22. Cristina

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Sábado, 11 de agosto de 2018

Marius contó que escuchó a unos policías sobre el caso de Lila y Valentina le acabó contando el vídeo subido de ella porque al menos con él tenía una mínima confianza.

—Hablemos con Cristina —le sugirió su hermana Alba que solo intentaba ayudar —. Tendrá alguna explicación —otra vez, otra de las tonterías de esas gemelas iba a ocurrir.

—¿Y tú crees que ella sabrá algo? —Marius llegó más tarde, se fue un momento a hablar con Cristina antes, pero ella no le dijo nada.

—Ya he hablado yo con ella —dijo él al ver que estaban sentadas en un sofá en la sala del mirador.

—¿Por qué lo has hecho? No he querido que hables con ella —dijo Valentina enfadada.

—¿Y qué quieres hacer más?¿Llamar a Iván que no te coge el móvil?

—Mira. Sé que intentas ayudar, pero son cosas mías y no quiero hacerlas a tu manera.

—Valentina —intervino Alba —. No seas tan borde.

—No, tiene razón —dijo Marius —. Haz lo que quieras —caminó hacia afuera, no quería mal rollos. Quiso ir al bar, pero no vio a nadie. Se supone que ahora estaría Nico en la barra, pensó en Camila y la llamó para ver dónde estaba. Alba también se quería ir.

—Te estás volviendo peor que Cristina —dijo Alba levantándose del sofá.

—¿Perdona? Lo siento si no soy la hermana perfecta.

—No lo digo por eso. Claro que no eres perfecta —aunque Valentina lo sabía le dolieron esas palabras —. Si tienes otra solución, allá tú. También le puedes contar a papá.

—Estás loca. Eso no le incumbe —su tono de voz estaba subiendo y los demás huéspedes que estaban en la misma sala empezaron a mirar a Valentina —. Voy a hablar yo con Cristina —se levantó y se fue por la puerta, después la siguió Alba.

Al salir a la terraza, lo único que podían ver eran tres policías y pocos huéspedes ya que la presencia de la policía le asustaba y la gente prefería quedarse en la habitación o ir a caminar para estar lejos de toda la situación en la que estaban viviendo. Valentina vio a Cristina en la piscina con Lola, Gina y los chicos Bru.

Claro, no había razón para los chicos para decidir con quién ir, sus problemas no le incumbían a nadie más que ella. Sin mirar a los otros, se fue directamente a la tumbona de Cristina y ya le daba igual su opinión.

—¡Gracias hermana! —estaba muy enfadada —. Por tu estupidez ahora yo soy la zorra —Cristina la miró confusa mientras ella le enseñaba en el móvil capturas de pantalla de su amiga Estefanía. Al parecer, la única amiga real.

—¿Qué dices? —se sentó en la tumbona que antes estaba estirada.

—¿¡Qué coño les has enviado a todos de mí para que me insulten?! —la mitad de la gente de la piscina que no eran muchos las miraba, pero había alguna gente que sabía de esas familias y ya les daba igual sus dramas.

—Em, pues nada —Lucas y Zac salieron de la piscina para ver lo que pasaba con las gemelas —¿Has hablado con Marius? Porque le he dicho perfectamente que no tengo nada que ver con eso —parece mentira, pero hay muchas cosas que Cristina guarda de Valentina.

—Sí, ya seguro.

—Tía —intervino Lola —. ¿No será que te lo habrás ganado tú solita? —Valentina se enfureció aún más —. A ver si la próxima respetas más tu cuerpo —y Valentina le agarró de los pelos y esta empezó a gritar.

Hotel RubiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora