Abrió la puerta y entró al recibidor, un olor extrañamente familiar le golpeó las fosas nasales, y se aguantó las ganas de vomitar, no porque oliera feo, si no por la anticipación. Si Lily o Cara hubieran estado con ella, le hubieran dicho que estaba exagerando la situación, pero ella no se equivocaba, el olor le recordaba a Taylor, una fragancia floral, primaveral, suave, recordó que alguna vez le había regalado una loción que se asemejaba mucho a lo que ahora olía.
Inspeccionó el lugar, tenía la pinta de un hospital, todas las paredes eran blancas y de ellas colgaban fotografías de mascotas y otras eran láminas de la anatomía de distintos animales.
De otro lado, Karlie pudo notar las placas que colgaban, supuso que alguna de ellas sería el título de Taylor. Tenía ganas de ir hasta ahí y cerciorarse de ello, estaba orgullosa de ella. Ojala pudiera decírselo.
Iba a acercarse, pero antes de que sus pies reaccionaran, una voz la sobresaltó.
— ¿Puedo ayudarla en algo señorita? —. Una mujer de edad ya avanzada pero muy amable se dirigió hacia ella que estaba solo parada en la entrada, pareciendo fuera de lugar de por si, ahora Karlie caía en cuenta que aquella era una clínica de animales y ella no llevaba ninguna mascota. La mujer que se dirigió a ella desde un escritorio bien centrado en aquella sala, tenía el cabello gris y corto, de su cuello colgaban unos anteojos, Karlie la identificó como la recepcionista.
Salió de su trance y se dirigió algo avergonzada hasta ella, y entonces los nervios la embargaron de nuevo.
— Yo... amm... buenos días—. Estaba evidentemente nerviosa, pero se obligó a guardar la compostura, se distrajo viendo todo lo que sus ojos le permitían de la clínica.
Ella estaba en la parte de la recepción, a sus espaldas y por los lados de la puerta estaban las bancas de espera, era un espacio amplio, por el lado izquierdo de donde se encontraba había un par de puertas, que supuso eran los consultorios, no lograba leer lo que ponían las placas en ellas.
Más allá del recibidor había un pasillo, y en él otras puertas. Se sorprendió del lugar, de lo que su ex novia había logrado.
Del lado derecho una pared completamente de cristal separaba la clínica de la tienda de mascotas, no lo había notado por la parte de afuera así que miró con más detenimiento, ambos locales estaban unidos, la entrada a la tienda estaba por dentro de la clínica.
— Buenos días hija, ¿en qué puedo ayudarte?—. Saludó y preguntó la recepcionista de Taylor con una expresión alegre.
— Yo, quería saber si se encuentra Taylor, Taylor Swift, la... Doctora Taylor Swift—. Karlie estaba tropezando con las palabras, muy pocas veces mencionaba a su ex, sin duda le costaba mucho trabajo.
La señora asintió entendiendo y sin tomarle importancia a la forma torpe en la que le estaba hablando la ojiverde. Una vez que preguntó por la rubia, se sintió desmayar, ya estaba ahí, debía hacerle frente. Respiró hondo y mantuvo ese ritmo. Los segundos que tardó en responder la mujer se le hicieron eternos.
— ¿Se encuentra bien señorita? —. Preguntó la recepcionista algo preocupada al ver el estado en el que estaba la muchacha.
— Yo...—. Karlie estaba temblando, se encontraba bien, bueno no del todo, pero tampoco nada grave, solo necesitaba tranquilizarse—. Sí, lo estoy.
— ¿Quiere un vaso de agua, o tomar asiento? —. Ofreció la mujer amablemente y con un aire maternal.
— No, no, está bien, gracias, no se preocupe—. Forzó una sonrisa y se mantuvo lo más firme que pudo—. Sólo quiero saber si Taylor está aquí.
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Siempre Y Desde Siempre
Hayran KurguSiete años es mucho tiempo. Karlie lo sabe. Siete años sin ella. Siete años sin superarla. Siete años amándola aún. Karlie está consciente de que no podrá recuperar su antigua vida, su antiguo amor. Sabe que ella no la ha perdonado y que jamás lo ha...