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hyunjin lo observaba fijamente en silencio mientras fingía estudiar. el menor se había auto-invitado esa noche a dormir en su casa y minho no podía negarse. así que allí estaban: el pelinegro tratando de estudiar luego de haberle pedido al contrario que hiciera silencio y el rubio reprimiendo sus instintos revoltosos para complacer los deseos de su hyung.

—¿por qué no usas los lentes? el otro día te los vi puestos... —dijo refiriéndose a cuando se asomó por la ventana usándolos.

minho maldijo internamente por haberse dejado ver con facilidad, intentando sonar lo más neutral posible al contestar de regreso—: no me hacen falta.

—pero si parece que estás forzando demasiado los ojos... —minho no respondió ante el comentario del menor y siguió estudiando, hasta que segundos después sintió movimiento y levantó el rostro para mirar. justo al hacerlo, hyunjin colocó en su rostro los lentes, con cuidado y mucha delicadeza. —¿ahora sí ves bien?

minho suspiró con cansancio. ese niño no podía callarse—: te dije que no los necesi-

—se te ven bien, no luces tan gruñón cuando los tienes puestos —halagó hyunjin, con una pequeña sonrisa en sus labios y su mirada fija en los ojos gatunos del mayor—. tu cara se ve más linda.

minho detuvo cualquier movimiento de su cuerpo y su cerebro se detuvo. ¿había oído bien?

—gracias... —murmuró suavemente antes de devolver su atención al libro, pasando de páginas distraídamente mientras buscaba algo que captara su interés; al menos algo que lo ayudara a olvidarse de la presencia de cierto chico fastidioso de linda sonrisa y voz suave.

ABRE LA VENTANA, LEE。 hyunho ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora