19. Tranquilos

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Viernes, 10 de agosto de 2018

—¡Idiota!¡Es la tercera vez que cuelas la pelota! —gritó Zac a Juan que andaba un poco despistado.

—Perdón, ya voy —se disculpó Juan.

—Oye, ¿qué te pasa? Te he visto extraño durante todo el día —le dijo Valentina cuando lo vio salir del campo de fútbol.

—Nada —Juan no entendía a qué venía eso.

—Has estado de mal humor todo el rato, algo habrá pasado —Juan se rio.

—No sé de qué me hablas —cogió el balón que se fue hasta el aparcamiento.

—Ya, pero si te pasa algo lo puedes contar.

—Oye, tampoco es que fuéramos mejores amigos, mejor no te metas en la vida de los demás, ¿vale? —Juan se estaba cansando. Valentina no dio una respuesta, se fue al banco con Sara y Teresa que estaban hablando de viajes.

Gina estaba en otro banco con Lola, preocupada por ver tantos policías alrededor y aún no se había quitado la curiosidad del porqué su padre estaba tan raro últimamente.

—¿Tú crees que mi padre tiene algo que ver con eso? —le preguntó Gina a Lola.

—Tía, ¿no lo dirás en serio, verdad? —Gina encogió los hombros.

—Puede, es que ya te he dicho que está raro últimamente y ahora una muerte. No entiendo qué está pasando este año.

—Ya, pero tampoco tiene que estar todo conectado.

—Pero ni siquiera nos contó por qué volvimos a España. Si decía que estábamos perfectamente en Nueva York.

—Ay tía, pues no sé. Intenta hablar con él o con tu hermana —después de decir eso vio que detrás de Gina estaba Nico sirviendo en la terraza y sintió pena —. Tía, creo que debería pedirle disculpas, es que soy muy mala —se rio.

—¿De qué estás hablando ahora? —Gina estaba confundida.

—Nada, perdón por cambiar así de tema. Pero me siento mal.

—Ah, ¿por Nico? —Lola asintió —. Yo también creo que le debes una disculpa.

—¡Madre mía! —Cristina interrumpió la charla —. No me creo que con la excursión de hoy tengan ganas de jugar, con lo bien que se está en la cama. ¿Qué tal chicas? —bebió de la lata de Coca Cola que llevaba.

—Ya, yo tampoco lo entiendo. Supongo que son chicos —Lola le siguió la conversación.

—Mis hermanitas también están jugando.

—Ya, pero como que hay más chicos...

—¿Y tú dónde estabas? —le interrumpió Gina.

—Pues durmiendo —las dos le hicieron un hueco a Cristina para que se sentase —. Es que puta Camila, tendríamos que habernos dado cuenta —las otras se rieron.

—Al menos hemos hecho más ejercicio que ella. Por cierto ¿dónde está ahora? —comentó Gina.

—Con Marius seguro —respondió Cristina.

—Pero si Marius está jugando —comentó Lola mirando al campo.

—Pues estará en su habitación. O no sé. Nunca se sabe lo que va hacer —respondió Cristina.

—¿Y tú con Marius qué? —dijo Gina. Cambiaban más sus temas de conversaciones que sus atuendos.

—¿Yo con Marius qué? —se hizo la confundida.

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