Mateo
Una vez que escuché el timbre sonar terminé de darme una última mirada en el espejo y sonreí canchero al darme cuenta de lo fachero que estaba vestido.
Tengo el autoestima por el cielo, y esto no pasa nunca.
Bajé las escaleras a las apuradas antes de que Akira me haga reclamos de que la dejo esperando en la puerta y una vez que llegué a la apuerta, la abrí permitiéndome ver a la morocha con una leve sonrisita tímida.
Y no pude evitar bajar mi vista hacia su outfit; un top rojo ajustadito con un short negro engomado que realmente la hacían verse el doble de hermosa de lo que ya es.
—Na, bueno, 'tas buenísima. —solté confianzudo, ya que dudo mucho que ella se tomará aquél comentario en otro sentido.
—Vos también 'tas buenísimo. —me imitó soltando una leve risita, y yo no pude evitar sonreír al ver la hermosa hilera de dientes que tiene.
"Pelotudo, ¿qué mierda te pasa?" pensé con enojo. Sacudí mi cabeza para reaccionar y me hice a un lado para que ella pudiera pasar.
—¿Me vas a decir a dónde vamos? —preguntó pasando hasta el living para sentarse en el sillón con total confianza.
Hace unas horas le dije que venga a mi casa y que salgamos a "donde pinte" ya que detesto quedarme en mi casa los viernes a la noche, pero nunca le dije a donde iríamos.
—Culpa tuya no me pude coger a Paulo, ¿sabés, no? —preguntó ofendida mientras me miraba fulminante, yo abrí grande mis ojos al oír aquél reclamo mientras me sentaba a su lado— Estuve todo el día con él pero me invitó para que vaya a dormir a la casa. —agregó cruzada de brazos, como si yo la hubiese obligado a estar conmigo.
—'tas chiquita para esas cosas vos. —solté con mi ceño fruncido mientras la señalaba con mi dedo índice.
—Chiquita la que te cuelga, gil. —contestó aún ofendida, y yo no pude evitar soltar una fuerte carcajada al oír su comentario acompañado de su cara de enojada que la hace verse el doble de tierna de lo que es normalmente.
—No te me hagas la enojada. No es mi culpa que seas lenteja, estuviste toda la tarde para cogértelo. —bromeé dándole un absurdo cachetazo sin fuerza solo para molestarla peor, y lo logré.
Resopló malhumorada y con su peor cara me miró de reojo, para luego volver su vista al frente e ignorar por completo mi presencia.
—No te enojes, era un chiste. —pedí tironeando su brazo, pero ella simplemente se hacía la dura— La puta madre Akira, te quiero llenar la cara de besos. —solté indignado al ver lo tierna que se veía, mientras mordía mi labio inferior. A ella se le escapó una sonrisita tímida que tuvo que retener mordiendo su labio— ¿Me dejás? —consulté acercándome a su rostro y corriendo su cara con mi mano en su mentón para que me mirara, y automáticamente su vista bajo hacia mis labios.
¿Qué carajos está pasando?
—Te dejo. —musitó tan bajo que apenas llegué a escucharla, mientras sus ojos cerrados hacían verla relajada.
Parecía no ser ella, parecíamos ambos dejarnos llevar por la tensión sexual que había entre nosotros, porque se sentía a mil kilómetros de distancia.
Acerqué mi rostro al suyo y al sentir nuestras respiraciones chocar, cerré mis ojos para luego comenzar a dejar algunos besos en varias zonas de su rostro.
—Que linda sos. —musité más para mí que para ella, y al ver la sonrisita que le provoqué sentí una extraña sensación en la panza, y un cosquilleo en todo el cuerpo que no había sentido nunca.
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Akira; trueno.
Romance"Siempre imaginé que algo especial tenías, tu nombre encaja perfectamente con vos. Sos luz, y llegaste justo para iluminarme en la oscuridad donde yo estaba metido" Esta novela habla de temas sensibles y delicados que pueden ser ofensivos al lector...