofreciste una sonrisa amable, para que no se sintiera intimidado o incómodo.
Al principio pareció dudar, pero finalmente por algo había llegado hasta allí, para conocerte un poco más. Por esto ambos entraron a tu habitación, y tomaron asiento al borde de la cama, manteniendo el silencio por un momento más.
—¿Hay algo que te esté preocupando? —le preguntaste finalmente.
—No, no —negó repetidas veces con su cabeza—. Solo quería saber si estabas bien. Con todo este cambio, y que algunos fuimos... —frunció sus labios, no pudiendo reconocerlo abiertamente, pero en un principio no te había tratado muy bien.
—Sí, a veces eres bastante testarudo y rudo con los demás, pero no te preocupes —le dijiste, palmeando su hombro para que notara en parte lo decías como broma.
—Gracias por tu sinceridad... —mencionó, mirándote de reojos, podía notarse el sarcasmo en su agradecimiento, y por esto reíste, para negar de inmediato.
—Perdón, no era mi intención que se escuchara de ese modo —le aseguraste con sinceridad—. Lo que quería decir, es que entiendo que para ti también haya sido difícil al principio. Tener que tratar con alguien que después de tantos años se unía a la familia, al equipo...
—Sí, lo fue para todos —admitió, aunque ya sabías eso por cómo había reaccionado los primeros días de conocerse—. Sin embargo, me disculpo si te hice sentir mal en algún momento.
—Gracias, Diego, es muy amable de tu parte.
—Tal vez ya debería irme —sugirió, incorporándose.
—Hey no, quédate un momento más —lo detuviste, ya que de todos modos él tampoco parecía estar con sueño—. ¿Qué te parece si hacemos un juego? —le propusiste.
—¿Un juego? —preguntó, intrigado.
—Sí, ¿alguna vez has jugado verdad o reto? —te acomodaste mejor contra la pared apoyando tu espalda en uno de los tantos almohadones, ofreciéndole otro a Diego para que volviera a sentarse a tu lado.
—Lo conozco —asintió, aceptando tu propuesta de tomar asiento una vez más junto a ti—. ¿Quieres jugar a verdad o reto?
—Sé que preferirías andar lanzando navajas por ahí, que estar jugando con tu herman@, pero creo serviría para conocernos más. ¿Qué te parece? —le explicaste, realmente estabas interesad@ en conocerlo un poco más a él.
—Si ese es el caso... —no quiso demostrarse demasiado entusiasta al aceptar, pero sí lo estaba para poder conocerte—. Me parece una buena idea.
[...]
Las preguntas para Diego fueron aportadas por algunas de mis amistades, gracias a ellas. Sin embargo, aún pueden comentar qué preguntas le harían a Diego ya sea como su mejor amigo o su chico, para utilizarlas en un futuro.
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Mi vida con los Hargreeves
FanfictionVerás esto y probablemente pensarás, "Oh no, otra típica historia de T/N con los Hargreeves. Como la más poderosa, inalcanzable, invencible, que todos aman, y está con Dios y el Diablo..." Pero, lamento decepcionarte si eso pensaste, no es tan así. ...