23. Cuadros viejos

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Sábado, 11 de agosto de 2018

Antes de que Adrián y Lola hablasen alterados en una mesa de la terraza, habían hablado esa mañana antes de ir a comer sobre jugar a Far Cry 5 en la PS4, la máquina que se habían llevado Adrián y Jaime de su casa para conectarlo a la televisión de la habitación del hotel.

Sus padres no estaban conformes con este juego que les había regalado su tío, pero igualmente se lo llevaron a escondidas junto a otros juegos menos violentos para disimular.

Camila sabía muy bien lo que hicieron estos dos hermanos porque fue ella quien les escondió el juego y se lo guardó en su habitación. Como siempre estaba en el medio de todo, pero eso le sirvió de excusa para entrar en su habitación, la 220.

—¿Y por qué os tenemos que dejar entrar? Pensaba que estos juegos no os interesaba —le preguntó Adrián que estaba en la sala del mirador en ese momento con Jaime y Cloe.

—Yo también quiero venir —le dijo su prima Cloe que escuchó la conversación.

—No Cloe, estos juegos no son para ti —le dijo él.

—Ni para ti —le dijo Lola.

—Oh, que ahora eres como Camila —comentó Adrián y Camila frunció el ceño.

—¡Qué va! Pero volviendo al tema. Queremos ver como son estos juegos de gamers y toda esa cosa —le dijo Lola. Adrián seguía sin entender a qué venía eso.

—No vais a jugar más si no nos dejáis pasar por al menos hoy —intervino Camila.

—Por favor, queremos ver cosas nuevas, o sea, nunca hemos jugado y lo queremos probar —Gina mintió. A ella no le gustaba nada los videojuegos y menos si había violencia .

—Bueno, ya veremos —dijo Adrián, pero después de pensarlo muchas veces les dijo que sí, que viniesen más tarde, pero que ahora su familia quería hacer una pequeña excursión hacia no se sabe donde y que más tarde estarían en el hotel.

Aunque ese hotel fuese un lugar donde estaban casi siempre juntos solo los niños y los padres por el otro lado, los adultos, de vez en cuando también querrían pasar algún rato con sus hijos.

Marius se pasó la tarde leyendo el libro que había comprado el día anterior en la habitación, y Camila aprovechó para deshacerse del bolígrafo. Todos conocían a Camila, y una persona le ayudó a llegar al pueblo.

Ahí encontró a Ágata que estaba haciendo algunos recados para su familia. No entendía por qué Marius la quiso ver ayer, que igualmente que no le había dicho a dónde iba, ella ya lo sabía. Saludó a las personas del bar que siempre la habían visto crecer y volvió al hotel.

Gina y Lola estuvieron con Cristina en la piscina hasta que llegó Valentina y se armase otra de sus peleas. Más tarde se ducharon y fueron a ver a Adrián que los habían visto volver con su familia. Este les dijo que esperasen que se quería duchar primero, así que de mientras, se quedaron otra vez en la habitación de Gina.

Cristina las llamó, pero en ese momento, después de bastanta charla juntas y de contarse su vida, Lola comenzó a besar a Gina. Dijo que solo era por probar, pero a Gina no le importó y le siguió el rollo. Más tarde llamó Camila, sin respuesta.

Así que decidió ir a la habitación de Lola, pero se encontró con Teresa. Camila pensó que eso era raro. ¿Qué hacía ahí si no estaban alojadas en la misma habitación?¿O Camila se había equivocado?

—Perdón. ¿Esta no es la habitación de Lola? —dijo Camila al ver a Teresa abrir la puerta. Se podía ver la cara de sorpresa de Teresa, pero actuó con normalidad.

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