Con el pie izquierdo

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OCHO

El baile de primavera era el evento principal de la temporada. Todo debía ser perfecto y nada podía salir mal. Con tres príncipes en el lugar, sería más fácil cubrir errores, pero también sería más difícil destacar del resto. 

-El príncipe Alex es majestuoso -la llegada de Alex al interior del salón fue uno de los eventos principales de la noche. Ese era el primer baile importante del príncipe, por lo que debía dar una primera buena impresión, tener al lado a Fargan fue de hecho bastante beneficioso, ambos parecían completamente opuestos, pero en realidad se complementaban muy bien. 

-Ese a su lado es el príncipe Fargan ¿cierto? Escuché que solo gobierna una pequeña colonia de Karmaland, no sé si es lo suficientemente digno para nuestro pequeño príncipe. 

-Tal vez no lo suficientemente digno, pero debes admitir que se ven muy bien juntos. 

Todas las miradas estaban sobre ellos, cientos de susurros se superpusieron sobre los músicos. Alexby sintió por primera vez la presión de ser juzgado por una pequeñísima parte del reino. 

Cuando creía que no podría controlar sus nervios y echaría todo a perder desmayándose en la entrada, su mano fue cubierta por una cálida sensación de seguridad, al bajar la mirada se encontró con la mano de Fargan apretando la suya. 

Fargan sonrió afectuoso, haciendo que todo fuera más fácil. Por un instante Alex pensó que casarse con Fargan no estaría tan mal, que dentro de toda esa desdicha había un poco de alegría y afán, que tal vez si se esforzaba un poco llegaría a enamorarse de él. Fueron pensamientos fugaces que en un futuro tendría que repetirse para poder continuar. 

Obviamente la llegada de Alex y Fargan no se comparó a la de Vegetta y Reborn. Si Alex y Fargan parecían encajar a la perfección, Vegetta y Reborn parecían hechos con el único propósito de encontrarse y permanecer juntos, como si el cielo se hubiese coludido para darles lo mejor a cada uno y destinarlos a encontrarse para crear un concepto nuevo de "corresponder".

-Creo que después de esa llegada todos se han olvidado de nosotros -comentó Fargan un tanto triste de que haberse esforzado tanto en su vestimenta y cabello no sirvió para nada. 

-Mejor si es así -dijo Alex tomando una copa de alguna de las pocas bebidas no alcohólicas que había sobre la mesa del buffet. -Aunque lo siento un poco por ti -agregó casi en un susurro. 

-¿Qué? ¿Por qué? 

-No soy lo suficientemente sobresaliente como para hacerte destacar esta noche -Alex lo miro directo a los ojos. Su mirada era feroz y siempre a la defensiva, pero por momentos mostraba un brillo de vulnerabilidad y amabilidad, resultaba bastante atrayente mirarlo. -Debiste esforzarte mucho estos días, estuviste presionado desde el momento en que acepté venir contigo, mi hermano no ayudó mucho a reducir esa presión, las personas de este baile tampoco, y yo hice lo mismo -hubo una pausa de algunos segundo. El menor de los príncipes suspiró antes de continuar. -Perdón. 

Fargan pensó que había escuchado mal, pero al observar a Alex se dio cuenta de que el príncipe sí estaba disculpándose con él. 

Cualquiera moriría por escuchar una disculpa de un príncipe, sin embargo, Fargan se sintió inexplicablemente mal, incluso culpable, tanto que quería salir corriendo y meterse en la fuente de agua helada. 

-¿Eeh? -el calor en las mejillas del moreno crearon un sonrojo adorable. -Pri... príncipe Alex, no debe pedirme perdón por algo tan insignificante, decir que no es suficiente tampoco está bien. Alexby, yo le aseguro que al aceptar venir conmigo usted ha hecho que todo el buen karma que he cultivado a lo largo de mi vida sea compensado. 

Alex estaba a punto de vomitar. 

-Absolutamente ridículo -dijo antes de darse la vuelta y alejarse de Fargan, perdiéndose entre la multitud y dejando al moreno totalmente confundido. 

¿Eeeh? ¿Dije algo mal? 

***

Rubius había planeado llegar mucho después de Vegetta, no quería verle siendo arrogante y presumiendo a su perfecto acompañante. Al final había decidido invitar a un niño bonito de apariencia andrógina, hijo de un escritor bastante popular. Nada comparado con la belleza de los príncipes, pero lo suficientemente decente como para acompañarle el resto de la noche. 

Al ver a Fargan a lo lejos, y solo, corrió hasta él olvidándose de su acompañante. 

-¡Fargan! -llamó. 

-¡Rubius! ¿Qué haces aquí? pensé que te habías dado por vencido. ¿Con quien viniste? 

-Eso importa una mierda, lo importante es saber por qué estás solo. 

-Eso... Creo que dije algo que no le agradó mucho a Alexby, se fue sin decir nada -Fargan buscó alrededor, pero había tantas personas que fue simplemente imposible encontrar rastro de él. 

-Típico de un príncipe -dijo Rubius fastidiado. -Será mejor que lo encuentres cuanto antes, si permaneces solo mucho tiempo los rumores sobre lo que ocurrió entre ustedes se esparcirán rápidamente, incluso si no ocurrió nada.

-Es bastante inteligente, sabe manejar las situaciones, esperaré un poco aquí por si decide regresar. ¿Qué hay de ti? ¿No regresarás con tu pareja?

-No quiero, el chico es bonito, pero muy soso. Ya que mi objetivo de destacar entre el resto y así conseguir mejores propuestas para matrimonios convenientes se ha ido a la mierda, mi nuevo objetivo es hablar con importantes comerciantes y dueños de tierras ganaderas o pesqueras. 

-Creo que eso tampoco servirá -dijo Fargan mirando al otro extremo del salón, donde un cumulo de personas rodeaba a dos chicos en el centro. 

-¿Qué es eso? 

-Todos los inversionistas importantes se la han pasado rodeando a tu príncipe de cabellos cárdenos y a su acompañante egoliano. Está claro que esta es su noche, si no fuera porque debo encontrar a Alexby yo ya me hubiera ido de aquí, deberías irte, quedarte solo te frustrará más. 

Rubius estaba bastante furioso, todos sus planes para la noche seguían siendo estropeados por el forastero de Egoland. -No me iré, sé que la razón por la que tú quieres irte es por tu plebeyo de los barrios bajos, pero sabes mejor que nadie que yo no me rendiré tan fácilmente, haré que esta noche todos recuerden el nombre Rubén Doblas. 

Fargan tenía muchas preguntas que hacer, ¿cómo sabía Rubius sobre sus asuntos con la clase baja? ¿qué es lo que planeaba hacer? ¿por qué estaba tan obsesionado con que todos lo reconocieran? Justo cuando estaba a punto de preguntar, Rubius se acercó a la mesa del buffet, se sirvió una copa de vino,  tomó la mano de su lindo acompañante y lo jaló hasta el pandemónium de personas rodeando a Vegetta y Reborn. 

Fargan suspiró cansado, aún cuando la noche recién comenzaba. 






Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora