Capítulo 20

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Taylor entró muy sigilosa, tanto como lo había hecho Karlie minutos atrás cuando salió a la cocina, que la ojiverde no se dió cuenta de la intrusa de inmediato. Taylor aprovechó esos segundos para contemplarla, Karlie estaba acostada boca arriba, los brazos sobre su abdomen y su respiración parecía tranquila, tanto que la rubia pensó que estaría dormida.

Se acercó un poco más, solo un poco, para no asustarla en caso de que despertara o abriera los ojos. Pudo notar entonces el moretón que tenía sobre su lado izquierdo, y otro corte, aunque pequeño en la mejilla derecha. También una venda que rodeaba una de sus manos.

No concebía en su cabeza la idea de Karlie haciéndose daño. Jamás lo había hecho, en el tiempo que estuvieron juntas, solo un par de veces la ojiverde había perdido el control, y en una sola ocasión se había lastimado a causa de ello. Pero no sé comparaba con esto.

Taylor no quería recordar el dolor que había sentido. Karlie había sido su todo, y Taylor siempre había estado ahí para ella, se sintió mal de pensar que su novia no estaba allí con ella. Taylor no la habría dejado sola en un momento así.

Karlie se removió un poco, y fue entonces cuando abrió un poco los ojos de forma pesada y somnolienta y se percató de la figura que estaba cerca de ella. Abrió los ojos de golpe y frunció el entrecejo incorporándose sobre sus codos.

- ¿Qué haces aquí? -. Habló más con cansancio que otra cosa, su mirada no denotaba anhelo esta vez, solo indiferencia, una involuntaria. A Taylor le pareció extraño el trato viniendo de Karlie, pero entendía que no quisiera verla, se marcharía en cuanto se lo pidiera.

Si se lo pedía.

- Quería saber cómo estabas -. Dijo Taylor de forma cautelosa sin avanzar más hacia la cama donde permanecía tumbada la ojiverde. Karlie solo suspiró, no apartaba la mirada verdosa de la rubia, Taylor se sentía abrumada ante su escrutinio, pero se mantuvo firme y precavida. Sabía que Karlie la estaba evaluando.

- ¿Es obvio no? Ya te lo habrá contado Cara - dejó salir sin un ápice de emoción en su tono.

- Lamento que pasara -. Dijo sincera Taylor, pero por alguna razón se sintió mal y culpable que retiró la mirada.

- No es tu culpa -. Rebatió Karlie como si le leyera el pensamiento. Esas palabras le recordaron a Taylor la primera vez que hablaron, Karlie siempre tan noble e inocente, incapaz de reconocer que era verdad, que Taylor era la culpable. La rubia se quedó sin poder responder debido al dolor del recuerdo. Que no debería doler más, pero lo hacía, ¿Cuántas veces Taylor había tenido la culpa y Karlie le hizo ver que no era asi?.- Ya no tienes que sentirte mal por mi Taylor.

¿Lo hacía? Esas palabras le cruzaron el pecho como dagas. Karlie tenía razón, ya no tenía por qué sentirse mal por ella, sin embargo, se sentía estúpida porque a pesar de que ella misma había estado de acuerdo en la teoría, estaba ahí parada frente a ella sintiendo muchas cosas a causa de Karlie.

La ojiazul se atrevió a dar algunos pasos hacia el borde de la cama aun temiendo alguna mala reacción por parte de la ojiverde, no sabía por qué exactamente, pero sentía la necesidad de estar con ella, aunque fuera un momento. Ya estaba ahí y creía entender lo sola que Karlie se sentía, y a pesar de que no era más su problema se sintió atraída como un imán, como si el lazo que las unía años atrás aun siguiera ahí. Aunque un tanto más débil.

Verla así probablemente era el punto débil de Taylor. La conocía, tal vez mejor que nadie, y sabía hasta donde podía llegar con ella, en esos momentos, le era imposible estar enfadada dada su vulnerabilidad. Y se odio por eso.

- Pero lo hago -. Respondió la rubia con algo de pena en su rostro, tratando de mostrarle una sonrisa empática a la ojiverde. Dejarle saber que era inevitable, y que a pesar de todo lo que le había dicho, Taylor se sentía ligada debido a su historia.

Siempre Y Desde SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora