Perdiendo humanidad

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DIECIOCHO

¿Debería avisarle a alguien? Se preguntó Lolito cuando al abrir la puerta de la habitación de Luzu se dio cuenta de que este tampoco estaba. ¿Acaso esa noche todos habían decidido escapar?

No importa. Se dijo a sí mismo. No es como si no supiera dónde está.

Lolito siguió su camino, importándole poco la ausencia de su hermano. Lo conocía lo suficiente como para saber dónde estaba y qué hacía.

***

El olor a almizcle, sudor y a esencias aromáticas se mezclaban creando un ambiente embriagante que mareaba a los dos chicos dentro de la habitación.

Uno de ellos se encontraba encima del otro, moviendo sus caderas y complaciendo sus propios deseos con "ayuda" del otro, quien solo lo miraba desde abajo, contemplando la imagen lasciva de un príncipe envuelto en placer, orgulloso de sí mismo por ser el único con esos privilegios; celoso al mismo tiempo de no poder poseerlo de otra manera más allá de lo superficial.

Deseaba tomarlo por completo, llevarlo lejos del reino y someterlo a quedarse con él para siempre, sabiendo perfectamente que el príncipe no se negaría, que el príncipe también deseaba lo mismo. Comenzar una nueva vida, lejos de los conflictos políticos e internos de Karmaland, lejos de cualquier crítica social hacia su 'relación', vivir al día pero amándose sin restricciones, poder externar todo lo que sentía sin miedo a que aquel príncipe abnegado y bondadoso se obsesionara hasta el punto de que incluso a él le sería imposible contenerse.

Luzu soltó un último gemido, llegando al clímax y perdiendo todas las fuerzas en los brazos. Cansado se dejó caer sobre el pecho de Auron, el moreno lo recibió con un abrazo, terminando poco después de un par de embestidas más. 

El castaño tardó en regular sus respiraciones, quería hablar con Auron sobre las cosas que lo inquietaban, pero temía que al contarle a Auron sobre las amenazas en la carta que había recibido, este terminara con lo que hubiera entre los dos.

Después de una ronda más de placer, Luzu se armó de valor y habló.

-Hay alguien que sabe sobre lo que hacemos –soltó sin vacilar. Sintió como el cuerpo que lo abrazaba se tensaba por unos segundos antes de volver a relajarse.

-¿Quién?

-No lo sé.

Auron había decidido mantenerse calmado cuando Luzu confesó que alguien conocía su secreto, pensó en alguno de los hermanos del príncipe, quienes le darían prioridad a la imagen de la realeza antes de lo que estaba moralmente bien o mal; si ese era el caso, entonces nadie se atrevería a decir nada y podrían continuar con sus encuentros clandestinos.

Pero Luzu no tenía idea de quién era esa persona. Eso solo significaba que alguien lo estaba amenazando.

Auron se incorporó, alejó a Luzu de su pecho para poder verlo directamente a los ojos, el príncipe evitaba mirarle, sus ojos vacilaban, sus manos temblaban en el agarre de las sabanas, todo él gritaba miedo.

-Pero tengo algunas pistas y suposiciones –dijo entusiasta, como si eso fuera a resolver el problema.

-Luzu –pocas veces Auron llamaba al príncipe por su nombre, solo en ocasiones que requerían total seriedad. Luzu se tensó, imaginó lo que diría Auron. Temeroso de escuchar un rompimiento de lo que sea que tuvieran, cubrió la boca de Auron con sus dos manos.

-Escucha, no tienes que preocuparte de nada, yo me encargaré de esto, te prometo que nada saldrá a la luz –se notaba la angustia en su voz. Estaba desesperado. –Nada debe cambiar, por favor, confía en mí.

Con esas últimas palabras, Auron terminó de romperse. Ese miedo a que Luzu dependiera tanto de él se había hecho realidad. Luzu estaba dispuesto a arriesgar a toda su familia y a la imagen de todo Karmaland, solo por él.

Fue en ese momento, cuando miró a Luzu directamente a los ojos, que se dio cuenta de que no había vuelta atrás. Estaba encadenado a ese príncipe hasta la muerte.

Estaba enojado consigo mismo, se odiaba tanto por haber convertido a un príncipe bondadoso y empático en un ser egoísta e infame.

-Puff –rio Auron apartando las manos de Luzu de su boca. –Joder, ¿qué he hecho?

Luzu estaba confundido, la risa de Auron le causaba escalofríos. Inconscientemente se apartó un poco.

Auron dejó de reírse después de casi un minuto, entonces se quedó callado otro minuto más, emanaba un aura sombría.

-Príncipe Luzu –por fin continuó. –Será mejor que no se arrepienta de sus palabras.

Los ojos de Luzu se abrieron sorprendidos.

Fue hasta entonces que se dio cuenta de que había 'firmado' una promesa con sus propias palabras.

El miedo se apoderó de él, todo el brillo de sus ojos se fue apagando poco a poco, de repente sentía demasiado frío. Temía perder la humanidad que tanto lo representaba frente a todo el pueblo de Karmaland. Desesperado, se entregó una vez más al hombre frente a él. El dolor del tacto brusco le otorgaba un poco de lucidez.

En una peligrosa necesidad de mantenerse dentro de sus sentidos, gritó por más.

Al final, todo su cuerpo punzaba de dolor.

Sonrió complacido por aún sentir algo


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Nong C.: Luzu se convirtió en un M. 


Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora