En casa

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SETENTA Y CUATRO

-¿No piensas ir con él? -preguntó el pelirrojo a mitad del pasillo dentro de una torre en la que la vista en la parte más alta daba perfectamente al frente de la plaza principal.

-Tengo asuntos que atender -contestó el mayor sin mirarle.

-Así que decides escapar. No pensé que fueras así de débil -Lolito cruzó los brazos y recargó su cuerpo en la fría pared; su rostro relajado con una sonrisa sardónica que no denotaba ningún tipo de diversión.

-¿Crees eso? -Vegetta se giró, mirando directamente a su hermano, con los ojos en llamas y el dolor reprimido. -Soy quien más quisiera poder estar a su lado en este momento, pero hay un país que está a punto de entrar en guerra, un país que no cuenta con un rey ni con la estabilidad social para poder ganar. Dime, Lolito, ¿tú que harías en mi posición?

Lolito en verdad quería responder a esa pregunta, pero sabía que no debía hacerlo. Suspiró y se acercó a Vegetta, tomó su hombro y dijo con la voz firme: -Yo cuidaré a Alexby.

***

Aunque había sonado tan convincente, e incluso causo que Vegetta se sintiera mucho más tranquilo, la realidad era que, cuando Lolito llegó al lugar en el que se supone debía estar descansando Alexby, el menor de los príncipes había desaparecido.

-Mierda -maldijo el pelirrojo. -¿Por qué siempre encuentra la manera de escapar? AAAH, ¿ahora qué se supone que deba decirle a Vegetta?

Nah, simplemente no diré nada.

El príncipe también tenía asuntos pendientes. Vegetta estaba siendo muy honesto cuando hablaba sobre una guerra próxima en Karmaland. Era cuestión de tal vez semanas para que el conflicto comenzara; había muchas cosas que preparar y poco tiempo.

***

-Alexby, estás loco, déjame acompañarte.

-NO, tienes que quedarte aquí.

-¡Estás sangrando! -gritó Jesuss importándole poco que pudieran escucharlo. Mientras continuaba hablando, su voz se fue quebrando lentamente. -Por favor, no me pidas que de nuevo me aparte, siempre es así, incluso cuando se trató de mi país decidieron hacerme de lado.

Alex, en lo poco que podía ver debido a que sus ojos cada vez se cerraban más, alcanzó a visualizar que probablemente Jesuss estaba llorando.

-Lo siento -dijo Alexby antes de desenganchar el carruaje del caballo y huir solo.

Jesuss, tal vez todos te apartamos del peligro no porque no confiemos en ti, sino porque creemos que mereces estar a salvo más que nadie.

El castaño se quedó solo a mitad del camino, ni siquiera se sorprendió cuando Alexby se fue, como si fuera algo que ya sabía que sucedería.

Suspiró más por costumbre que porque realmente lo necesitara. Sus ojos rojos se fueron aclarando; pensó: Lo intenté. Bien, ahora que Alex está fuera es hora de seguir con este espectáculo.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a la ciudad, solitario, pero inquebrantable, tal vez siempre fue así, tal vez ese era su destino.

***

El camino fue tortuoso debido a que el invierno ya era un hecho en su máximo esplendor. Había conseguido hacerse un vendaje improvisado con algunas prendas que Jesuss le dio para cubrirse del frio. Para un noble sería un desperdicio desgarrar prendas tan costosas, para él, desde hace mucho ya nada de eso tenía valor.

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora