Entrenamiento obligatorio

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SESENTA Y SIETE

Juntos llegaron a una posada simple, pero acogedora. Alex ya había experimentado dormir en una bodega llena de trigo, dormir en una posada ya no era un problema, aunque Frank no sabía eso.

-Eeeh, podemos buscar algo mejor.

-Da igual -Alex pasó de largo de Staxx, entrando a la posada, después regresó con la cara un poco sonrojada. -Olvidé traer dinero conmigo.

Staxx se dio cuenta de algo alarmante, ¡él también había olvidado llevar dinero!

Los dos se quedaron sentados afuera de la posada, luciendo un tanto patéticos.

-Podrías decir que eres el príncipe -sugirió el mayor.

-No me gusta usar mi título para obtener beneficios -Alex se levantó. -Da igual, seguiré con mi camino, tengo que llegar a la capital.

A pesar de que ahora Alex lucía mucho más calmado, Frank sabía que dentro los sentimientos del príncipe debían ser un desastre.

Tomó a Alexby por el brazo con la mayor delicadeza posible. Fue sorprendente que Alexby no se resistiera, al contrario, permanecía quieto sin girarse.

Pocos segundos después, el cuerpo del menor comenzó a temblar. Frank sabía lo que ocurría. Atrajo a Alex hacia él, abrazándolo por la espalda y dejando que el príncipe llorara todo el tiempo que necesitara. No podía ver el rostro de Alex, lo cual agradecía, pues pensó que no podría soportarlo, pero todas las emociones se transmitían a su cuerpo, haciéndolo sentir miserable.

-No soy nadie para ti -susurró Frank. -Ni siquiera soy alguien para esta sociedad, pero... Me tienes, total y completamente.

***

Alex llegó dos días después del deceso del rey. Afortunadamente no había esa pasada sensación de luto que imaginó todo el viaje.

Fue rápidamente recibido por dos de sus hermanos.

-¿Cómo estás? -preguntó el mayor de ellos acariciando su mejilla.

-Bien, lamento no haber llegado a tiempo con el tratamiento.

-No es tu culpa, era algo que pasaría pronto de todos modos, fue bueno que no sufriera innecesariamente -aunque Vegetta decía eso, había cierto rastro de tristeza en sus palabras.

Dolió en el pecho de Alex.

Lolito se dio cuenta de que el ambiente comenzaba a decaer, rápidamente entró a la conversación.

-¿Cómo está Maximus? ¿Sigue siendo un viejo pesado que odia a todo mundo?

Alex entrecerró los ojos, fastidiado.

-En serio, ¿qué fue lo que ustedes hicieron? -preguntó a sus dos hermanos.

Vegetta negó con la cabeza antes de irse sin responder.

Lolito envolvió a Alex por los hombros y habló con voz jocosa. -Déjame contarte la historia de cómo Luzu arruinó nuestra reputación frente al mejor amigo de nuestro padre.

Alex infería que poca culpa debió haber tenido Luzu en ese asunto.

Lolito continuó contando historias fuera del tema inicial. Alex solo lo ignoraba dejando que hablara, pero sin escucharlo realmente. Sus ojos se iluminaron cuando vislumbró a cierto castaño de apariencia tierna. Encontrando su vía de escape del loco de su hermano, corrió hacia Jesuss.

-¡Jesuss! -el mencionado se sorprendió de ver al príncipe; internamente emocionado, externamente desinteresado.

-¡Oh! ¿regresaste? Olvidé que te habías ido, ¿cuánto fue? ¿diez días y medio?

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora