capítulo catorce.

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Mateo

Después de hablar con mis amigos y pedirles que vinieran a casa para que yo pudiera explicarles algunas cosas, sentí a los pocos minutos el timbre sonando repetidas veces para molestarme como siempre suelen hacer. Me levanté del sillón en el cual me encontraba sentado y caminé los pocos pasos que tenía hacia la puerta, una vez que la abrí pude ver a ambos apoyados en el marco de cada lado.

—¿Qué onda amigo? —saludó dándome un fuerte abrazo Valentín, el cual no fue consentido con la misma intensidad de mi parte ya que no sentía que las cosas estén tan bien como ellos pensaban. Saludé a Daniel con un beso en la mejilla y luego de darle lugar a ambos para que entraran, nos dirigimos hacia los sillones para poder estar mas cómodos. Ellos se sentaron juntos en el sillón grande, mientras yo me acomodaba frente a ellos en el sillón individual para poder tenerlos enfrentados.

—¿Pasa algo? —preguntó algo desconfiado el castaño, mientras entrecerraba sus ojos analizando la situación con presición.

—Eso, ¿para qué nos pediste que vinieramos? —habló esta vez el ojiazul encurvandose en su asiento para escucharme atento.

—Les quiero dejar en claro unas pares de cosas...—dije provocando que ellos probablemente entiendan menos que antes, eso me demostraba el rostro de confusión que se hacía presente en ellos, entonces decidí comenzar a hablar— Primero, para aclarar; no flasheen con Akira, les dejé bien en claro la última vez que somos amigos —recalqué en un tono más alto esta última palabra para que entendieran de una buena vez, ellos frunciendo el ceño su confusos— y me rompe bastante las pelotas que siempre se empeñen con lo mismo. —determiné con algo de enojo al ver la cara de inocentes y víctimas que me ponían— Segundo; lo que hicieron fue de wachines, la hicieron sentir para el orto a ella solamente porque ustedes son dos pelotudos que flashean cosas que nada que ver. —solté con enojo, podía notar como ellos también comenzaban a enojarse al oír el tono de voz que estava utilizando, sin darme cuenta ya estaba comenzando a alzar la voz— ¿Por qué mierda se meten en mi vida, loco? ¡Si yo quiero volver a intentar a estar con alguien ustedes me tienen que bancar no tienen que portarse como dos pibitos de diez años! —grité y ahí sí, como era de esperarse, saltaron a defenderse.

—¡¿Y Olivia qué?! —preguntó Valentín con furia, las venas de su cabeza ya se hacían notar y sus puños comenzaban a cerrarse por inercia.

—¿Valen no entendés que no ayuda un carajo lo que hacés? —hablé esta vez un poco más calmo, sabía que Dani quizás podía llegar a entenderme como siempre lo hace, pero Valentín siempre tiene que ser mi contra y pegarme donde más me duele.

—¿Yo te hago? La estás reemplazando por una mina que conocés hace dos días, Mateo. —acotó con su mirada fría, su tono de voz sonaba igual que el mío: un poco más calmo, pero aún así su enojo seguía intacto.

—Ya está Mateo, dijiste que son amigos, listo yo te creo. —aclaró esta vez el castaño tratando de calmar las aguas, pero me hacía enfurecer peor.

—Me chupa un huevo si me creés, loco. Ustedes tienen que tener un poquito de empatía y ponerse en mi lugar. —solté mirando a Dani mientras sentía como la vena de mi cuello estaba por explotar— ¿Y vos que mierda querés que haga?¿Que me quede toda la vida llorando? —pregunté esta vez a Valentín, con el único que estaba discutiendo desde que empezó la charla— Tengo que empezar a hacer mi vida otra vez Valentín, no me hace bien si sigo aferrado a ella, la tengo que soltar para poder estar bien otra vez. —expliqué lo mas suave posible para que no explotara en furia otra vez, pero lo único que logré fue que enloquezca.

—¡¿A quién vas a soltar, pelotudo?! —preguntó con un tono de voz elevado al mismo tiempo que me daba un fuerte empujón, de esos típicos empujones que siempre terminan en piñas— ¡Yo todavía la sigo extrañando, entonces a vos siempre te chupó un huevo Olivia! —gritó y no pude evitar reaccionar, aquéllas palabras me habían dolido lo suficiente.

Akira; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora