ABRE LA VENTANA, LEE｡ hyunho ✔️

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había pasado más de un mes desde que hyunjin vio a minju con yuri en el gimnasio. las dudas que le perseguían no le dejaban relacionarse normalmente con sus amigos, ya que se mantenía en silencio durante sus encuentros en el instituto.

aún después de tanto tiempo quería saber por qué minju terminó con él. aunque estaba seguro de que sus sentimientos por ella habían desaparecido, aquella pregunta lograba quitarle el sueño en las madrugadas. seguía con la incertidumbre; quería una respuesta, fuera la que fuera, pero quería saberla.

y se sentía peor, porque en el fondo sabía que no podría obtenerla. había intentado hasta caerse de la ventana de minho.

ya no estaba conforme con creer que no fue suficiente para ella. ¿lo dejó por yuri? ¿por el supuesto chico con el que salía? ¿hizo algo erróneo cuando estuvieron juntos?

¿o el problema siempre fue él?

"eres más que suficiente, hyunjin, nunca dudes de ello."

las palabras de minho cuando apenas comenzaban su amistad le hicieron sentirse un poco mejor consigo mismo. a pesar de la cantidad de días que habían pasado, el mayor le había demostrado lo preocupado que se sentía por él. y aunque quería contarle sobre sus inquietudes desde el primer día, sus dudas lo detenían.

minju seguramente quería mantenerlo en secreto. y aunque ella no le dijo nada cuando lo vio saliendo del gimnasio aquella vez, debía haber una buena razón por la que se escondían, y por la que nadie parecía consciente de su relación.

hyunjin revisó la hora en su teléfono, entrecerrando los ojos por el brillo de la pantalla. su habitación había alcanzado la oscuridad absoluta, y no era de extrañar, ya que eran las dos de la madrugada. no había podido dormir nada esa noche.

de levantó de la cama y se aproximó a la ventana, observando el cielo. de inmediato recordó a minho cuando vio pequeños destellos en el manto oscuro. suspiró, extrañando cuando se quedaba con él a dormir y el mayor se quedaba estudiando hasta tarde.

preguntándose si el más bajo estaría dormido, tomó el móvil y marcó su número sin pensarlo demasiado. tal vez demasiado egoísta por arriesgarse a despertarlo un domingo en la madrugada, pero cuando fue atendido al segundo tono y habló, lo tuvo todo claro.

había olvidado lo mucho que necesitaba escuchar su voz.