Capítulo 18: Un secreto de 3 (Diego)

19 4 0
                                    

Este capítulo se corresponde a la ruta de Diego como tu chico.

[...]

Durante siguientes días, hicieron todo tal y como Pogo les indicó para no levantar sospechas con su padre, de haber sido retirados de su castigo antes del tiempo que él había impuesto. También incluída su sugerencia de ya no preguntar nada respecto a la habitación secreta que habían encontrado.

Por supuesto que aún seguías manteniendo las mismas dudas sobre ese lugar, y otras nuevas que surgieron conforme el tiempo pasaba. Principalmente después de la extraña reacción de Reginald al castigarlos de ese modo tan desalmado, solo por haber ido a explorar aquel sitio.

Debido a tu falta de aquel día en que caíste inconsciente, y aprovechando que el primer castigo ya había terminado, le habías pedido ayuda a Diego para empezar con los entrenamientos a solas. Creías que de ese modo recuperarías un poco del tiempo perdido.

Además, posiblemente al enfocarte en los entrenamientos intentabas evitar pensar en ese cuarto misterioso, y en lo extraño que había actuado su padre. Pero, por más empeño que pusiste en un primer momento, todavía seguías estando algo distraíd@ debido a ese asunto en particular.

—¡Hey presta atención! —te advirtió, cuando se percató que tú seguías cayendo de manera tan fácil en cada ejercicio de defensa personal que estaban practicando.

—¿Qué? —preguntaste, apenas habiendo podido escuchar lo último que dijera.

—No entiendo qué te pasa, no estás prestando atención para nada —explicó él, acercándose un poco más a ti, manteniendo una mirada seria porque creía solo le estabas haciendo perder su tiempo—. ¿Realmente quieres que entrenemos?

—Ay, lo siento, sí quiero entrenar, solo... —asentiste, apenad@ por haberlo estado ignorando de manera inconsciente.

—¿No será una excusa verdad? —cuestionó, pero luego recordó que habías pasado por unos días en mal estado de salud que te llevaron al desmayo—. ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan ausente? ¿Te sigues sintiendo mal?

—No, si estoy bien, no es eso...

Observaste a todos lados, con el temor de que Reginald o incluso Pogo estuvieran cerca y pudieran escucharte. Pero afortunadamente solo eran ustedes dos en esa parte de la Academia.

—Sí, pasó algo —admitiste, aunque todavía no estabas segur@ de contarle todo al respecto.

—Tiene que ser demasiado grave como para que te estés dejando vencer tan fácilmente —comentó en un tono casi burlesco, cruzándose de brazos.

Tú tan solo rodaste tus ojos, y por poco optabas por no decirle nada, sin embargo sabías que él continuaría insistiendo.

—Es que no quisiera involucrarte —admitiste—. La última vez que hablé sobre esto con alguien, no terminó muy bien, y nos metí a amb@s es problemas.

—¿De qué estás hablando? —cuestionó intrigado.

—Diego... —esquivaste su mirada penetrante.

—Tienes que decirme, necesito saberlo —insistió.

Dudaste demasiado en abrirte con él, puesto que no querías que también fuera a tener problemas con Reginald, como tú y tu mejor amig@, por estar al tanto de la existencia de esa extraña habitación.

—Solo si me prometes que no lo dirás a nadie más —le advertiste, esta vez sí levantando tu mirada hacia él para esperar su respuesta.

—De acuerdo, lo prometo —dijo, y por la claridad de su mirada confirmaste que era sincero—.  ¿Qué ocurrió?

—El día que ustedes se fueron a su misión, yo me quedé recorriendo la Academia —comenzaste a explicarle—. Solo por aburrimiento...

—El día que se supone debías estar descansando —señaló Diego, frunciendo su ceño por un momento.

—Sí, de saber lo que sucedería, habría preferido quedarme en mi habitación y nunca encontrar ese lugar.

—¿Qué lugar? ¿De qué estás hablando? —continuó indagando, aún más confundido que en un principio.

El entrenamiento a solas quedó totalmente relegado, conforme la platica siguió avanzando. Tuviste que ponerlo al tanto sobre esa habitación que encontraste, que la habían ido a explorar con tu mejor amig@ durante la madrugada, y las consecuencias que les trajo a ambos al ser descubiertos por Reginald.

—Otra vez despiert@s hasta tan tarde... —mencionó en un tono serio, como si te estuviera reclamando una vez más por hacerlo.

—Diego, ¿qué parte de que lo escuché hablando con Pogo sobre mantener ese lugar oculto de nosotros no comprendiste? —retomaste parte del principio de tu relato—. Fue por estar en esa habitación que nos castigó.

—Es solo que parece muy extraño... —se llamó a silencio por un instante, meditando sobre todo el asunto.

—Bien, y que los encerrara en la cripta, es más inexplicable aún —expresó, pensativo.

—Justamente por eso, siento que algo está ocultando allí —mencionaste, casi convencid@ de que así era.

—Aún así, Ocho, ten más cuidado y no te metas en problemas —volvió a repetir una vez más.

—Pero...

—Si hay algo extraño en la Academia, lo sabremos —te prometió—. Pero no quiero que tengas problemas con nuestro padre.

—No es como que me des-adoptaría, ¿o sí? —cuestionaste, queriendo decirlo como broma para calmar las aguas de esa situación.

Aunque él no demostraba estar enojado, tampoco querías preocuparlo.

Diego no mencionó nada al respecto, pero no creía que su padre llegara a ese extremo por algo como lo que hicieron con tu amig@. Aunque él también empezaba a estar intrigado sobre aquel cuarto y los secretos que su padre podría estar ocultando.

 Aunque él también empezaba a estar intrigado sobre aquel cuarto y los secretos que su padre podría estar ocultando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El próximo capítulo es uno en general, donde harán aparición todos los personajes.

Mi vida con los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora