CUARENTA Y DOS
El hombre dentro de la cúpula tenía una postura muy diferente a lo que Luzu había imaginado. Los últimos días, mientras más se acercaba la fecha de su encuentro con la persona que había estado extorsionándolo, imaginó infinidad de veces la apariencia de esa persona; aunque hubo muchas suposiciones en su cabeza, al final llegó a la conclusión de que su enemigo debía ser alguien de postura firme, silueta delgada, rasgos afilados y una elegancia natural y salvaje similar a la que transmitía con su escritura en las cartas.
La persona delante de él era muy diferente, tenía puesta una gruesa capa negra, de calidad alta, era delgado e incluso detrás de la capucha podían verse unos ojos oscuros, pero nada de él se sentía auténtico. Como si no encajara en ese personaje. Sus hombros estaban un poco caídos, la postura ligeramente encorvada y no trasmitía ningún tipo de seguridad.
Para agregar más dudas, si bien ese sujeto desprendía un ligero aroma a gardenia, también se mezclaba un olor a tierra, polvo e incluso podía jurar que a cebada. Una esencia que solo vendría de alguien sórdido.
La persona extendió la mano sin decir nada, esperando a que Luzu le entregara los documentos, pero en su lugar Luzu retrocedió dos pasos. No podía ver el rostro del hombre, pues una máscara de porcelana cubría su identidad, pero Luzu pudo distinguir como las cejas del hombre se crispaban, claramente extrañado por la acción del príncipe.
-¿Qué intentas hacer? –preguntó el enmascarado. Tampoco su voz coincidía con las premoniciones de Luzu, además que usaba un lenguaje informal.
Luzu no era tonto, su verdadero enemigo diría algo como "¿Qué es lo que piensa, príncipe Luzu?", con una voz refinada y formal, tanto exquisita como atrayente al escuchar.
-¿Dónde está él? –preguntó el castaño presionando la carpeta a su pecho con fuerza.
-¿De qué hablas?
-No soy idiota, sé que no eres quien envía las cartas –el hombre pareció sorprenderse, pero como si fuera algo que ya estuviera escrito en el guion que recibió, volvió a retomar la calma. -¿Está aquí?
El príncipe miró a su alrededor, estaba muy oscuro por todos lados, el viento movía los arboles del entorno dificultando encontrar a alguien escondido.
-¿En serio rebajó tanto mi intelecto? –cuestionó Luzu un tanto ofendido.
-No fue así –Luzu levantó la mirada, su enemigo falso prosiguió a explicar. –De hecho era justo lo que debía de pasar. Aunque esa persona supuso que lo sabrías desde un principio.
El rostro de Luzu se transformó en una mueca desagradable. Esta vez estaba totalmente ofendido, pero no podía reclamar nada pues admitía que había sido muy estúpido.
Se había obsesionado tanto con conocer la identidad de su rival, que nunca cayó en cuenta de que era obvio que el antagonista de su vida enviaría a alguien más en su lugar.
-Hagamos un trato –habló Luzu después de calmar su ira.
-¿Qué?
-Te pagaré lo que quieras, todo el dinero que necesites, solo dame una pista de quién te envió. No necesito saber su identidad, pues no sería divertido, pero al menos dame una pista para continuar con este juego.
El hombre dudó, apretó los puños hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
Cuando Luzu pensó que cedería, dio su respuesta: -No puedo hacer eso.
-¿Por qué? ¿Cuánto te pagó? Te daré el doble, incluso el triple. No, la oferta será mejor, te daré lo que pidas.
-No es una cuestión de dinero –gritó el encapuchado.
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Without a Crown KARMALAND AU
FantasyLos cuatro príncipes de Karmaland no son solo caras bonitas y modales impecables. Detrás de tanta perfección, se ocultan secretos cada vez más escandalosos que los anteriores. El reino sufrirá las consecuencias de las guerras en reinos cercanos. El...