Después de unos segundos tomaste el valor para abrir la puerta, y te encontraste con Klaus. Instantáneamente sonreíste al verlo, porque sabías que él sería incapaz de delatarl@s ante Reginald.
—Que alivio, eres tú —mencionaste, con una sonrisa tras volver a la calma.
—Sí, yo... —apenas pudo modular, como si estuviera pensando muy bien qué decir. Llevó una mano detrás de su cabeza, rascando su nuca, para luego preguntarte algo finalmente—. ¿Qué haces despiert@ tan tarde?
Se escuchó un ligero ruido que provenía del interior de tu habitación, y fue así como Klaus confirmó que había alguien más dentro.
—Ah... ¿Estabas ocupad@? —te preguntó, y seguidamente se disculparía con amargura en su voz—. Lo siento...
No pudiste descifrar qué había en su mirada, si tristeza, confusión o algo más. Pero sí notaste que sus párpados tenían una tonalidad rojiza, que te preocupó. Sentiste que había llegado hasta allí porque tampoco podía dormir, y probablemente también necesitaba hablar. Se giró con la intención de irse, pero te apresuraste a detenerlo al tomarlo por su brazo.
—No te vayas, puedes quedarte con nosotros —le sugeriste, esperando que realmente lo hiciera.
No querías dejarlo solo si te necesitaba.
—No, no, está bien —negó el Número Cuatro de inmediato, su voz se escuchaba tan apagada que no parecía ser el mismo Klaus de siempre—. Solo me iré a dormir, ustedes también deberían hacerlo.
Tu nuev@ amig@ pareció también opinar lo mismo, puesto que se despidió de ambos para retirarse hacia su habitación. Antes de que pudieran meterse en más problemas. Luego de eso hubo un silencio bastante incómodo en que ninguno de los dos supo qué decir.
—Klaus... —quisiste romperlo, pues seguían de pie frente al umbral de tu dormitorio.
—Hablamos mañana, ya ha sido demasiado por hoy. Y... —estaba diciendo, pero se detuvo de repente.
Miró hacia ambos lados, como si presintiera alguien más podría venir, y no quería que tuvieras más problemas con Reginald, si descubría que estaban despiertos hasta tan tarde.
—¿Seguro que no quieres hablar? —interrogaste—. Me preocupas...
Klaus tan solo volvió a negar con su cabeza, y se mantuvo en silencio. Instintivamente avanzaste hacia él para darle un cálido abrazo, presentías muy en el fondo que lo necesitaba. En un principio le tomó por sorpresa, pero luego de unos segundos correspondió el abrazo.
—Puede que no ahora, si no quieres, pero cuando así lo sientas necesario, puedes venir a hablar conmigo. No importa la hora —le sugeriste con total sinceridad.
Él asintió agradecido, aunque por ese día parecía creer que lo mejor era que cada uno volviera a su habitación para descansar. Se despidió para luego retirarse, y tú te quedaste un momento más en la puerta para verlo alejarse, sin poder quitarte esa sensación y la preocupación que sentías por Klaus.
El próximo capítulo será una repercusión de esta noche, que se relacionará con eventos futuros. Por esto, no hay necesidad de hacer una elección todavía.
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Mi vida con los Hargreeves
Hayran KurguVerás esto y probablemente pensarás, "Oh no, otra típica historia de T/N con los Hargreeves. Como la más poderosa, inalcanzable, invencible, que todos aman, y está con Dios y el Diablo..." Pero, lamento decepcionarte si eso pensaste, no es tan así. ...