91. Dura realidad

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Lunes, 19 de agosto de 2018

Antes de seguir con Nico y Zac, debemos entender y ver que una revelación bastante importante estaba ocurriendo al lado de la charla de la inspectora y Nico, en el comedor.

Pensaban que la gente podía comer mínimamente bien, sin tener que hablar de nada inoportuno, pero qué bien de equivocados estaban.

Todo empezó minutos después de que Camila llegase al bar, solo para encontrarse con Nuria. La única camarera que no le dijeron de ir a la cocina, y la camarera que le dijeron que buscase a Belén, esa camarera que desapareció de la nada. Esa camarera que Paula sospecha que también es culpable. Pero claro, con tantas cosas, se lo encargó a Nuria.

—¿Camila? —no es que hubiese querido evitar a Camila esos días y por eso hacía tiempo que no hablaban. Simplemente que no coincidían en casi ninguna ocasión hasta ahora. Pero tampoco es que se hubiese interesado en hablar con ella después de dejarla de lado con lo de Lila y Gil —. No te he visto entrar ni a ti ni a tu familia al comedor. ¿Pasa algo? ¿Por qué no coméis? —obviamente Camila ya sabía que Nuria le contaba todo a la inspectora, así que estaba claro que no le iba a contar todo a ella.

—Porque este hotel está jodido, y al menos yo sí comeré. Dame un bocadillo de fuet —Nuria nos sabía qué responder —. El bar está abierto durante todo el día, y siempre se puede pedir un bocadillo a la hora del bar, así que, quiero un bocadillo de fuet, gracias. Y con tomate y aceite —no tardó mucho Nuria en reaccionar, y viendo desde lejos toda la carta del bar en la pared, entendió que Camila tenía razón.

Así que le hizo caso. Además, que hacer un bocadillo con fuet no era nada del otro mundo.

—Aquí tienes.

—Veo que te has posicionado bien —hacía referencia a cómo Paula le había dado ese trato de espiar por ella.

—¿Bien? Mejor que otros sí, pero sigo sin querer estar aquí.

—Nadie quiere estar aquí, no eres la única.

—Oye, ¿y tú te has enterado de algo sobre Macarena? He visto que os llevabais a Ágata para hablar —sabiendo por donde iban los tiros, quiso desviar algunos.

—No, por eso queríamos hablar con Ágata, no ha servido de mucho —medio mintió —. Ella es como la hija que no sabía nada. Imagínate que tus padres te esconden algo y tú no lo sabes, pues así es como ha quedado ella —esperaba que Marius le llamase con información importante sobre Ágata porque tuvo que abandonarlos por haberse recordado de Nico —. Nico —sí, ahora estaba viendo a la inspectora entrando por la cocina para hablar con Nico y salir con él hacia una sala.

—Pobre —susurró Nuria, se notaba que por dentro se sentía mal por él —. No sé qué más quieren de él.

—¿Qué más quieren de él? Tú eres la que le das información a la inspectora. Y encima me preguntas a mí cosas.

—Ya, pero es que no es que quiera.

—Si no quisieras no le hubieses dado tantos detalles —empezó a comer su bocadillo tranquilamente.

—Ya —se puso las manos en la cabeza —. Tal vez me pasé con lo de su historia y esas pastillas —Camila paró de masticar —. Ah, mierda, lo he vuelto a soltar. Pero no es nada grave. Aunque sí sospechoso por parte de la inspectora.

—¿Pastillas? Ahora me lo cuentas —y Nuria, porque ya sabía cómo era Camila, decidió contarle, cosa que Camila no se sorprendió mucho, pero en esa explicación también venía cómo le había contado a la inspectora y que por eso ahora estaban yendo a por él hasta arrestarle —. Alejandro —y otra persona un poco alterada esta vez apareció.

Hotel RubiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora