42. Palabras

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Miércoles, 15 de agosto de 2018

—¿Qué hacías? —María sintió que ir ella sola fue una mala idea.

—¿A qué te refieres con eso? —le preguntó Juan que estaba con el cuaderno de matemáticas en frente.

—Pues, que te vi ayer. En la piscina —quería respuestas, pero no sabía cómo hacerle hablar y Juan se sentía perdido en esa situación.

—Perdona. ¿Cómo que en la piscina? —María no dijo nada por un buen rato y no se movía, estaba de pie delante de la mesa donde estaba Juan y sus libros.

—Nada, es que por la noche vi a alguien, y creo que eras tú —Juan no pudo no soltar una risita.

—¿Me estás acusando de algo? —definitivamente fue muy mala idea que María fuese a hablar con Juan —. Yo no tengo nada que ver con eso y tu vista está más distorsionada que yo que sé —casi se ríe de sus palabras.

—Lo siento, pero es que e-eras tú —vio que Juan la estaba mirando con una cara muy seria y como si él fuese el asesino.

Claro, ahora se pensaba que si hablaba a veces con Camila era porque los dos eran compinches, pero parecía estúpido que unos adolescentes hicieran ese tipo de cosas.

—Eh —le dijo Juan al ver que no decía nada más —. Ni se te ocurra incriminarme así, no sé qué te hecho yo para que pienses eso —a Juan no le gustaron las palabras de María, ni cómo pensaba.

—Ya —María se dio cuenta que decirle esas cosas a Juan no estaban bien y no tenía fundamentos —. Perdón, lo siento, en serio —sentía que iba a llorar —. Mejor me voy.

—Pero espera —intentó decir Juan cuando vio que su prima se iba porque tampoco quería mal rollos con ella y porque le intrigaba saber por qué dijo eso. ¿Por qué piensa que él estaba ayer por la noche ahí?

Juan no entendía a qué venían esas palabras de María, pero lo iba a descubrir. Si realmente cree que fue él quien estaba esa noche en la piscina con ese cadáver, significa que alguien era muy parecido a él o intentaba incriminarle.

—María —la inspectora y Saud acabaron de hablar con Gabriela, quien esta levantó las sospechas hacia su prima y les dijo a los policías que estaba ocultando algo. María se paró de golpe al encontrarlos en el vestíbulo.

—Hola —dijo ella asustada.

—¿Cómo estás?¿Todo bien? —la inspectora intentaba ir de amable para después atacar con sus preguntas.

—Sí, bueno, es que ayer fue muy raro —intentaba mantener la calma.

—Ya, es por eso que queremos hablar contigo, y seguro que tu madre quiere estar presente. ¿Sabes dónde está? —querían interrogarla, algo que María no quería, no aún. No tenía muy claro que vio a Juan, y si realmente era él, por dentro suyo sentía que tenía que mentir porque no quería incriminarle así tal cual —. ¿Y bien?

María aceptó lo que dijo la inspectora porque no quería que sospecharan de ella. Pero su madre no estuvo muy de acuerdo con eso ya que no quería que su única hija estuviese metida en esos crímenes, además, que eso la arrastraba hacia ella.

—Olía raro, así que salí a fuera y me encontré con eso, no tengo más información, lo siento —algo dentro de ella le decía a la inspectora que eso no era todo.

—Disculpa, al parecer tengo que contestar —dijo la inspectora después de que alguien la llamase por quinta vez, demonios, ahora que María empezó a hablar... —¿Hola? —se levantó de la silla en la que estaba y de paso, María y su madre se relajaron un poco por las preguntas que hacía paula.

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