Capítulo 10: Conociendo a Diego (Parte 2)

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Continuando la ruta de Diego como tu mejor amigo.

[...]

Después que Diego aceptara que emplearan un juego estilo verdades para poder indagar en la vida del otro, comenzaron a preguntarse sobre sus vidas previas a conocerse.

Por su parte te contó sobre algunas misiones, sobre su relación con sus demás hermanos y en especial sobre Grace, parecía quererla mucho, hablaba de una manera muy tierna sobre ella.

El tiempo conversando y jugando a verdades se les había pasado tan rápido, sin que se dieran cuenta, fueron ganando más confianza el uno en el otro. Estaban pasando un grato momento.

—¿Te hubiera gustado ser adoptada desde bebé como nosotros? —preguntó Diego, luego de que sintiera ya podrían indagar al respecto.

—(En comentarios pueden dejar su respuesta). ¿Crees que mi experiencia habría sido más fácil si hubiera sido adoptada al mismo tiempo que ustedes? —quisiste saber, aunque no podrían saberlo a ciencia cierta porque no habían tenido esa oportunidad y no podían volver el tiempo atrás.

—Creo que tal vez estarías mejor preparada en cuanto al entrenamiento, pero supongo el tiempo lo dirá —sugirió, dado que lo consideraba una parte importante a la hora de controlar sus poderes y así tener una mejor posibilidad al participar en las misiones—. ¿Quién crees que tiene el mejor poder?

—(En comentarios pueden dejar su respuesta, ya que es una opinión personal). ¿Hay algo que te gustaría cambiar de ti mismo? —por lo seguro que el Número Dos se mostraba, no creías que hubiera algo que quisiera cambiar, pero su reacción te sorprendió.

Diego desvió su mirada por un instante, y negó con su cabeza. No creías que esa pregunta pudiera incomodarlo, pero preferiste desviar la charla, dando tú una respuesta sobre lo que te gustaría cambiar de ti mism@.

—(En comentarios pueden dejar su respuesta, pues es algo individual).

Tu respuesta al hablar sobre ti mism@ fue clave para que Diego decidiera abrirse y confesarlo.

—Yo...solo algo me gustaría cambiar, mi dificultad para hablar... —te confesó por lo bajo, pero tú lo animaste demostrándole tu apoyo, pues no lo veías como un problema o algo malo

Estarías para él si era lo que creía necesitar. Diego te ofreció una sonrisa en agradecimiento, para luego continuar platicando, saliendo de ese aura que le resultaba algo incómoda de abrirse de esa manera ante alguien.

—¿Quién te cae mejor y peor de la Academia? —preguntó, solo por simple curiosidad.

—(En comentarios pueden dejar su respuesta, pues es una opinión personal). ¿Tienes alguna favorita entre tus navajas? —interrogaste, estando segur@ de que les tenía gran aprecio por la manera en que las trataba.

Diego pareció emocionarse porque preguntaras por ello, y de inmediato la sacó para enseñarla. La giró entre sus dedos y empezó a contarte sobre esa navaja y algunas anécdotas. Hasta un nombre tenía. Te sorprendía lo mucho que le apasionaba, y para su buena fortuna estaba relacionado a su habilidad especial, lo que podría considerarse una buena combinación.

—De acuerdo, creo que ya han sido demasiadas preguntas —mencionaste al cabo de unos minutos, dándole el tiempo suficiente para hablarte de su gran pasión por las navajas—. ¿Listo para cumplir el reto? —interrogaste al incorporarte.

—Estoy intrigado por saber qué has planeado —admitió, siguiéndote al levantarse de la cama también.

—Te reto a bailar... —buscaste tu reproductor de música, y seleccionaste una melodía en particular—. Esta canción.

—Claro que no, no lo haré —se negó de inmediato—. Mejor otro reto.

—¿Tienes miedo de hacer el ridículo? —te burlaste, aunque de una manera que lo harías sonar como un reto, porque sabías él no se podría negar a aceptarlo de ese modo—. Yo tampoco soy buen@ bailando, pero te acompañaré si tú lo haces, ¿qué dices? —le propusiste.

Diego dudó una vez más, e incluso se negó reiteradas veces con su cabeza. Por un momento creíste que incluso atinaría a irse de tu habitación, pero por el contrario, él empezaría a bailar de repente.

Al verlo tu primer reacción fue reír, teniendo que cubrir tu boca para que el sonido no se expandiera demasiado. Para luego acompañarlo bailando (o haciendo el ridículo), como le prometiste, de ese modo no se sentiría solo si le incomodaba.

Pero luego de unos pocos minutos su diversión se vio interrumpida, cuando alguien golpeara de manera insistente a la puerta. 

—No más castigos... —mencionó Diego, creyendo podría tratarse de su padre.

Ambos se miraron asustados y se llamaron a silencio, preocupados de haber sido descubiertos. Pero si fuera Reginald o no, deberían enfrentar las consecuencias. Después de unos segundos tomaste el valor para abrir la puerta, y te encontraste con (tu chic@).

En el próximo capítulo, no hay elección por hacer, pero sí hará aparición tu chic@, sigan viendo el que corresponde a su elección

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En el próximo capítulo, no hay elección por hacer, pero sí hará aparición tu chic@, sigan viendo el que corresponde a su elección. Serán publicados en el siguiente orden:

Opción 1: Luther.

Opción 2: Diego.

Opción 3: Allison.

Opción 4: Klaus.

Opción 5: Cinco.

Opción 6: Ben.

Opción 7: Vanya.

Mi vida con los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora