capítulo veintiuno.

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Akira

Mientras Mateo pasaba su lengua por el borde del papelillo para cerrarlo, yo miraba atenta cada movimiento que él hacía, desde que había comenzado a picar la sustancia hasta que terminó de prenderlo.

Sacudí mi cabeza y pestañeé para reaccionar y así salir de la nube en la que me encontraba, ya que el morocho ya me estaba estirando el porro para que sea yo quien le de la primera calada.

—Pega piola, así que no te cebes. —advirtió con ambas cejas alzadas. 

—Dejala wacho, está grandecita ya para cuidarse sola. —soltó Dani haciéndose el rígido, todos los presentes sabíamos que solo lo decía para molestarlo, ya que él era el primero en empezar alguna absurda pelea de manos como siempre.

Este último tiempo Mateo empezó a juntarme más con sus amigos. Cada vez que ellos organizaban para juntarse él siempre me ofrecía que vaya con él y de tantas veces que sucedió ahora hasta sus propios amigos me invitan a juntarme con ellos.

—¿Qué te metés vos, chupa verga? —contestó el morocho fingiendo ofensa mientras estiraba apenas su cuerpo hacia adelante para darle un pequeño cachetazo sin fuerza a su amigo, quien se encontraba sentado en un tronco aparte con Valentín— La cuido todo lo que yo quiero, gil. —agregó fulminandolo con la mirada para tensar el clima, pero a los segundos ambos explotaron a carcajadas, son dos boludos.

—¿Compramos una Coca? —propuso el ojiazul cambiando por completo de tema después de varios minutos, donde estábamos en un cálido silencio disfrutando de lo que juntos consumíamos.

—Y Doritos. —agregó el castaño asintiendo con su cabeza, yo asentí sin problema al sentir la mirada de ambos sobre mi esperando una respuesta. Sus vistas fueron desviadas al morocho, esta vez para obtener respuesta de su parte, pero se lo veía bastante concentrado tecleando su celular.

—Che boludito, te estamos esperando a vos. —soltó Dani dándole un leve saque en la sien para llamar su atención. Él frunció su ceño y chasqueó su lengua molesto para luego mirarlo con su peor cara.

—¿Qué querés? —preguntó seco, es increíble como le cambió el humor de un segundo a otro.

—¿Compramos una Coca y Doritos? —repitió alzando ambas cejas, él levantó sus hombros indiferente y se levantó de su lugar mientras guardaba su celular en el bolsillo.

—Hagan lo que quieran, yo me tengo que ir ya. —contestó logrando que todos lo miraramos confusos. Literalmente no llevábamos ni media hora en la plaza.

—Acabamos de apoyar el orto, boludo ¿A dónde vas? —preguntó curioso Valentín, y una leve sonrisita se hizo presente en su rostro antes de responder.

—Agus me invita a la casa, los padres no están en la casa así que seguro me quede a dormir. —contó y a sus amigos automáticamente se les cambió la cara, mientras yo miraba desde mi lugar la situación.

—Boludo venimos a ranchar un toque, ni terminamos el primer porro y encima te vas atrás de un culo. —soltó ofendido el ojiazul mientras se cruzaba de brazos, parecía un nene.

—¿Y cuál hay? Todos los dias nos vemos Valentín, no rompas las bolas. —contestó molesto mientras que, haciendo oídos sordos a su amigo, los saludaba con un choque de puños.

—¿La vas a dejar tirada a Akira? —preguntó esta vez alzando ambas cejas el castaño, y por segunda vez Mateo se molestó.

Frunció su ceño con enojo pero decidió quedarse callado para darse la vuelta y quedar frente a mí. Yo me levanté para tenerlo de frente y así poder hablarle.

Akira; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora