SESENTA Y TRES
La escena se encontraba en un punto muerto en el que los tres involucrados mantenían una expresión complicada. La sangre se derramaba del abdomen del enmascarado, manchando su atildada camisa blanca que se dejaba ver por el tajo en la gruesa capa.
Parecía un corte más superficial que realmente significativo, pero la rapidez con la que la camisa se pintaba de rojo podía ser alarmante.
Luzu no había medido la fuerza con la que atacó. Sus ojos temblaban por la idea de pensar que el corte podría ser mortal. Su plan inicial solo consistía en dejar al antagonista inconsciente y secuestrarlo para después sacarle toda la información posible; matarlo vendría después de obtener la información que necesitaba.
Aunque menos afectado que Luzu, Auron tampoco sabía cómo actuar. Quería moverse, pero no podía, todo su cuerpo estaba rígido e inmóvil. El líquido rojo derramándose en el suelo se reflejaba en sus ojos oscuros, tomando la tonalidad de este y otorgando un brillo escarlata que se conjuntó con la escena siguiente en la que el enmascarado corrió en dirección a Luzu.
El enmascarado había aprovechado la confusión de los dos atacantes para hacer un movimiento fuera de lo defensivo. Como si no estuviera lastimado, sagazmente desprendió la daga de la mano del príncipe, lo tomó por el brazo y lo derribó en el suelo. El filo de la daga sobre el cuello del príncipe, a solo unos cuantos milímetros para cortar la piel.
-Ni se te ocurra moverte -amenazó a Auron sin darle una mirada. -Debí adivinar que no serías bueno con las armas -esta vez hablaba con Luzu. -Sabía que intentarías algo estúpido, pero no pensé que tanto. Eres más idiota de lo que imaginé.
El enmascarado acercó su rostro al de Luzu, Luzu podía oler el aroma a gardenia. La respiración de su enemigo traspasaba la máscara y chocaba en su mejilla, se sentía como si su piel estuviera siendo quemada por un vapor tórrido. -Olvida nuestro acuerdo -continuó. -Te mataría ahora mismo, pero no sería divertido. Escucha bien, yo mismo me encargaré de que sufras de la peor manera posible, arruinaré tu vida hasta un punto en el que tú mismo serás quien termine con ella.
La expresión en el rostro de Luzu no reflejaba el miedo que en realidad sentía. Al menos aún podía aparentar un poco de dignidad, aunque sus ojos rojos y acuosos no ayudaban mucho.
Los movimientos del enmascarado fueron tan rápidos como siempre. En menos de diez segundos ya había desaparecido cualquier rastro de él.
-¿Estás bien? ¿Te lastimó? -Auron se tomó el tiempo en examinar a Luzu, no encontró nada alarmante, solo había unos cuantos hematomas y raspones triviales.
Luzu masajeaba su cuello, aún podía sentir que presionaban una daga sobre él, tal vez tendría que vivir con esa sensación el resto de su vida. -Los planes han cambiado -Auron lo miró un tanto incrédulo. Después de vivir una amenaza de ese estilo, esperaba que Luzu estuviera asustado e incluso traumado. En su lugar parecía que una llama se había encendido en los ojos de Luzu, una llama dispuesta a arrasar con todo a su paso para lograr su venganza, importándole poco involucrar a inocentes.
La humanidad de Luzu había desaparecido por completo.
-Mataré a ese imbécil lo antes posible.
***
Habían pasado dos días desde que Alex llegó a la casa de Maximus, dos días en los que Alexby tuvo que soportar las indecencias de un perro en celo, los gritos de una chica con voz aguda y los regaños de un viejo irascible. Aunque la atmosfera del lugar era muy caótica, no se sentía del todo incómodo estando ahí.
ESTÁS LEYENDO
Without a Crown KARMALAND AU
FantasyLos cuatro príncipes de Karmaland no son solo caras bonitas y modales impecables. Detrás de tanta perfección, se ocultan secretos cada vez más escandalosos que los anteriores. El reino sufrirá las consecuencias de las guerras en reinos cercanos. El...