Mi vida con los Hargreeves

Capítulo 27: Confianza perdida

No había sido solo una situación extraña y respuestas demasiado apáticas de parte de Reginald, las cuales no esclarecían absolutamente nada, era todo un conjunto que solo hacía que ustedes ocho estuvieran perdiendo la confianza en su padre.

Tú llegada a la Academia, de manera directa o indirecta, ocasionó que poco a poco la venda en los ojos de los Hargreeves cayera, y todos empezaran a ver cómo era realmente aquel hombre que los había adoptado.

Esa mañana se podría decir que estaban "libres", solo porque su padre se había retirado de la Academia para acudir a una reunión urgente. Sin embargo, les había exigido que cumplieran con el horario de entrenamiento pautado.

Pero, a la hora de comenzar el entrenamiento, no todos se encontraban en la sala donde solían hacerlo normalmente.

—¿Dónde está Número Uno? —interrogó Diego, siendo el primero en notar su extraña ausencia—. Se suponía que todos deberíamos estar entrenando.

—Nos cruzamos en el pasillo, cuando venía hacia aquí —respondió Klaus, quien apenas venía llegando a la sala.

—Qué raro, la estrellita faltando a un entrenamiento —comentó de manera burlona el Número Dos.

—Diego, no seas así —le reclamó Allison, defendiendo a Luther.

—Si les parece, puedo ir a buscarlo —sugirió Vanya, interfiriendo antes de que comenzaran otra discusión entre ellos.

—No, descuida, yo voy —te ofreciste, dando unos pasos hacia la puerta—. Tal vez ya esté de camino hacia aquí.

Te encaminaste hacia el pasillo, donde también lo habías visto junto a Klaus, cerca de la oficina de su padre. Suponías que tal vez Reginald le había hecho algún tipo de encargo a él, y por eso se encontraría por allí.

Cuando ibas pasando por el exterior de la puerta del despacho de Reginald, escuchaste un ruido de un mueble moviéndose. Y aunque podría tratarse de Pogo, también lo dudabas, puesto que su padre jamás permitía que alguien entrara allí.

—¿Pogo? ¿Eres tú? —preguntaste acercándote.

Abriste la puerta con cuidado, pero para tu sorpresa te encontraste con Luther en el interior de la oficina.

—Oh...Genial, justamente te estaba buscando a ti —dijiste, para llamar su atención y alertarle de que estabas allí—. Ya estamos listos para iniciar el entrenamiento de hoy.

—Sí, sí, cierra la puerta —indicó él, con un movimiento que señalaba tener prisa.

—¿Qué sucede? —cuestionaste, confundid@.

—Ni mamá ni Pogo saben que estoy aquí —explicó, añadiendo de inmediato un obvio petitorio—. Por favor, no le digas a nadie.

—Pero, Luther...

—Por favor... —insistió.

Asentiste, saliendo de la oficina, pero te mantuviste vigilando por si alguien más se acercaba hacia allí. No querías que lo descubrieran esculcando en el despacho de su padre, otro lugar al que tenían terminantemente prohibido el acceso.

Bastaron apenas unos minutos para que los pasos de Pogo se hicieran perceptibles desde antes que estuviera completamente cerca de allí. Por esto te apresuraste para darle aviso al Número Uno para que saliera de la oficina cuanto antes.

Pudiste observar cómo guardaba algo en un morral, y salía junto a ti del despacho. Era una acción extraña que llamó tu atención por tratarse de Luther, quizás de ser Klaus quien hiciera algo así hasta te parecería normal.

—Gracias por cubrirme, estaré en unos minutos con ustedes —te sugirió, casi atropellando sus palabras.

Te quedaste anonadad@ viendo cómo se alejaba, camino hacia la escalera que conducía a sus dormitorios. Y apenas ver a Pogo, tú seguiste tu camino hacia la sala de entrenamiento, guardando las apariencias.

Este será un quinto misterio por develar en la segunda temporada, pero en la ruta de Luther y tú (si lo han escogido como su chico). Sin embargo, en algún punto todos estarán al tanto de su hallazgo.