Capítulo 13: Quien te cuida (Vanya)

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Este capítulo pertenece a la ruta de Vanya y tú, en caso de que ella sea tu chica elegida.

[...]

—¿Estás segura que despertará? —percibiste una voz que reconocías, la de Vanya.

—Sí, cariño, no te preocupes —intentaba tranquilizarlo su madre—. Te avisaré cuando tu herman@ despierte.

No sabías cuánto tiempo transcurrió desde que te desmayaste, pero podías escuchar sus voces a lo lejos, aunque todavía no eras capaz de despertar. Como si alguien externo te obligara a mantener tus párpados clausurados, volviendo a caer por momentos en un estado de inconsciencia.

—Me quedaré a su lado, hasta que lo haga —sugirió la Número Siete a su madre.

—Cariño, no es necesario... —quiso persuadirla de lo contrario en vano.

Sin importar que Grace quisiera contradecirla o convencerla de irse, Vanya permaneció a tu lado, sosteniendo tu mano. Las horas transcurrieron, y aunque ella debió ausentarse por un momento a pedido de su padre, sería a la primera que verías cuando recobraste la consciencia.

—T/N, al fin despiertas —expresó con alegría y una amplia sonrisa que reflejaba ese sentir al verte despertar finalmente.

Tu cabeza todavía daba vueltas cuando intentaste incorporarte, Vanya te ayudó para que pudieras sentarte sobre la cama, acomodando la almohada en tu espalda para que estuviera más mullida y cómoda para ti.

—¿Qué ha pasado? —preguntaste al cabo de algunos segundo, confundid@ por saber cómo habías llegado a aquel lugar.

—Nos tenías tan preocupados a todos, caíste inconsciente en el entrenamiento de la mañana —te explicó con sencillez, aunque realmente había estado muy preocupada por tu salud.

—¿Qué hora es? ¿Por cuánto tiempo estuve inconsciente? —interrogaste luego de algunos segundos.

—Ya han pasado al menos 6 horas... —respondió, observando su reloj pulsera, aunque de inmediato intentaría minimizar todo lo relacionado al tiempo y enfocarse en lo que sí era relevante—. Pero eso no es lo importante, ¿cómo te sientes?

—No puede ser... —murmuraste abatid@ al sentir que les habías fallado, por no cumplir con las expectativas del equipo—. ¿Tanto tiempo? ¿Qué pasó con el entrenamiento? ¿El castigo?

Quisiste levantarte, pero Vanya te retuvo tomando tu brazo con delicadeza, para que permanecieras en la cama. Aún debías descansar por recomendación de Grace y Reginald.

—T/N todavía debes permanecer en reposo, por favor, no te esfuerces —te sugirió, recordando las palabras que su madre le había encomendado comunicarte.

—Pero...por mi culpa.

—No, tranquil@, nuestro padre no ha extendido el castigo —te aseguró, suponiendo que esa era una de tus mayores preocupaciones—. De hecho hoy fue interrumpido, porque estuvieron preparándose para una misión —agregó, habiendo sido el motivo por el cual ella también debió ausentarse de aquella habitación momentos antes de que despertaras.

—¿Se irán a una misión hoy? —volviste a interrogar, creyendo haber escuchado algo diferente, tal vez solamente anhelando haberte equivocado en oír esas palabras.

—Sí, ya tienen el plan de lo que harán, y... 

Vanya desvió la mirada hacia la puerta, como si esperara que alguien viniera a buscarla prontamente, y pudiera interrumpir su plática.

—Pero... eso quiere decir que no podré participar esta vez... —comentaste con pesar, bajando la mirada apenad@.

—Esta vez no, pero la próxima misión seguramente ya estés list@ para acompañarlos —intentó alentarte de alguna manera, pues confiaba en ti para hacerlo.

—Entonces, ¿te quedarás conmigo? —preguntaste, con la esperanza de que así fuera para no sentirte tan sol@ en aquella gran mansión.

—Quisiera hacerlo, pero también debo ir —admitió con pesar la Número Siete, pues ella también contaba con poder quedarse a hacerte compañía a ti—. No participaré en la misión, pero acompañaré a papá a observar.

Eso confirmaba tu teoría, es decir, que quedarías sol@ lo que restaba del día. Dejaste escapar un pesado suspiro al darte cuenta de esto. 

Vanya notó tu triste gesto y con la yema de sus dedos plasmó una suave caricia en tu mejilla para reconfortarte.

—Tranquil@, te da la posibilidad de unos días más para sentirte completamente preparad@ para cualquiera que sea la misión. Estoy segura que para entonces lo harás excelente —dijo, ofreciéndote una cálida sonrisa inyectada de la confianza que necesitabas.

Sonreíste por sus palabras reconfortantes. Después de todo lo que menos querías era decepcionarla, y por ella te esforzarías en mejorar para estar a la par de tus hermanos y ser una más del equipo.

—Y esa próxima vez tal vez también puedas ser parte de la misión, amb@s entrenaremos para ello. Lo prometo —expresaste con repentino entusiasmo, brindándole también tu apoyo para que ella igualmente se sintiera parte.

—Aún si nuestro padre no me permitiera participar de las misiones, me haría muy feliz de pasar ese tiempo contigo, y aprendiendo algo de defensa como ustedes —confesó, con un ligero rubor en sus mejillas que la hacían lucir totalmente adorable.

—Lo haremos —prometiste una vez más.

—Pero, por ahora debes descansar —te pidió—. Nos vemos más tarde, para la cena probablemente hayamos regresado. Y cuídate por favor.

Se acercó un poco más para dejar un suave beso en tu mejilla como despedida, sorprendiéndote por el tierno gesto de su parte, aunque de inmediato una nueva sonrisa nacería en tus labios por el mismo.

Se acercó un poco más para dejar un suave beso en tu mejilla como despedida, sorprendiéndote por el tierno gesto de su parte, aunque de inmediato una nueva sonrisa nacería en tus labios por el mismo

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El próximo capítulo será en una sola parte, pero será importante para su historia porque descubrirán uno de los secretos de Reginald.

Mi vida con los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora