Capítulo 40

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Taylor estaba saliendo de la propiedad, faltaba poco para encontrarse con Karlie en la glorieta. Quería gritarle y golpearla porque le hacía todo más difícil, tal vez si la golpeaba dejaría de sentirse deseosa.

Ya a punto de llegar, cuando diviso el lugar y la distancia era poca, pensó entonces que no sabía a qué iba exactamente. ¿Hablar? Sobre qué, realmente no quería tocar esos temas que involucraban los sentimientos de Karlie y los besos que le había correspondido. Pero entonces...

¿Qué esperaba de ese encuentro con Karlie? Estaba disfrutando del respiro que significaba salir a caminar sola y liberarse de los Agron. Eso se decía.

Llegó a la plazoleta, estaba bien iluminada y se dividía en caminos para dar paso a varias entradas a las casas y a la playa, una de ellas, daba paso a lo que se notaba era un hotel, se preguntó si Karlie a esas horas regresaría a su casa o se hospedaría ahí. Volteó esperando localizar la camioneta de Karlie cerca, pero no estaba.

- Por aquí -. Taylor volteó hacia la voz. Karlie estaba recargada sobre un árbol. Ya no iba en traje de baño, iba cómoda con unos shorts cortos, y un suéter, ella deseo haber tomado alguno, la brisa se antojaba fresca, y entre eso y su nerviosismo, se vio en la necesidad de abrazarse a sí misma.

- Te veo en la habitación -. Dijo otra figura en la que Taylor no había reparado. Una muy delgada y hermosa mujer con cabello castaño oscuro que también lucía espectaculares piernas, la cual se acercó a Karlie y se despidió. Taylor sintió algo removerse dentro de ella. Su novia. Lily recordaba que se llamaba.

- Si -. Fue todo lo que Karlie le contestó con una sonrisa, Lily sonrió en dirección a Taylor pero está no gesticuló respuesta alguna, de pronto ese te veo en la habitación, rebotaba en su cabeza una y otra vez, entonces si se hospedarían por esa noche ahí, necesitaba concentrarse en otra cosa que no fuera Karlie compartiendo la cama con aquella mujer. - Y bien, Taylor Swift yéndose a hurtadillas en mitad de la noche, donde lo he visto antes.

Quiso bromear Karlie recordando como en sus primeras citas, Taylor no le avisaba a su madre ni a su hermano, porque no les había dicho que era gay.

Sin embargo, Taylor no sonrió ni un poco. Estaba seria y se odio por su propio comportamiento.

- Por tu culpa, Kloss. ¿Que estabas pensando? -Reclamó con cara de pocos amigos la rubia. - Venir así, y provocarla...

- Ahí vas otra vez a culparme y enojarte -. Karlie realmente se veía cansada, caminó hacia la glorieta y tomó asiento. Taylor la siguió, pero no se sentó, se quedó parada frente a ella a una distancia prudente.

- ¡Es que no puedo creerlo!

- ¿No puedes creer que yo viniera, o que tu estés aquí conmigo a media noche? -. Karlie alzó una ceja, y ella se sintió tonta, porque si, tan fácil como lo propuso tácitamente, ella había aceptado.

- Solo, no puedo creer que jamás me hagas caso.

- ¿Taylor en verdad? -. Karlie la vio con cara irónica. - Me gritaste el otro día sobre como odiaste que fuera tan condescendiente. Estamos en esta situación de mierda porque te hice caso desde el principio.

- ¿Vas a escusarte con eso?

- Dímelo -. Karlie se puso seria. - Dime que no te alegró verme llegar.

Taylor endureció su expresión, claro que jamás lo admitiría. Giró su cabeza, no podía verla a los ojos mientras esperaba una respuesta que podría encontrar en los suyos. Se sentía avergonzada por haber imaginado que era ella quien la hacía suya, y sentía casi como si la miraba demasiado, le leyera la mente.

Siempre Y Desde SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora