La persona a tu lado

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VEINTIUNO

Un príncipe como Vegetta siempre lucía perfecto y atractivo, incluso en las situaciones más desfavorables Vegetta seguía siendo guapo. Por esa razón, todos quedaron sorprendidos al ver al príncipe completamente desalineado.

Su ropa estaba bien, incluso su cabello estaba igual que siempre, pero las ojeras en sus ojos delataban lo difícil que había sido la noche anterior. No solo eso, el movimiento de sus dedos sobre el escritorio y que mordiera sus labios cada cierto tiempo, daban la imagen típica de alguien nervioso.

No era extraño, la fuga de Alexby fue la noticia que se esparció por todo Karmaland a primera hora de la mañana. Vegetta, Lolito y Luzu habían sido obligados por el rey a asistir al colegio a pesar de que los tres estaban recios a apartarse de su hermano.

Alexby había pasado toda la noche durmiendo, también el resto de la mañana, por lo que Vegetta no había intercambiado palabras con él en todo el día. Ahora estaba en el colegio, sin oportunidad para estar presente cuando Alexby por fin despertara, internamente odió un poco a su padre en ese momento.

Sabía que el rey los había obligado a irse porque quería distraerlos, pero entonces ¿¡POR QUÉ LE PERMITIÓ A FARGAN QUEDARSE!? En la cabeza de Vegetta, Fargan y Alex eran solo simples conocidos, ni siquiera lo suficientemente cercanos como para permitirle entrar al palacio.

-¡De Luque! –si había alguien que se atrevería a acercarse al mayor de los príncipes sin importar que Vegetta fuera capaz de asesinar a cualquiera que lo molestara, ese era Rubius. –Escuché que tu hermano escapó del palacio. ¿Acaso se cansó de ti? No me sorprendería que ese fuera la razón.

Vegetta no respondió, solo le dio un vistazo de soslayo y continuó ignorándolo.

-Fue solo una broma, normalmente parece que odias a todo el mundo, pero esta vez parece que quieres asesinarlos a todos, solo quería aligerar el ambiente, mira, todos están callados por temor a ti.

Vegetta miró alrededor, era verdad que todos parecían estar a la defensiva, en silencio y solo murmurando cosas triviales sobre las clases. No había ese ruido de risas en los pasillos, ni de gritos eufóricos, carcajadas por chistes malos, personas corriendo por los pasillos, el sonido de los instrumentos desafinados o de los cantos disonantes. Desde esa perspectiva, era un silencio muy incómodo.

-No sé la razón por la que escapó –dijo tajante.

Rubius le creyó. Vegetta pocas veces externaba aspectos de la vida privada del reino, pero cuando lo hacía lo decía en serio, especialmente si se trataba de sus hermanos. Si mencionaba que Luzu era bueno cantando, entonces definitivamente Luzu sería el mejor cantando; si decía que Lolito era bueno jugando ajedrez, entonces nadie en Karmaland le ganaría en una partida de ajedrez; si Vegetta no sabía por qué Alexby había escapado, entonces realmente no lo sabía.

-¿Y no tienes alguna suposición? –era la primera vez que Rubius y Vegetta hablaban tan seriamente por más de dos minutos.

Sin embargo, Vegetta seguía sin querer mirarlo de frente.

Dolía ver a Rubius.

-No.

También eso era verdad, Vegetta no encontraba ninguna explicación para justificar las acciones de su hermano. Lo único que podía hacer era esperar a que Alexby despertara y a que este estuviera dispuesto a decir la verdad.

El príncipe apretó los puños en un intento de mantener su imagen honrada, pero internamente todo él era un caos, se odiaba por no ser consciente de los cambios en Alexby, se odiaba por no haber mantenido las cosas en normalidad, por haber puesto en peligro a Alex y por los estúpidos rumores que se esparcirían en los siguientes días.

Sí a Alex le hubiese pasado algo... Pensó. Ni siquiera mi vida sería suficiente para compensar mi error.

***

No fue hasta medio día que Alexby despertó. Su fiebre había disminuido y el dolor ya era soportable.

Joder, ¿acaso me pasó un carruaje encima?

-¡ALEXBY! –el dolor regresó.

-¡AAAH! ¿Qué mierda te pasa? ¿Por qué estás gritando?

Silencio.

Alexby había hablado de esa forma sin pensar. Suponiendo que estaba en el palacio, y que los únicos con permiso a entrar en su habitación eran sus hermanos y el rey, se atrevió a hablar de manera indecente esperando solo un regaño de Vegetta. No fue hasta que sus ojos enfocaron de nuevo que se dio cuenta que Fargan estaba ahí.

De hecho era el único que estaba en su habitación.

¿Qué hace él aquí? ¿Dónde están los demás?

-Perdón –dijo Fargan terminando con el silencio. Estaba un poco sorprendido e incluso feliz, nunca había oído a un príncipe hablar con malas palabras, incluso él luchaba por no decirlas, escuchar a Alexby usar ese vocabulario era muy tierno y maravilloso, como si las groserías fueran en su lugar halagos vigorosos.

-No le digas a nadie que me escuchaste decir una mala palabra, ¿entendiste?

-Juro que no le diré a nadie.

Alex suspiró antes de volver a recostarse sobre la cabecera de la cama, aún seguía un poco adormilado y sin recordar demasiado de cómo llegó hasta el palacio. Por suerte ninguno de sus hermanos estaba ahí, así que no importaba si dejaba salir información sobre Willy frente a Fargan.

-Iré a comunicarle al rey que ha despertado –Fargan estaba a punto de salir cuando Alex lo detuvo.

-Espera –el príncipe quería hablar en privado. –Hay algo que tengo que hablar contigo.

Fargan regresó al lado de Alexby.

-Esto también debes jurar que no se lo dirás a nadie.

Fargan asintió.

-Anoche... fui a los barrios bajos, las cosas se complicaron y cuando pensé que moriría alguien me salvó –Fargan esperó a que continuara, se notaba que al príncipe le costaba continuar; jugaba con la esquina de la sabana y evitaba mirarlo directamente a la cara. –Conocí a Willy.

Fargan no dijo nada. Había hablado sobre Willy con Alexby en el baile de primavera, todo debido a que Alexby notó que Fargan ya tenía a alguien desde antes de saber sobre el compromiso. Con honestidad, Fargan se sinceró con el príncipe, hablando sobre cómo conoció a Willy, lo buen cocinero que era, sus atributos físicos, la personalidad sarcástica pero amable que Willy tenía, sobre lo mucho que lo quería y sobre... Estar dispuesto a terminar con todo eso para poder quedarse con Alexby, ya que eso era lo correcto.

Ni en sus más alocados sueños imaginó que Alexby y Willy algún día se encontrarían.

Sabía que Alexby era amable por naturaleza y que le afectaba bastante el tener que casarse con él sabiendo que tenía a Willy, pero siempre pensó que en algún punto Alex lo superaría. Y aunque él nunca olvidaría a Willy, encontraría una armonía en su vida junto a Alexby.

Cada día dolería como el infierno, pero estaba seguro de que Alexby lo haría menos doloroso.

-Es... -continuó el príncipe. –Es una persona increíble, entiendo por qué te enamoraste de él.

Hubo un silencio lacerante antes de que Alex continuara.

-Y tienes que permanecer a su lado.

Fargan levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Alexby; una mirada sincera, radiante, y cargada de tranquilidad.

Los ojos de Fargan se llenaron de lágrimas, no tardó en comenzar a llorar.

-¡¡Hey!! ¿Por qué estás llorando? ¡Fargan!, las sabanas, las llenarás de mocos. 

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora