capítulo treinta y uno.

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Mateo.

—Al fin te acordás de nosotros, hijo de puta. —soltó el castaño mientras lo saludaba con un abrazo.

—Sos peor que las minas vos, trolo de mierda. —contesté acompañado de una fuerte risa, al mismo tiempo que también saludaba a Valentín de la misma manera.

Realmente pasó bastante tiempo sin vernos...

—¿Y la otra pibita?¿Dónde anda? —preguntó el castaño refiriéndose a Akira, y sentándose en los típicos troncos de la plaza que siempre usamos de banco.

—Se enganchó con el Paulo, supuestamente lo va a traer ahora con ella. —contesté bastante desinteresado mientras me sentaba frente a ambos. Aunque no me molestaba en lo absoluto que ella viniera acompañada, sentía algo extraño al saber que su compañero sería el mismo pibe del cual anda tan enamorada.

No se por qué, no entiendo.

—Re bien boludo, son los dos re buenitos esos. —acotó contento el ojiazul, Daniel también llevaba una sonrisa de oreja a oreja.

—Si, que se yo... —opiné alzando mis hombros mientras ataba los cordones de mis zapatillas, los cuales venían sueltos todo el camino.

—¿Andás peleado con Paulito? —preguntó confuso Valentín, yo lo miré con el ceño fruncido y negué con mi cabeza— ¿Y esa cara de orto? —preguntó alzando ambas cejas de manera divertida, como si yo no viviera con cara de orto las veinticuatro horas del día.

—Es mi cara boludo, no tengo otra. —contesté brusco, él chasqueó su lengua ofendido al oír lo irónico que estaba siendo. Es un sensible de mierda.

—¿'tamos celoso? —preguntó divertido esta vez Daniel, mientras ya llevaba unos cuantos minutos armando el porro y ya estaba acomodando la sustancia picada en el papelillo.

—Tuve un sueño con Akira, un sueño raro. —conté ignorando por completo su pregunta, pero desde que les hablé para juntarnos que quería contarles lo que me sucedió.

—¿Qué soñaste? —preguntó algo desinteresado el castaño mientras pasaba su lengua reiteradas veces por el borde del papelillo, pero frenó sus movimientos cuando apareció por detrás de mi espalda una cuarta presencia que me tomó por sorpresa.

—¿Qué onda la banda? —largó en voz alta en forma de saludo, mientras se acercaba a mis amigos para saludarlos y ellos contentos la abrazaban.

—Amigo, ¿todo bien? —apareció por detrás Paulo, también tomándome por sorpresa ya que ni siquiera imaginé que estaba presente.

Me limité a sonreír forzado y simplemente lo saludé con un choque de puños, mientras esperaba a que mi amiga viniera a saludarme.

—¡Qué raro vos con un porro en la mano! —lo burló irónica a Dani, al mismo tiempo que se sentaba junto a Paulo debajo de un árbol.

Sin siquiera saludarme.

Suspiré hondo y refregué mi cara con ambas manos. No entiendo que me pasa, por que estoy tan enojado con la vida pero juro que no me puedo controlar, no puedo hacer de cuenta que todo está bien si ni siquiera quiero estar en este lugar. ¿Por qué? No se.

—'ta, yo me voy a mi casa. —avisé metiendo mi celular en el bolsillo al mismo tiempo que me levantaba del tronco donde estaba sentado. Sé que irme es mil veces mejor que estar con mi peor cara.

—¿Ya? Recién llegamos, siempre lo mismo vos. —soltó ofendido Valentín, y yo preferí cerrar la boca antes de tener una discusión con él, la bronca es hacia a mí y el resto no tiene la culpa de eso.

Akira; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora