64. Infiltrada

18 3 16
                                    

Sábado, 17 de agosto de 2018

Sí, seguíamos a sábado día 17, un sábado más largo que el viernes anterior, un sábado infernal para los del hotel. Ese infierno que estaban viviendo el cual querían que acabase ya.

Pero las cosas no eran tan fáciles de conseguir, por mucho que se esforzasen en encontrar a Jaime y en encontrar todas las respuestas que conduzcan al origen, nunca se acababa de descubrir nada, y ese día parecía igual.

Para Santi y Yoel, ese día decidieron empezar a ayudar a los demás, tan pendientes en una cosa tonta como la de su madre, que ahora se vieron metidos de lleno investigando el caso.

Esos dos hermanos decidieron dirigirse al bosque más tarde, ya que primero se fueron a su habitación para hacer absolutamente nada, una perdida de tiempo. Sin embargo, cuando se enteraron de dónde estaban los otros, decidieron ir con ellos.

Los dos iban caminando con el móvil en la mano, supongo que mirando Instagram, cuando Camila les envió un mensaje de que esta noche tenían que ir a su habitación sí o sí. Tampoco tenían excusas u otra cosa que hacer, así que aceptaron.

—¿Cuánta gente va a venir más? —comentó Adrián un poco molesto al escuchar las pisadas de Santi y Yoel acercarse.

Aún no se sentía muy bien consigo mismo ni con nadie. Solo quiso irse al bosque para estar solo.

Que viniese Joan no lo molestó tanto, pero ahora venía gente, y más gente, y más, gente. Camila, Gina y Gabriela acababan de aparecer. En fin, a veces alguien necesita estar un rato solo para calmarse y librarse del estrés, pero ahí era un poco difícil.

—Venga, sé agradecido —le dijo Juan dándole palmadas en la rodilla —. Están viniendo por ti —se levantó —. Deberíamos estar buscando a Jaime, aquí sentados no hacemos nada —y lo decía él que animaba a las otras personas, pero no se podía animar a sí mismo. El no despertar de Elisa le dolía, pero no lo mostraba por fuera.

Eso era algo que estuvo ocultando toda la mañana mientras se alejaba del problema intentando ayudar a Adrián y haciendo más caso a la desaparición de Jaime.

¿Por qué uno no podía aceptar sus sentimientos? Y no solo romance, eso es lo menos que podía estar pasando ahora, pero todo tipo de sentimientos y emociones negativas que uno intenta ocultar y al final acaba explotando.

—Por cierto, Cloe y yo solo hemos anotado a dos personas con el pelo castaño y los ojos verdes —comentó Cristina al entender que debían de tener pistas antes de buscar nada —. Pero una es una mujer de limpieza y la otra es el socorrista del año pasado. Ni me acordaba que este año lo habían cambiado.

—Joder, eso tampoco ayuda mucho, ah —iba a decir algo, pero vio a Camila se dio cuenta que lo que iba a decir no era adecuado —... Oye, vayamos a hablar cada uno con sus padres —¿Pero qué estaba diciendo ahora? Estaba soltando palabras por decir algo —. O con los camareros, tenemos que enfrentarnos a alguien —empezó a sentirse mal.

Tal vez por levantarse de golpe, tal vez por tomarse tantas pastillas esa mañana para relajarse, o tal vez porque sus ataques de ansiedad volvían. Qué pena, había aguantado muchos días sin sentirse así. Puede que fue por estar ignorando todo este tiempo los problemas que traían el hotel.

—Tú quieres desaparecer, ¿verdad? —a Gabriela no le gustaba que Juan siguiese dándole tanta importancia a ese asunto. Si seguía divagando más, podría acabar descubriendo que ella tuvo que ver con eso. Y como era lista y conocía a su hermano, sabía perfectamente que él no lo iba a descubrir de primeras, sino que sería Camila, por eso ahora iba tanto con ella —. Lo siento, pero Adrián y Jaime estaban investigando bastante, ¿verdad? Puede que os hayan pillado y ahora se han llevado a Jaime —su mayor miedo ahora era que Juan y los otros se volviesen en contra de ella, pero por el otra lado, también tenía miedo de ese hombre misterioso que no para de darle órdenes.

Hotel RubiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora