30. Sustos

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Lunes, 13 de agosto de 2018

Eran las dos de la mañana y Nuria no podía dormir. Se sentía idiota al dejarse vencer por una cría de 16 años y sabía perfectamente que estaba en medio de un crimen. ¿Pero por qué murió Lila? Se sentía mal y el hecho de tener que ir cada día a ese lugar le aterraba aún más.

—¿Hola? —Nuria escuchó unos golpes cerca de ella y su corazón empezó a palpitar más rápido que nunca. Encendió la luz de la mesita de noche y vio a alguien en una esquina, cerca del pequeño balcón.

No le veía la cara, empezó a gritar, pero esa persona no se movía. Suerte que las paredes del hostal eran finas y al lado estaba Aitana que se había levantado para ir al baño, así que escuchó el grito.

Nuria se levantó de la cama y cogió la lámpara de mesa que tenía al lado mientras corría hacia la puerta de salida, pero la persona desconocida empezó a correr hacia ella. ¡Qué raro! Aún a dos metros de ella no podía verle la cara.

El instinto de Nuria fue golpearlo con la lámpara y este retrocedió un poco, lo suficiente para que Nuria abriese la puerta y se encontrase a Aitana y a Nico en el pasadizo.

Esa persona que aún no se podía saber cómo era su cara volvió por donde había entrado ya que sabía que no podría luchar contra tres personas, y Nuria se quedó al suelo llorando y maldiciendo haber aceptado ese trabajo.

Aitana se acercó a ella lo antes posible para abrazarla e intentar calmarla mientras que Nico bajó las escaleras rápido para gritar al dueño que vienese que este tenía su habitación detrás de la recepción y después entró con la lámpara que cogió Nuria y se adentró a su habitación con miedo, pero listo para golpear a esa persona si era necesario.

No vio a nadie, miró por el balcón y tampoco había nadie corriendo. Más tarde se fueron los tres camareros a la habitación de Nico. Le dieron una manta a Nuria y un vaso de agua, aún seguía llorando y no podía evitarlo.

Más tarde llegó la inspectora con más policías para intentar ver quién era esa persona que entró en su habitación y que la intentó atacar, tenía el presentimiento de que era la persona que estaban buscando, pero ¿por qué atacaría a Nuria?

—¿Cómo era?¿La persona era baja, alta, tenía el pelo largo o corto? —empezó a preguntar la inspectora sin decir ni hola ni nada a la habitación de Nico.

—N-no —respiró profundo para intentar hablar —. E-era alto, y... y... ¿No tenía pelo?¿Ni cara? —Nuria al intentar recordar su cara, solo veía una mancha negra enfrente de sus ojos.

—Puede que llevase un pasamontañas y con el susto no has podido identificar bien su cara —comentó Saud que ya estaba empezando a aprender a ser más como Paula.

—P-puede ser —enserio que solo vio una mancha negra —. P-pero no había orificios de nada, era como un círculo plano —Paula le resultaba confusas esas palabras.

—Entiendo, tu vista debía estar distorsionada —le dijo Paula que seguía apuntando cosas en su libreta. Más tarde llegó Nico con un bocadillo que había hecho el dueño del hostal para que Nuria se encontrase mejor.

—Gracias —le dijo ella cogiendo el bocadillo.

—Bien, será mejor que descanses y no hace falta que vayas a trabajar. Cuando estés mejor hablaremos tranquilamente —le dijo la inspectora saliendo de la habitación y yendo a la que estaba Nuria para investigar los hechos.

Ese día le tocó a Nico aguantar todo el día en el hotel. Había más camareros, pero él fue quien tuvo que cubrir todas las horas de Nuria y eso implicaba que no podría descansar después de comer ya que estaría de vuelta a la barra hasta la hora de cenar, que justo también tendría que servir a los huéspedes.

Hotel RubiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora