36. Lola

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(Me disculpo por si algún comentario os hace sentir mal. Yo no pienso como estos personajes. En mi opinión, no debería haber ninguna discriminación sobre cualquier tipo de persona o de colectivo, pero tampoco se puede ignorar que siguen habiendo personas que piensan de esa manera)





Martes, 14 de agosto de 2018

Después de desayunar, Gina y Lola hablaron, tal y como Gina quería, pero esa conversación en la que Gina quería aclarar bien las cosas acabó en su contra.

Las dos vieron la escena de la inspectora yendo hacia los otros y después Marius estuvo a su lado, mirándolas como si ellas fueran a decir algo, pero como no decían nada, Marius se ocupó de eso.

Mientras tanto, ellas dos decidieron no entrometerse y se fueron hacia el parque infantil donde no había nadie.

—¿A qué juegas? —Empezó a hablar Gina. Empezaba a sentir que lo que le dijo Teresa en las montañas no iba en broma y que realmente Lola jugaba con las personas.

—Tía, no te entiendo, aclárate —se sentó en uno de los columpios.

—Desde el sábado no me has dirigido ni una palabra —se sentó en el otro columpio.

—Ah, vaya —Lola no sabía a qué venía eso —, perdón si no te he hecho caso veinticuatro siete, pero tengo otros problemas. ¿Sabes?

—¿Como cuáles? —se levantó del columpio —. ¿Como jugar con otras personas?

—Tía, te lo dejé claro, yo no voy de relaciones cerradas. Y no juego con nadie.

—Ya, lo sé. Pero siento que me has dejado así tal cual, como hecha mierda. Solo querías lo que querías y de mí nada, no te importan los demás —Lola se impresionó al oír esas palabras. Su plan era ir ella primero y decirle que ya no quería hablar más con ella, pero el hecho de que Gina haya empezado a hablar, le impedía saber por dónde seguir.

—Pues si es eso lo que tú crees, adelante —esta también se levantó del columpio en el que estaba —. Así que ya no te acerques más a mí ni a mi familia. Ni una palabra a mi madre —iba caminando otra vez hacia la terraza mientras que Gina la insultaba.

—Pero qué puta eres. Púdrete —Lola se giró al oír eso y se rio.

—La que se va a pudrir eres tú —sonrió —. Nunca me has caído bien —la miró —. ¡Qué tonta! —se volvió a girar y no miró hacia atrás. A Gina le dolieron mucho esas palabras.

Creía que aquí sería diferente porque nadie aún le había insultado por cómo era, y sentía que en ese lugar no le importaba a quien amabas, pero vio que ese de ser hetero seguía estando normalizado.

Aunque no sabía si reírse porque Lola tampoco es que fuera tan heterosexual después de todo. Aún no sabía el porqué no quería que su madre se enterase, y eso era porque tampoco sabía la situación de su padre, que según dijo Lola, se fue sin decir nada de casa por no aguantar a su madre, cosa que tampoco era mentira, pero no era toda la verdad.

Sin embargo, Gina quería devolvérsela, pero primero, decidió irse a su habitación porque no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas y no quería que más gente la viese.

Por el otro lado estaba Lola, con una satisfacción en el cuerpo por ser así, pero actuaba como si también estuviera mal. Si quisiera, podría ser una muy buena actriz. Se quedó después con su abuelo y su tío hablando hasta que se cansó y se fue hacia arriba.

—Lola, ya me puedes estar diciendo cómo ha acabado todo —se encontró a su prima por el pasillo y suerte que no había nadie por ahí en esos momentos —. Y por cierto, ¿sabes que el padre de Sara, Lucas y Zac puede ser el asesino? —Lola hizo como si solo escuchase esa última frase.

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