Capítulo 34

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Karlie se removió en el sofá, era algo incómodo, la noche anterior, entre lo pequeño que era para ella y la sensación de besar a Taylor, había tardado mas de la cuenta en conciliar el sueño.

Sin embargo, no fue eso lo que la estaba despertando. Sentía pequeños hormigueos en los brazos y el rostro. Se removió de nuevo y manoteó un par de veces, ya estando en ese estado de medio dormida medio despierta, oyó unas risitas y de pronto abrió los ojos de golpe.

Un par de ojos verdes la observaban divertida y muy de cerca. Tanto que la asustaron y se incorporó de inmediato.

No pudieron aguantar más, las risas explotaron, pero lo que más le sorprendió a Karlie, fue que una tercera se unió a ellas desde la puerta de la cocina.

— ¿Te parece gracioso Swift? —. Karlie esbozo una sonrisa, sorprendida por la actitud despreocupada de Taylor, esperaba algo de tensión después de lo de la noche anterior. Sin embargo, Taylor también estaba disfrutando de la travesura que le estaban haciendo las niñas. — ¿A ustedes les parece gracioso?

Las niñas seguían riendo, pero de un momento a otro Karlie se abalanzó sobre ellas y logró atraparlas con un brazo mientras les hacía cosquillas. Ellas reían como locas mientras débilmente trataban de zafarse.

Karlie las dejo ir y ellas corrieron fuera de ahí divertidas.

— Ahora creerán que vas a ir a buscarlas —. Taylor traía en su mano una taza humeante de café, y en su cara una sonrisa. A Karlie le agradó la idea por un momento, la idea de una familia feliz.

— Lo haré, en un rato que termine de despertar —. Karlie se frotó la cara con las manos. — ¿Por qué las mandaste a molestarme?

— No lo hice, le dije a Tate que te despertara solo eso, no pensé que les gustaría jugar contigo —. Taylor sonrió y se dirigió a la cocina, mientras Karlie la seguía y veía como le servía una taza a ella también.

— ¿Son muy traviesas normalmente? — quiso saber Karlie mientras tomaba la taza en sus manos y murmuraba un gracias.

— Demasiado, aveces no puedo controlarlas, en especial a Tate.

Karlie sonrió ante la idea de Taylor persiguiendo a aquel par. Parecía de muy buen ánimo asi que evito preguntar más o indagar en temas complicados, solo la seguiría en la conversación que planteara sin tocar más el tema que era obvio estaban evitando. El beso — ¿Cara no se había quedado? ¿Dónde está?

— Ya se fue, dijo que debía ver a la tal Lily para firmar unos papeles — A Karlie no se le pasó el tono con el que había a la tal Lily. — Ahora que trae ahí ... — Karlie volteó y vio como la niña corría a toda prisa por el pasillo y se dirigía a ellas con algo en las manos, cuando se hubo acercado suficiente Taylor gritó anticipando lo que haría. — ¡Tate que demonios es eso! No vayas a ....

— ¡¡Mamá mira!! — Tate dejó en la mesa una gran bola de lodo y zacate ignorando los gritos desesperados de su madre quien solo se tocó el cabello desesperada. — Mira Karlie...

— Tate por Dios, está es la mesa ¿Cuántas veces te he dicho que no metas tierra? — Ahora era turno de Karlie burlarse de ella, lo que no fue del agrado de la rubia que la fulminó con la mirada.

— Es que mira... ¡Quería decirte que si podemos Beth y yo quedarnos con estos!

— ¿De qué hablas? —. La niña apuntaba al montículo que estaba justo en medio de la mesa, entre Karlie y Taylor. Pero no entendía a lo que se refería su hija.

— ¡Los animalitos! Hay un caracol y un gusanito —. La expresión de Karlie dejó de ser burlona para tornarse asqueada. Se paró de pronto de la mesa haciendo un estruendo con la silla.

Siempre Y Desde SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora