De vuelta a escena

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VEINTIOCHO

El colegio fue un sufrimiento para los príncipes. Incluso Luzu, Lolito y Alexby fueron hostigados por los jóvenes nobles dando sus felicitaciones por el compromiso de su hermano mayor y tratando de entablar conversaciones fortuitas.

La situación con Vegetta era peor, todo el tiempo estaba rodeado de jóvenes felicitándolo y hablando como si conocieran a Vegetta de toda la vida. Era como si hubiesen olvidado que hace unos días el aura que emanaba Vegetta sería capaz de asesinar a cualquiera que se acercara a menos de un metro de él.

Pero Vegetta era la representación de lo que todos esperaban, un ejemplo claro de lo que debe estar bien, el molde para ejemplificar a lo que cualquier noble debe aspirar en todos los aspectos. Así que mantenía su imagen amable y accesible, sonriendo e incluso haciendo comentarios esporádicos que daban pie a alargar la conversación.

Tsss. Bufó internamente Alexby desviando su camino para evitar mirar el teatro que se había montado en una de las salas del edificio. Pero al hacerlo, se encontró con Rubius y Fargan en uno de los pasillos.

Ambos charlaban en el alféizar de la ventana, aunque Fargan era el único que hablaba. Alex quería dar la vuelta y tomar otro camino, no estaba de humor para encontrarse con Fargan a una hora tan temprana en la mañana. Su cabeza aún dolía de haber estado todo el fin de semana digiriendo las noticias del día de campo, y ver a Fargan solo detonaba esos pensamientos donde los escenarios de su futuro horadaban su cabeza.

Pensando en cómo sus destinos estaban entrelazados a la fuerza, en como él había sido la desgracia en la vida de Fargan, que él era la causa de que Fargan tuviera que ocultarse para amar a quien realmente estaba en su corazón.

No había otro camino para tomar, detrás de él seguían Luzu y Lolito tratando de zafarse de todas esas personas dando sus palabras de dicha, el único camino era seguir adelante e intentar parecer lo más imperturbable posible. No era tan bueno fingiendo como Vegetta o Luzu, pero de algo debió haber servido vivir con personas que aparentaban todo el tiempo.

Confiando en su imagen solemne y sosegada caminó hacia delante.

Fue inevitable que sus ojos coincidieran con los de Fargan, Fargan estaba a punto de hablar y seguirlo, pero Alex caminó tan rápido que parecía que estuviera huyendo. Rubius notó de inmediato la extrañeza y el cambio de humor en el semblante de su amigo.

Buscando despejar su mente de sus propios problemas, preguntó sinceramente preocupado.

-¿Pasa algo entre tú y el príncipe?

Sudor frío recorrió la frente de Fargan, Rubius no sabía sobre su matrimonio arreglado con Alexby, y de alguna forma misteriosa sabía sobre su amorío con un chico de la clase baja. Confiaba en Rubius, pero cuando se trataba de algo tan delicado que involucraba a la familia real, no podía vacilar y dejar salir sus secretos tan fácilmente, ni siquiera con Rubius.

-¿Qué debería de pasar? Es solo que estoy un poco preocupado, ese día, cuando Vegetta y Reborn anunciaron su compromiso, la piel de Alexby estaba más pálida de lo normal, casi lívida. He pasado un tiempo con él, tal vez no somos amigos, pero sé que es alguien agradable y magnánimo, tengo permitido preocuparme un poco por él ¿no?

Rubius no le creía del todo, pero tampoco había algo que lo hiciera dudar de la explicación de su amigo; no estaba en condiciones para encontrar algún punto de quiebre, así que solo soltó en respuesta: -Supongo que sí.

Después de eso, ambos se mantuvieron en silencio. Se notaba el cambio de ánimo, Fargan había pasado de estar todo jocoso y feliz a tener una expresión complicada. Rubius se sintió incomodo, con ambos desanimados, no había manera de no pensar en Vegetta y Reborn.

Desesperado por una salida, comentó causalmente sin pensar demasiado y sin imaginar que sus palabras causarían un gran efecto en su amigo. –Me sorprendió que cambiaras tan drásticamente tu humor –Fargan lo miró confundido. –Y que esto dependiera de Alexby. Por eso pregunté si había algo entre ustedes dos, dices que no son amigos, pero tu preocupación va más allá de eso. Seguramente es una tontería y solo estoy diciendo estupideces, después de todo, tú ya tienes a alguien, ¿cierto?

Demasiado que analizar. Rubius dijo que sus palabras eran una tontería, pero Fargan no pensaba así.

¿Realmente luzco tan afectado? Pensó Fargan dándose una bofetada internamente. Obvio que estaba preocupado por Alex, pero no pensó que hasta el punto en el que incluso Rubius, a quien todo le daba igual, estuviera al tanto de sus sentimientos.

Debía desviar el tema de conversación. Rubius había sacado el tema 'Willy', Fargan tomó eso como una oportunidad para indagar más sobre cómo Rubius sabía sobre su relación con alguien de los barrios bajos. Desde hace mucho quería preguntar, pero nunca se daba la ocasión; esta vez era el momento perfecto.

-Tienes razón, pero ¿tú cómo sabes eso? No recuerdo habértelo dicho.

-Pufff –rio Rubius. –No soy tan idiota –eso alertó a Fargan, ¿quería decir que estaba siendo muy obvio? Rubius captó la angustia en Fargan, ese rostro de piel tostada bajando tonos mientras más tiempo tardaba en continuar. Comi si leyera la mente, continuó: –No te preocupes, no es tan obvio, es solo que pocas personas me interesan, eres mi único amigo, es lógico que te preste más atención que al resto. Sobre cómo supuse –y adiviné, –que se trataba de alguien de los barrios bajos, bueno eso fue suerte. Te vi un par de veces bajando a esa zona del reino, al día siguiente, siempre estabas más alegre de lo usual, ese patrón se repitió en cada ocasión que te observé ir a los barrios bajos. No creo que haya demasiados motivos como para que algo te ponga tan de buen humor en esos lugares de mala muerte, fue fácil deducir que debía de tratarse de alguien.

Su explicación tenía mucho sentido. Ahora que había admitido totalmente estar en una relación con alguien de los barrios bajos, Fargan no podía, por ningún motivo, decirle a Rubius sobre su compromiso con Alexby, al menos no por ahora.

***

Los días fueron largos y pesados, las lluvias del verano causaban una humedad sofocante y asfixiante, o tal vez era que con cada día que pasaba, más cerca estaba la boda.

De repente, se sintió como cambiar una vela cuando la otra se había acabado, solo faltaba menos de dos semanas para la celebración. 

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora