Un héroe albino

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DIECISEIS

Había comenzado a llover cuando el príncipe por fin llegó al borde de los barrios bajos. Esa incomodidad de estar siendo "vigilado" había desparecido tan pronto como las gotas se volvieron constantes y seguían un ritmo melódico.

De nuevo volvió la adrenalina que causa lo incierto.

Su primera impresión a primera vista era que los barrios bajos no difería mucho de la zona entremedia del reino, incluso estaba un poco sorprendido, las casas no lucían tan mal y las calles tampoco podían considerarse "basureros". Pensó que cualquier persona podría vivir ahí sin ningún problema.

Pero esa era la primera impresión, mientras más se adentraba en la zona, más evidente era saber dónde se encontraba; los ruidos ya no eran producto de animales o del clima, sino de acciones humanas, había casas abandonadas con vidrios rotos y puertas forzadas, los comercios cerrados tenían rejas dobles, las calles empedradas se transformaban en caminos de adobe y tierra, en general se sentía un ambiente pesado y asfixiante.

Ver sombras moverse entre las calles ya no comenzó a ser raro, Alexby pensó que si actuaba como alguien que conocía el lugar pasaría desapercibido, desafortunadamente nada de él encajaba en ese lugar: su silueta menuda, sus movimientos delicados, la ropa de calidad, todo él se convirtió en un punto al que todos miraban con gula.

Antes la sensación de estar siendo perseguido era solo una suposición, ahora era evidente. Mientras seguía caminando, y discretamente aumentaba la velocidad, un sonido metálico sonó a sus espaldas, de reojo miró hacia atrás, dos personas salieron de un callejón directo hacia él. 

Ya no podía aparentar, corrió sin una dirección fija. Los callejones eran estrechos, la falta de iluminación tampoco ayudaba a distinguir qué tenía enfrente, sus persecutores eran dos hombres de no más de treinta años, con cuerpos trabajados, ágiles y rápidos, además tenían ventaja al conocer la zona.

En algún punto, uno de los sujetos había desaparecido, Alexby dio unos vistazos a sus lados intentando encontrar alguna señal de él, al mismo tiempo debía cuidarse del otro sujeto que estaba a punto de alcanzarlo.

Cuando estaba por girar en un callejón y seguir corriendo, el otro sujeto que había desaparecido cayó desde arriba para interceptar su paso.

No había lugar para seguir huyendo, estaba rodeado por ambos.

Mierda, ¿moriré aquí? De ninguna manera, ni siquiera he descubierto la verdad. Pensó el príncipe recuperando el aliento y parándose erguido, como si conociera a esos sujetos de toda la vida y les tuviera completa confianza.

-Supongo que no querrán hablar –dijo colocando una mano detrás de la capa, se veía relajado y cómodo.

-Tsss, corres rápido niño –contestó uno de los hombres. Ninguno mostraba muestras de cansancio, su ropa era ligera debido a la humedad cálida de la lluvia en primavera, Alex se sentía abrumado y con ganas de arrancarse dos capas de ropa. –Te daré unos segundos más de vida solo por eso.

-Puff –rio el príncipe llevando su otra mano a sus labios en una acción grácil y elegante. –No me den tantos méritos, soy el más lento de mis cuatro hermanos.

-¡Idiota! –gruñó el otro hombre lanzándose directamente a atacar.

Alex mentía un poco, no era el más lento, sino todo lo contrario; un príncipe no solo debía destacar en las artes y en las ciencias, también debía ser bueno en combate. Gran parte de sus lecciones de defensa personal eran con sus hermanos, Luzu podía considerarse el más débil de todos, pero aun así su nivel era superior al de alguien promedio, Vegetta y Lolito eran los más fuertes, nunca ganó ninguno de sus enfrentamientos con ellos. Vegetta era fuerza y Lolito estrategia, así que si quería tener una oportunidad debía encontrar algo en que destacar, y eso era la velocidad.

Si dejaba que Vegetta lo tocara solo una vez, el combate había terminado, si el combate se prolongaba mucho, entonces Lolito ganaría sin duda. Así que Alex había practicado por años para ser más rápido y aunque nunca llegó a ganarles a ninguno de los dos, al menos había conseguido acertar un par de golpes críticos.

Esquivar los ataques de aquel hombre fue fácil, pronto el otro también se integró a la pelea. Sorpresivamente Alex seguía teniendo ventaja. No quería atacar a ninguno de ellos, solo estaba buscando una abertura para escapar. Vio una oportunidad cuando ambos hombres extrañamente se detuvieron unos segundos.

Pero no pudo escapar.

Después de todo, esas personas pertenecían a un mundo desconocido para él, sus enfrentamientos triunfales con hombres nobles no servían de nada contra dos sujetos que vivían luchando todos los días.

Ambos sujetos sonrieron tétricamente antes de volver a la pelea. Era evidente que algo había cambiado, Alex comenzó a sentirse oprimido, tenía que responder mucho más rápido que antes y el cansancio alentaba sus movimientos. La diferencia en el nivel fue evidente cuando el primer golpe aterrizó en sus costillas, después de eso vino otro a su hombro.

En un acto desesperado, retrocedió dos pasos y sacó la daga que había guardado antes de salir del palacio. Eso no pareció importarles a sus atacantes, quienes se acercaron amenazantes y continuaron luchando.

Alex acertó superficialmente algunos ataques, pero estos solo causaron tajos en zonas no importantes, el que el príncipe evitara los puntos cruciales tampoco le daba ventaja.

Cansados de seguir "jugando" uno de los hombres tomó con fuerza la mano de Alexby, apretó hasta que Alex dejó salir un gruñido de dolor y soltó la daga. El otro hombre lo empujó con fuerza directo hacia la pared.

Alex sintió un hormigueo en toda su espalda y después un dolor punzante. La imagen frente a él comenzaba a hacerse borrosa.

Una mano tomó su mandíbula, obligándolo a ver hacia arriba.

-Hey, este chico no solo es bueno escapando y luchando, también es muy bonito, ¿deberíamos venderlo como esclavo sexual? Estoy seguro de que pagarán bien.

El otro hombre bajó la capucha que cubría la cabeza de Alexby, su expresión mostraba la sorpresa ante la revelación. –Wow tienes razón, es una preciosura, evitemos golpear su rostro.

Un golpe en el abdomen terminó con su capacidad de enfocar correctamente. Todo daba vueltas a su alrededor.

Mierda, mierda, mierda, no te desmayes ahora, debes seguir luchando.

Alex cerró en un puño la mano que aún tenía libre. Reunió todas sus fuerzas en ese último golpe y lo dirigió al rostro de uno de los dos hombres, pero el golpe no terminó de impactar.

El agarre que mantenían en él se liberó, Alex cayó al suelo de rodillas, escuchaba lejano aullidos de dolor y golpes fuertes, un combate se estaba desarrollando frente a él. Era difícil enfocar la imagen, solo veían a un hombre moviéndose ágilmente. La lucha solo duró unos pocos minutos, dos hombres cayeron noqueados por un chico que lucía como un vagabundo al borde de la muerte.

El chico se acercó a Alex, le ayudó a levantarse y lo apoyó sobre sus hombros para facilitarle el caminar. 

-¿Qué hace alguien de la realeza en un lugar como este? –preguntó el chico, no dio tiempo para que Alex respondiera. –No importa, primero vayamos a un lugar seguro.

Lo último que recordaba Alex era el perfil de un chico delgado y alto, ojos pequeños y feroces, cabello platinado, una boina verde enebro y piel pálida.

Esa descripción...

-Willy –susurró el príncipe antes de desmayarse. 

Without a Crown KARMALAND AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora