Mateo
—¡Amor, sos un tramposo! —se quejó mi novia mientras apoyaba con fuerza la lapicera en la mesa al ver mi hoja. Nuestros amigos largaban fuertes carcajadas al ver su exagerada reacción por un absurdo juego: se cruzó de brazos enojada como si fuese una nena y me miraba con su peor cara.
Tenía razón, estuve anotándome puntos de más desde que habíamos comenzado a jugar al Tutti Frutti, además de que espiaba sus respuestas para copiarla y así poder terminar más rápido.
—¡Siempre lo mismo con vos, gato de mierda! —largó esta vez mi amigo Dani, quién se hacía el boludo pero en realidad lo vi ojeando las palabras de Valentín en varias partidas.
—Son todos re malos perdedores loco. —excusé divertido mientras le daba el último sorbo a mi lata de cerveza. Estos negaron con su cabeza sarcásticamente ofendidos mientras mordían su labio inferior, menos Olivia quien aún seguía con su rostro tenso y sus brazos cruzados.
—Bueno, corten con la boludez que ya nos tenemos que ir. —interrumpió el ojiazul mientras se levantaba de la mesa con su vista fija en el reloj que llevaba en su muñeca, solamente para tirar facha obviamente.
Nuestros amigos se dirigieron hacia la cocina para buscar las bebidas que pensábamos llevar a la joda, mientras que yo me quedé solo con la rubia aún ofendida por mi trampa en el Tutti Frutti, detesta que haga trampa y es la persona más competitiva que existe.
—¿Te enojaste de verdad? —pregunté arqueando mi labio inferior mientras me acercaba a su cuerpo apenado, pude ver su sonrisita tratando de contener una risa de costado que logró hacerme cambiar de pensamiento. Realmente no lo estaba— Tonta, pensé que te habías enojado. —chasqueé mi lengua divertido mientras largaba una leve risa. Ella imitó mi gesto y se acercó a mi rostro para dejar un pequeño beso en mis labios.
—¿Te tenés que cambiar? —pregunté al ver que estaba maquillada muy hermosa pero aún seguía con la misma ropa. Esta asintió con su cabeza y al instante se levantó de la silla, despidiéndose de mí con un pico en mis labios para luego dirigirse hacia la habitación del ojiazul para cambiarse.
—¡Mateo vení! —gritó Valentín desde la cocina como si estuviese a kilómetros de distancia. Eran apenas algunos metros y no era necesario alzar la voz.
—¿Qué pasa? —pregunté acercándome con pesadez a la cocina, al recién nombrado se lo veía algo enojado, mientras que Dani tenía su teléfono en la oreja con impaciencia.
—No hay remises por ningún lado, vamos a tener que ir caminando. —bufó ofendido mientras chasqueaba su lengua.
—Nos van a cagar choreando a esta hora. —me negué con el ceño fruncido, estos se quejaron enojados como si tuviesen diez años.
—No me pienso perder la joda boludo, vamos a pie. —insistió el castaño mientras guardaba su celular en el bolsillo. Como si una joda fuese tan importante, o como si no saldría todos los fines de semana.
Iba a responderle, yo no pensaba arriesgarme caminando solo por la calle por una simple noche, pero mi celular comenzó a sonar interrumpiendo la conversación con mis amigos.
Me acerqué a pasos acelerados al living nuevamente y al ver que la llamada entrante era de mi progenitora, no dudé en atenderle.
—Hola ma ¿qué pasa? —pregunté apenas llevé el celular a mi oreja, me parecía extraño que este despierta a estas horas de la noche.
—Perdón que te joda Mateo, yo sé que querías salir con los chicos...—comenzó a hablar algo apenada, fruncí el ceño preocupado al oír sus palabras— pero hoy tengo que quedarme a hacer doble turno y no quiero que Emi quede solo en casa. —habló algo apenada, suspiré hondo al oír su explicación. A veces me molesta que la hagan trabajar de más como si ella no tuviera una vida, pareciera como si vive para trabajar y no disfruta nada.
ESTÁS LEYENDO
Akira; trueno.
Romance"Siempre imaginé que algo especial tenías, tu nombre encaja perfectamente con vos. Sos luz, y llegaste justo para iluminarme en la oscuridad donde yo estaba metido" Esta novela habla de temas sensibles y delicados que pueden ser ofensivos al lector...