Capítulo 19: La pieza faltante

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Pese a las dudas que ya estaban instaladas en más de uno de ustedes, tanto respecto a la vida que llevaban como a todo lo que rodeaba a las decisiones de su padre, debían seguir adelante con su día a día. Esto también incluía formar parte de las clases como en los entrenamientos.

Ese día no sería la excepción, todos estaban reunidos en la sala principal, cuando su padre les otorgó las indicaciones del ejercicio en equipo que harían ese día.

Mientras ustedes dormían, Pogo se había tomado el tiempo de, a pedido de su amo, ocultar 5 piezas de un jarrón color rojo que todos ya tenían por conocido porque solía ser el más visible de la sala y uno de ustedes había roto accidentalmente el día anterior.

—La misión de el entrenamiento de esta mañana es hallar las 5 piezas del jarrón —les había indicado su padre al inicio del día, tan solo mostrándoles la base del objeto mencionado, que era la única que sorprendentemente había quedado intacta—. Tienen un tiempo límite de 3 horas para volver a reunir todas las partes aquí mismo.

Vanya le ayudó a repartir a cada uno de ustedes un plano de la Academia, con las zonas que estaban habilitadas para explorar y donde podrían hallar las piezas faltantes. Claramente, aquel cuarto misterioso ni siquiera figuraba en el plano, y tanto tú como tu mejor amig@ se percataron de ello de inmediato, pero nada mencionaron al respecto.

Cada uno había tomado una habitación diferente para explorar, sin darse cuenta que lo que realmente Reginald buscaba era que pudieran trabajar juntos como equipo, para evitar esas individualidades.

—¿Éste es el ritmo que llevarán si se trata de una misión real? —les cuestionó su padre, ubicado en una parte de un amplio pasillo desde donde tenía visión de la mayoría de ustedes.

Si bien ya habían recorrido ya un 70% de la Academia durante las últimas 2 horas y media, solo consiguiendo recuperar ⅗ de las piezas, pues estaban muy bien ocultas en rincones insospechados. Evitando la zona donde estaba ubicado el cuarto misterioso, pues así lo estipulaba el plano que les habían entregado al principio de ese ejercicio.

Pasado el tiempo, algunos estaban casi sin colaborar porque lo encontraban absurdo, y por otro lado ya estaban negándose a participar por las dudas que habían despertado respecto a su padre.

—Solo tenemos 3 piezas... —les comentó al resto Allison, al encontrarse seis de ustedes, a excepción de Cinco, en el descanso de una de las escaleras.

—Debemos haber pasado por alto las otras 2 —supuso Ben.

—¿Qué otras habitaciones nos quedan por revisar? —interrogó Luther, quien seguía a cargo del entrenamiento intentando que todos hicieran su parte.

—A esta altura, si de el armado de ese jarrón dependiera la vida de alguien, ya estaría muerto —volvió a ponerles presión su padre.

Y ciertamente para entonces, ya habían perdido la cuenta de los sitios que habían recorrido.

Cinco regresó en ese momento con ustedes y les mostró otra pieza más.

—Esperen, ¿todavía no encontraron todas las demás? —les cuestionó, al escuchar el reclamo de Reginald una vez más.

—No, pero esta nos sirve —le respondiste.

—Ya solo nos falta una, al fin —acotó Klaus, que había permanecido recostado contra una de las paredes, sin esforzarse en el ejercicio de búsqueda siquiera.

—¿Y qué pasaría si la quinta no se encuentra dentro de la Academia? —les sugirió Diego, observando a través de la ventana hacia el patio de la mansión.

Algunos miraron a Vanya, quien era la única que sabía dónde se encontraba la pieza faltante. Pero, su padre le tenía prohibido mencionar algo. Ella tan solo hizo una negación con su cabeza, pero en respuesta a ustedes sobre que la pieza aún estaba en el interior de la Academia.

—Veinte minutos, si no la encuentran, fallarán —expresó Reginald, señalando el cronómetro con el cual les estaba tomando el tiempo.

—De acuerdo, organicémonos —les sugirió Luther, llamándolos una vez más a reunión para ponerse de acuerdo.

Volvieron a señalar lugares que aún faltaban revisar, para que cada uno de ustedes se concentrara en recorrer, hasta hallar la pieza faltante.

Así que te encontrabas sol@, esculcando cada centímetro de esa habitación, e incluso revisado el pasillo por si acaso estaba allí. Pero, por tu parte, nada encontraste.

Los minutos transcurrían y pocos faltaban para cuando estabas regresando al punto de reunión, sin novedades. De pronto escuchaste la voz de (tu chic@), diciendo que lo había hallado.

—Lo tengo, ya podemos armarlo —dijo.

Tú al acercarte a su encuentro, pudiste notar que de su mano se desprendía un hilo de sangre.

—¿Por qué estás sangrando? —le cuestionaste, apresurándote a llegar a su lado para revisar su herida.

—¿Qué? —preguntó, sin comprender a qué te referías.

No se había dado cuenta que, por el modo de haber tomado la pieza, se había hecho un corte en la mano. Si bien no era algo grave, era una de las zonas donde hay mayor pérdida de sangre así fuera por un mínimo corte.

En el próximo capítulo tienen la oportunidad de seguir con la ruta de su chic@, para tener un momento más con él/ella antes del caos

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En el próximo capítulo tienen la oportunidad de seguir con la ruta de su chic@, para tener un momento más con él/ella antes del caos.

Mi vida con los HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora