68. Mejor duchémonos

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Sábado, 17 de agosto de 2018

Muchas emociones pasaron ese día. Sin embargo, antes de llegar a las ocho, Juan se fue de donde estaban Adrián y los otros para hablar con Nico. Era lo único que podía hacer ahora mientras los otros encontraban a Jaime

—No tengo ni idea de lo que me estás contando —le dijo Nico después de oír unas palabras sin sentido salir de la boca de Juan.

—No te tengo miedo, ¿qué coño hay ahí abajo?

—No sé, nunca he entrado ahí —gritó él. Mientras, detrás de él, salieron Ágata y Nuria de la cocina sin comprender nada.

—¡Joder!¡Había una puta etiqueta con tu nombre ahí!¡Alguna vez has estado!¡Llamaré a la policía!

—¡Me estás acusando sin razones!

—¿Qué pasa ahora? —interrumpió Nuria.

—Este camarero no es inocente —Juan señaló a Nico.

—Eso no es verdad —Nico no sabía cómo defenderse, pero estaba seguro de que él no era culpable de nada.

Hubo un silencio, y Juan se atrevió a ir detrás de la barra para coger el brazo de Nico e irse hacia esa puerta

—Ven —Nico se resistió al principio —. ¡Que vengas hostia!

Total, tampoco tenía clientela ahora. Todos estaban yendo hacia el mismo sitio.

—Mejor quedaos aquí —les dijo a Ágata y a Nuria. Al menos estarían vigilando la barra y tampoco es que a Nuria le hiciera gracia estar cerca de la inspectora ahora.

Nico vio todo el panorama mientras que Juan lo empujaba hacia esa puerta que estaba rota. No pensó que todo el mundo fuera hacia ahí. Todos estaban pendientes de Jaime, pero él seguía en entender por qué Juan estaba enfadado y por qué lo acusaba. Además, una etiqueta con su nombre no decía mucha cosa.

—Ahí están las tuberías del hotel. ¿Qué puede haber más? —le dijo Nico.

—Nos encontramos tu nombre por aquí. ¿Qué tareas haces tú aquí?

—Nada —Juan no le soltaba del brazo —, solo fui dos veces para coger troncos, ¿pero ir hacia esa puerta? Nunca se me ocurriría —los dos vieron salir primero a Santi y a Yoel con una cara de asco. Tal vez por el olor. Detrás suyo salieron las dos chicas y Marius y por último Adrián y Jaime —. ¿Se puede saber qué pasa?

—Han encontrado a Jaime —el enfado de Juan se fue al ver a Jaime vivo.

Nico y Juan miraron esa situación, seguía viniendo más gente y Saud intentaba poner orden. Unos minutos más tarde se acercó Gabriela. Juan se preocupó, pero estaba demasiado metido en que Nico ocultaba algo, que no vio lo mal que lo estaba pasando su hermana.

—¿Me vas a soltar ya?

—¡No! —después miró a su hermana —. Gabi, si quieres aviso a los abuelos, después me lo cuentas todo. ¿Es algo muy urgente?

—Bu-bueno —Gabriela tenía dudas de si decirle o no. Tenía ese miedo de que con tanta gente, ese hombre estuviera ahí y la estuviera espiando —, mejor hablar a solas —no quería hacer más daño de lo que ya había hecho.

—¿Seguro? —se acercó a ella y de paso arrastró a Nico del brazo. Parece mentira, pero el chico estaba fuerte, más fuerte que ese camarero delgado que no es que fuera un flojo, pero no era como un atleta profesional —. ¿Por qué lloras tanto? Si han encontrado a Jaime.

—Na-nada, es por todo el día. Estoy bien —ella se iba alejando, no confiaba en nadie que no fuese Juan —, los abuelos están en el hospital. Después hablamos —y dio media vuelta para irse de ahí.

Hotel RubiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora