Este capítulo pertenece a la ruta de Diego y tú, en caso de que él sea tu chico elegido.
[...]
—¿Estás segura que despertará? —percibiste una voz que reconocías, la de Diego.
—Sí, cariño, no te preocupes —intentaba tranquilizarlo su madre—. Te avisaré cuando tu herman@ despierte.
No sabías cuánto tiempo transcurrió desde que te desmayaste, pero podías escuchar sus voces a lo lejos, aunque todavía no eras capaz de despertar. Como si alguien externo te obligara a mantener tus párpados clausurados, volviendo a caer por momentos en un estado de inconsciencia.
—Prefiero quedarme a ver su evolución —insistió el Número Dos, decidido a mantenerse firme en esa decisión.
—Cariño, no es necesario... —quiso persuadirlo su madre.
Sin importar que Grace quisiera contradecirlo o convencerlo de irse, Diego permaneció a tu lado, observándote con preocupación. Y ella no tuvo más opción que hacer caso a su hijo y retirarse al no poder hacerle entender que no era necesario.
Las horas transcurrieron, y aunque él debió ausentarse por un momento a pedido de su padre, sería al primero que verías cuando recobraste la consciencia.
—Número Ocho, al fin despiertas —escuchaste su voz en un tono de reclamo.
Tu cabeza todavía daba vueltas cuando intentaste incorporarte, pero Diego te lo impidió. Grace le había indicado que deberías descansar.
—No te muevas, mamá dice que debes permanecer recostad@ —repitió su recomendación, sosteniendo aún tu brazo para que no te movieras.
—Pero... —balbuceaste, buscando qué decir.
Con lo testarudo que Diego era, sabías que era inútil intentar persuadirlo de lo contrario. Además, tu cabeza aún dolía demasiado como para pensar en cómo conseguirlo.
—De acuerdo... ¿Qué ha pasado? —le interrogaste, confundid@ sobre cómo habías llegado a ese lugar.
—¿Qué pasó? —te cuestionó, parecía estar enojado contigo, aunque solo fuera para camuflar que realmente estaba preocupado por ti—. Debiste dormir más temprano ayer, y hoy ni siquiera te alimentaste bien. ¿Por qué no te cuidas más?
—¿Estuviste controlando lo que comía? —le reclamaste, pues no podías creer que te estuviera observando mientras lo hacías.
—No —negó de inmediato, sorprendido— ¡¿Qué?!
Parecía estar confundido de que hubieras reparado solo en eso, y no en tu propio cuidado y en su preocupación por tu salud.
—Está bien, no importa —quisiste minimizarlo, acomodándote en la cama, para seguirle preguntando para salir de dudas sobre lo ocurrido—. ¿Qué hora es? ¿Por cuánto tiempo estuve inconsciente?
—Ya han pasado al menos 6 horas... —respondió, luego de echar un vistazo a su reloj pulsera.
—No puede ser... ¿Tanto tiempo? ¿Qué pasó con el entrenamiento? ¿El castigo? —quisiste levantarte, pero Diego te volvió a detener para que permanecieras en la cama.
—Número Ocho, mamá dice que todavía debes permanecer en la cama ¿qué parte no comprendes? No te esfuerces —reiteró una vez más, aún debías descansar por recomendación de Grace y Reginald.
—Pero...por mi culpa...
—No, no ha extendido el castigo. De hecho hoy no tuvimos que hacerlo, porque estuvimos preparándonos para una misión —te explicó, y esa sería la razón por la cual se había tenido que ausentar por un par de minutos.
—¿Se irán a una misión hoy? —volviste a preguntarle, para saber si le habías comprendido bien.
—Sí, ya tenemos el plan de lo que haremos, y... —bajó la mirada, pues verte a los ojos al admitirlo le daba pena—...Solo venía a comprobar si despertabas.
—Pero... Eso quiere decir que no podré ir con ustedes esta vez... —eso era lo que más te afectabas, que después de tanto entrenamiento no pudieras acompañarlos a esta nueva misión que les encargaban.
—Lo mejor es que esta vez no vayas, debes mejorarte primero, es lo más importante.
—Me siento tan inútil ahora... —suspiraste cargad@ de frustración en ese instante.
Y al verte de esa manera tan vulnerable, por primera vez en todo ese tiempo recibirías un gesto amable de parte de Diego, cuando tomara tu mano para reconfortarte.
—Entiendo que te puedas sentir frustrad@ ahora, pero considero al igual que todos que es lo mejor —te aseguró.
—Diego... —susurraste, sorprendida de que aún mantuviera sus manos entrelazadas.
—Para la próxima misión estarás totalmente list@ —quería reconfortarte, añadiendo aquello de lo que en un principio cuando llegaste a la Academia habían hablado—. Vuelvo a decirlo, puedo ayudarte con eso.
Recordaste que él te había ofrecido entrenar a solas, aunque en esa oportunidad no habías aceptado por la manera altanera en que lo ofreció. Pero esta vez asentiste a su propuesta, dado que lo expresó de manera más sincera y amable.
—Por ahora cuídate y descansa —te pidió una vez más—. Nos vemos en unas horas.
Se acercó un poco más para dejar un suave beso sobre tu frente como despedida, sorprendiéndote nuevamente por otro tierno gesto de su parte. Realmente se había preocupado por ti.
El próximo capítulo será en una sola parte, pero será importante para su historia porque descubrirán uno de los secretos de Reginald.
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Mi vida con los Hargreeves
FanficVerás esto y probablemente pensarás, "Oh no, otra típica historia de T/N con los Hargreeves. Como la más poderosa, inalcanzable, invencible, que todos aman, y está con Dios y el Diablo..." Pero, lamento decepcionarte si eso pensaste, no es tan así. ...