27. María

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Domingo, 12 de agosto de 2018

María recibió un mensaje de Elisa después de que ella se diese una ducha rápida por si quería pasar un rato en la piscina con ella. Le contó también que estaban las Varela y seguro que Zac y Lucas estarían por ahí haciendo el idiota. Ella aceptó insegura y dejó de ver a sus primos jugar para irse arriba y cambiarse de atuendo. En la piscina encontró a Teresa tomando el sol.

—Disculpa, ¿sabes dónde está Elisa? —le preguntó María al ver que no encontraba a Elisa. La razón era porque no veía sin lentes.

—Ah, lo siento, no sé, pero debe estar por ahí —le dijo ella indicando la tumbona de Alba. Ella no veía nada pero asintió y le dio las gracias. Cuando se acercó ahí vio que Elisa estaba durmiendo a dos sitios de la tumbona de Alba, en el medio había una toalla y ropa que se suponía que era de alguna de las hermanas.

—Em, hola ¿qué tal? —le dijo Alba al ver que María se acercaba.

—Hola, bien. Elisa me había dicho que bajara, ¿pero está durmiendo? —Alba miró en dirección a Elisa.

—Pues sí. Bueno, siéntate aquí —le dijo ella indicando la tumbona donde había la ropa y la toalla de su hermana —, Cloe se pasa horas en el agua, así que no te preocupes —aún no había tenido la oportunidad de hablar con Alba le pareció bastante maja.

Elisa le contó ayer que Juan estaba colado por ella, pero que esta le rechazó. Normal que alguien se colase por Alba, era muy guapa y muy carismática, pero María encontraba a Juan guapo también, no sabía por qué le había rechazado. Puede que sea por la personalidad que tenga. Aún no lo conocía muy bien.

—Siempre había visto a tu madre, pero no sabía que tenía una hija —le comentó Alba mientras tomaba el sol.

—Ya, poca gente sabe que existo. Estoy más con mi padre.

—¿Y qué te trae este año por aquí? O sea, ¿por qué no has venido años antes?

—No sé, supongo que quería hacer algo nuevo este verano y le pregunté a mi madre si podía venir.

—Ah, ¿y qué hacías con tu padre? —María se avergonzaba al contar que no podía hacer nada con su padre porque no tenía suficiente dinero mientras que Alba y su familia hacían como cinco viajes al año.

—Bueno, con poca cosa me conformo —en realidad no, siempre ha querido hacer más cosas con su madre y con la parte de la familia de su madre —. Además, una playa o una piscina son tal cual lo que son, no me importa donde sea —Alba, al estar siempre relacionada con su familia y círculos de gente rica, no sabía cómo hablarle a María, se sentía incómoda.

—Cada uno le gustan cosas diferentes. Pero algún día vente con nosotros algún sitio —le ofreció. Intentaba ser demasiado amable y siempre ofrecía cosas a la gente que raramente cumplía.

—Vaya, gracias, no hace falta, no me quiero sentir una acoplada —dejaron a parte su diferencia de rica, pobre y hablaron más neutrales como sus gustos por la comida y cómo les iba a la escuela, al menos María estaba al mismo nivel con Alba ya que iba a una escuela privada por su madre.

Además hablaron de cotilleos a los demás, un tipo de conversación que María le parecía raro porque no había hablado así con alguien, ni con sus amigas que solo estaban por deberes y poca cosa más. A Alba le cayó bien María y le hubiese gustado haberla conocido antes.

El tiempo por la mañana pasaba y cuando Elisa se levantó, María se dio cuenta que se había quemado. Elisa le dijo que se iba a su cuarto y María, con Alba y Cloe, siguieron hablando mientras que iban hacia la terraza para tomar algo.

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