Capítulo 23: Sospechas de la misión

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Contrario a lo que creían, aunque habían recuperado a la joven secuestrada, Reginald no los felicitó sino que empezó a regañarlos por no haber mantenido la misión en sigilo.

Algunos agentes de la policía local habían tenido que desviar la atención de algunas personas curiosas que llegaron a la zona, junto a algunos guardias de la seguridad privada del alcalde.

—Deberán trabajar más en ese aspecto —les estaba recalcando su padre, haciendo referencia a que en las misiones como aquella deberían tratar de no llamar la atención.

De este aspecto ya habían tenido una charla antes de salir de la Academia, y era en el cual no habían podido cumplir por más que quisieron hacerlo. Los disparos de los maleantes lógicamente atrajeron a personas curiosas, aunque eso las expusiera al peligro.

Pero aún así, la manera tan imperiosa en que su padre lo decía era demasiado sospechosa. Los ocho se miraron entre sí, sin poder entender por qué tanto empeño en mantenerlo oculto. Si finalmente la víctima estaba a salvo y había sido rescatada.

—¿Quién es realmente esa chica? —le cuestionó Diego, siendo el primero en tener el valor para enfrentar a su padre sobre su descubrimiento—. ¿Quiénes eran esos sujetos?

—No es un asunto de su interés, Número Dos —respondió Reginald de manera tajante. Acto seguido simplemente abrió la puerta trasera del coche para que fueran entrando—. Suban ahora al automóvil.

—¿Por qué tanto misterio? —continuó insistiendo firmemente el kraken.

A veces una mirada dice más que mil palabras, y la que le diera Reginald a Diego podría haber cortado incluso el mismo aire en ese instante. Y también aumentaba las dudas sobre qué más estaría ocultando, no solo sobre el caso relacionado a esta misión.

—Suban al vehículo —dijo Hargreeves, sin apartar su mirada de aquel que osó desobedecerlo—. Por hoy tendrán el resto del día de descanso —acotó, como si esa fuera suficiente recompensa por el rescate.

Algunos observaron a su hermano, pero sabían que en vano sería mantener una discusión con su padre. De uno en uno comenzaron a subir al auto y a ubicarse en sus asientos, a excepción de Diego, que seguía esperando una respuesta convincente.

—Mañana participarán en una sesión de fotos —les informó su padre mientras iban subiendo al auto—. Tienen rotundamente prohibido mencionar esta misión si los interrogan —acotó, remarcando la importancia de ese detalle.

—Pero... —quiso interrumpirlo Diego una vez más.

Reginald simplemente lo ignoró una vez más, y tan solo lo obligó a subir al vehículo.

—En lo único que deben enfocarse es en cumplir con lo que la Academia espera de ustedes —dijo cortante—. Vinieron y cumplieron con la misión, eso es todo.

En pocas palabras, daba por finalizado el interrogatorio respecto al misterio que envolvía a ese secuestro y a las personas involucradas.

Como habrán podido notar un nuevo misterio ha quedado abierto para develarse, en este caso en la ruta de Diego y tú (si lo han elegido como su chico)

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Como habrán podido notar un nuevo misterio ha quedado abierto para develarse, en este caso en la ruta de Diego y tú (si lo han elegido como su chico). Igualmente todos están al tanto de estas dudas que ha generado esta misión en particular.

Mi vida con los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora