El anuncio de un matrimonio

667 115 12
                                    

VEINTICUATRO

Sobre una carpa de cambray, fabricada de finas hebras de tafetán, se erguía un sol primaveral encantador y mesurado; del tipo que acaricia la piel y deja la sensación cálida de los rayos áureos en contacto con la superficie, sin ser sofocante o abrasadora, pero lo suficiente para querer permanecer un rato más debajo de él.

En combinación, el aire otorgaba una frescura sutil que llevaba rastros del olor de las flores que rodeaban la explanada de césped donde pequeñas mesas y sillas habían sido acomodabas bajo la carpa. Fuera de la carpa, sabanas gruesas se esparcían cerca del lago, donde niños pequeños jugaban con el agua en supervisión de los padres, quienes platicaban con otros padres de familia sobre asuntos variados, probablemente sobre negocios o sobre deportes de la nobleza.

Las mujeres, con vestidos hermosos y ligeros, paseaban de la mano a lo largo de los senderos de piedra con sombrillas de diseños exquisitos o con copas de jugo en la mano. Por sus sonrojos y risas podían inferirse los temas de su conversación.

Sin dudas era un día encantador e idílico para un día de campo.

Poco después de media hora desde el inicio de la reunión, los príncipes Luzu, Alex y Lolito aparecieron juntos. Por un momento, exceptuando a los niños, todos dejaron de hacer lo que hacían para darles un vistazo.

Tan encantadores. No podían ser descritos con adjetivos más bajos que ese.

Fueron solo unos segundos de silencio antes de que la mayoría de personas se acercaran a ellos para rodearlos y saludarlos cortésmente.

-¡Príncipe Lolito, príncipe Luzu, príncipe Alex! -los invitadospululaban a su alrededor causando un ambiente un tanto sofocante.

-Encantado de verle, señora Relish, señor Gastrell, joven Smellie... -Lolito saludó a cada uno de los presentes.

-Es, es, un gus...gusto verle de nuevo, señorita Amery, conde Montero –a pensar de que Luzu hablaba con nerviosismo, pudo nombrar a los invitados que más cerca estaban de él.

Mierda, no conozco a nadie. Pensó Alex reprendiéndose por no haber estudiado la lista de asistentes con antelación. Afortunadamente, a su campo de visión llegó la imagen de dos personas que reconocía. Estas dos personas  esperaban, apartados de los demás, su turno para recibir a los príncipes.

Alexby caminó hacia ellos pasando desapercibido y sacando ventaja de su estatura.

-Príncipe Alex –anunció Rubius al verlo acercarse a ellos. Fargan estaba un poco sorprendido de que Alexby tomara la iniciativa de reunirse con él.

-Fargan, [...] -Alexby intentaba recordar el nombre del peliblanco, dijo por lo bajo, no muy seguro: -Rublus.

-Pufff –Fargan casi escupe el bocado de profiterol que comía.

-¡Heeeyy, soy Rubius! –la cara de Rubius era una fiesta de colores, de repente blanco pálido, rojo escarlata, líneas moradas por las venas; su irritación se reflejaba perfectamente.

Alexby lo miró desconcertado, no esperaba que alguien le levantara la voz, Rubius se dio cuenta de inmediato de su error y prosiguió a corregirse. –O Rublus, también puede llamarme así –conforme hablaba, su voz se hacía cada vez más baja. –Duque Rubén, Rubén Doblas, Rubius, cualquiera es correcto.

Fargan sintió que ya era suficiente la humillación a su amigo, dirigió la atención a él. –Príncipe Alex, perdone el atrevimiento, pero ¿puedo preguntarle la razón de este convite?

El menor pareció dudar un poco, respondió con el mismo aire. –No estoy seguro. El rey me dijo que se hará un anuncio importante, pero no ha aparecido. Vegetta y Reborn tampoco, sospecho que se trata sobre algún tipo de convenio político con Egoland. Vegetta es quien siempre se mantiene al lado del rey en asuntos oficiales, tal vez por eso aún no está aquí.

Cuando terminó de hablar, fue como si los hubiera invocado, el interés antes puesto en Lolito y Luzu ahora se dirigió a los recién llegados.

En la cabeza, el rey de Karmaland entraba con elegancia y modestia. Una sonrisa cordial iluminó el ya resplandeciente día. Detrás de él, a los lados, caminaban Reborn y Vegetta, cualquiera apostaría que también eran reyes; reyes jóvenes que dejaban a Mangel encabezar el trio solo por respeto a su generación anterior.

Reborn sonreía de una manera diferente a la de Mangel,pero igual de impactante, una sonrisa demasiado acentuada que extrañamente nollegaba a sus ojos. Vegetta mantenía su comportamiento serio que daba unasensación de seguridad y sabiduría. Todo era perfecto respecto a estas trespersonas. 

El día continuo según lo esperado, el rey charlaba con cada familia de forma individual, tomándose su tiempo con cada una de ellas, los príncipes hacían lo mismo. A veces se integraban en actividades típicas de un día de campo como lo eran cantar canciones de feria, jugar partidas de ajedrez, acercarse a la orilla del lago a hablar sobre temas triviales, etcétera.

Los tres príncipes menores, cansados de sonreír todo el tiempo y fingir comodidad se alejaron poco a poco de la multitud. Alex se quedó junto a Fargan y Rubius con el pretexto de hablar sobre el colegio, Luzu ayudaba a los meseros a servir agua y bocadillos aprovechando la imagen abnegada y extremadamente amable que todos tenían sobre él para convivir lo menos posible con las familias nobles, Lolito... él simplemente desapareció sin dejar rastro.

Antes de desaparecer, se llevó consigo una botella de vino y le indicó a uno de los meseros que lo siguiera. Acostumbrado a hacer eso, ¡nadie se dio cuenta!

Llegado un punto donde la mayoría estaban animados después de reponer energías con las comidas de buffet, el rey se acercó al centro de la explanada dando a entender que iba a hablar. Naturalmente, todos se acercaron y guardaron silencio, incluso los niños (que por naturaleza eran ruidosos) se quedaron callados y se comportaron a la altura de la situación.

Detrás del rey, Reborn y Vegetta se quedaron respaldándolo en el centro.

-No quería importunar a nadie con esta interrupción, ya que todos parecen estar pasándolo muy bien, pero es precisamente por ese motivo que creo que es el mejor momento para anunciar la razón de este festejo –hizo una pausa para tomar una sonora bocanada de aire. –Es bien sabido que la amistad entre el reino de Egoland y Karmaland es inquebrantable, y fue una sorpresa para mí cuando me enteré que esta amistad no solo era acerca de dos reinos, sino también de dos personas importantes para mí –al decir eso, tanto Reborn como Vegetta se pusieron a su altura, los tres formaban una línea recta. –Una de ellas es mi preciado hijo y el príncipe mayor de Karmaland, Vegetta, la otra es el próximo rey de Egoland, Reborn, a quien he visto crecer desde que era un niño y a quien he visto convertirse en un hombre desde mucho antes de la muerte de mi buen amigo que fue su padre.

⏩ Los he convocado con el propósito de compartir mi dicha ante el anuncio que, considero apropiado, es mejor que hagan el príncipe Reborn y el príncipe Vegetta. Antes de esto –Mangel giró para mirar a Reborn –quiero decirte que estoy seguro de que te convertirás en un excelente rey y de que cuentas con el respaldo de todo Karmaland para ello. Y Vegetta –giró para mirar a los ojos a su hijo. –Desde siempre has sido mi más grande orgullo, te amo, hijo.

Los ojos de Vegetta parecieron brillar más, Alexby notó que era similar al brillo previo a llorar. Dudaba que fuera por felicidad. Él mismo estaba consternado y no entendía nada de lo que pasaba, el ambiente era extraño y quería que terminara ya, pero aunque quería interrumpir y llevarse a Vegetta de ahí, se quedó quieto en su lugar. 

Cedida la palabra, Mangel se unió a los demás invitados dejando a Vegetta y a Reborn en el centro. Reborn fue el encargado de hablar. 

Su discurso fue del tipo "agradezco a Karmaland por su amabilidad, agradezco a la familia real por (...)" y más rodeos formales que hacían imposible adivinar cuál era su punto. Entonces, al final de este, su mano rodeó los hombros de Vegetta acercándolo más a él. Sonrió dando la imagen de alguien verdaderamente feliz. Sus palabras fueron fuertes y claras: -El príncipe Vegetta y yo... vamos a casarnos.

No había terminado, cuando todos gritaron y aplaudieron, rápidamente se acercaron a los chicos del centro para expresar su alegría.

Fueron contadas las personas que se mantuvieron alejadas de la celebración, más específicamente cuatro: el príncipe Luzu, el príncipe Alex, Fargan y Rubius.

Los ojos de Vegetta se encontraron con los de Rubius, no podía descifrar lo que sentía. Vegetta apartó la mirada con frialdad. 

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora