La noche del altercado

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SESENTA Y OCHO

DOS NOCHES ANTES DEL REGRESO DE ALEXBY

La casa estaba en silencio, pronto sería media noche. Aunque las luces seguían encendidas, dos personas fuera de la residencia esperaron pacientemente hasta que estas se apagaron.

-Recuerda, lo sacaré por detrás. Mantén lista la carroza. Te esperaré a las afueras de la ciudad para poder enterrarlo juntos.

-¿Estás seguro de entrar tú solo? ¿Qué pasa si se despierta e intenta defenderse? Sabemos que es más rápido que nosotros.

-No desconfíes, me encargué de que su sirvienta pusiera el sedante en la cena de hoy.

Auron miró a Luzu con desconfianza. El brillo en sus ojos se fue apagando lentamente, ahora solo veía al príncipe con compasión, siguiéndole por mera costumbre y deseando que el anterior 'Luzu' regresara.

Antes de que Luzu entrara en la casa, lo tomó de la mano. Luzu se sintió extrañado por la acción, confundido, le dedicó una mirada directa.

-No lo hagas -rogó el sastre con la ligera esperanza de lograr algún efecto de arrepentimiento. En su lugar, solo consiguió que el castaño se enfadara.

Con brusquedad, se liberó del agarre. -No digas tonterías, haz lo que te dije y no vayas a arruinarlo.

Auron se quedó con la imagen de Luzu escabulléndose y entrando a la residencia de Fargan. Solo podía esperar para poder cumplir con su parte del plan.

***

No fue difícil entrar, después de todo, pagó demasiado dinero a los empleados de Fargan para poder escabullirse sin ningún problema, que estos se fueran y que no regresaran por los siguientes días.

Entró cuidadosamente a la habitación de Fargan. Dentro todo era un caos, hojas regadas por todo el suelo, botellas con tintes en todas partes, bocetos pegados en la pared, resultaba difícil concentrarse teniendo tanto por mirar.

En la cama, el rostro de Fargan lucía relajado, durmiendo pacíficamente, como si todos los pecados que había cometido no existieran en realidad.

Luzu sintió la necesidad de torturarlo antes de asesinarlo, sentía odio hacia esa persona. Todos sus problemas se debían a él, si acababa con Fargan, ¿regresarían las cosas a lo que eran antes? Seguro que no, pero Luzu tenía la certeza de que al menos ya no sería usado en el futuro.

No podía quedarse por mucho tiempo ahí. Aunque Fargan vivía solo, las casas del vecindario estaban juntas la una a la otra, tenía que cuidarse de no hacer demasiado ruido.

Solo debía dar un golpe certero y terminar con eso lo antes posible.

Tomó la daga que había traído consigo, su mano temblaba tanto que tuvo que usar ambas para poder estabilizar un poco el agarre.

Miró al moreno una vez más, sintió que algo estaba mal. Algo no parecía encajar del todo con el perfil de la persona que buscaba. Tal vez sintió un poco de consideración, después de todo, Fargan públicamente siempre fue alguien amable y sobre todo alegre.

Dudó tanto tiempo que sus brazos se cansaron, bajó la daga y se arrodilló frente a la cama, sudor recorriendo su cuerpo, su respiración agitada, el corazón acelerado.

¿Por qué? ¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Será que aún queda algo de compasión en mí?

Los pensamientos del príncipe volvían a tornarse más humanos.

Nunca había asesinado a alguien, ni siquiera a un animal. Odiaba ver a las personas siendo violentas y odiaba el sentimiento que se apoderaba de él en ese momento.

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora