43. Los típicos dúos

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Miércoles, 15 de agosto de 2018

Esa tarde, Lola no paraba de hacerle la pelota a Camila por querer que le volviera a coger la confianza, pero Camila conocía perfectamente a Lola desde que tenían seis años, y si la intentaba hablar ahora, era por interés, porque quería algo de ella.

—¿Me puedes decir lo que quieres y acabamos antes? Gracias —estaban las dos en el mirador. Más bien, estaba Camila ahí con su ordenador cargando sentada en un sofá de tres plazas cuando Lola la encontró.

—Bueno, necesito tu ayuda —se sentó a su lado —. Y sé que habíamos pactado de no decirnos nada y tal, pero es que no sé a quién más pedir ayuda.

—Mientes —paró de mirar su ordenador y miró a Lola —. Has venido a por mí a propósito. Quieres un abogado, ¿verdad? —Lola no era la única que quería ser "amiga" de Camila por tener alguien de confianza y de prestigio en su defensa. Eso era algo que Camila no estaba muy orgullosa de tener la familia que tenía porque sentía que en realidad no tenía verdaderos amigos. Sin embargo, tampoco se sentía tan mal por estar normalmente sola. Era algo que ya se había acostumbrado con los años.

—Joder tía, sí que descubres las cosas rápido.

—¿Quién se va al juzgado?

—A ver, no es que alguien vaya, pero puede pasar y nuestras familias se conocen muy bien y... —siguió hablando Lola al ver que Camila no respondía —. Ya lo sabes.

—Ya, ¿pero en qué lío os habéis metido tú o tu familia? —en ese momento entraron, en el mirador, los chicos Bru, a excepción de Zac, y Adrián y Jaime iban con ellos. Pero estos dos últimos no reían tanto como los otros, o lo intentaban fingir.

—Hablemos después —le dijo en voz baja porque no quería que nadie más supiese de su situación. Y Camila tampoco dijo nada porque no le importaba mucho.

Además, aún se acordaba de la charla de esas primas en la piscina y cada vez que pasaban los días, más estúpido le parecía todo. La situación entre las primas era bastante ridícula y como a Camila le gusta jugar, no lo iba a decir tal cual, quería divertirse.

—Oye, ¿Y esa camarera que tu primo iba tanto al pueblo? —le dijo Lucas al sentarse en el sofá de delante de ellas. Los otros lo siguieron, pero Adrián y Jaime se quedaron sin asiento.

—¿Perdona? —Camila sabía de qué camarera hablaba, pero sabiendo lo "legal" que era su primo, sabía que no iba a hacer nada.

—Bueno, es que hemos hablado con ella y resulta que ya conocía a Marius por el pueblo —le contestó Yoel —. Todo encaja. Marius iba al pueblo a por ella, ¿no?

—Ah, ya —Camila tampoco estaba interesada en esa conversación —... La verdad es que no.

—¡Tías, que han encontrado otro cadáver! —interrumpió Teresa gritando y con una sonrisa, como si aún no supiera que lo que estaba pasando era realmente grave.

Como la piscina estaba cerrada, los huéspedes se quedaban en sus habitaciones, pero en ese momento, habían bastantes que también estaban en el mirador, y al escuchar esas palabras de esa adolescente, se asustaron más.

—No jodas. Se suponía que nuestro tío era el puto asesino —dijo Santi sin piedad y como si no perteneciera a su familia.

Lucas, por muy enfadado que estaba con Zac y ese padre suyo, le dolieron esas palabras porque seguían siendo familia.

—Pues resulta que hay alguien más, esto es increíble —Teresa seguía con el mismo tono de voz con el que había entrado y la gente la empezaba a mirar mal.

Hotel RubiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora